Nestlé España ha decidido instalar una caldera de biomasa en su fábrica de La Penilla de Cayón, en colaboración con la empresa de servicios energéticos Bioenergy Ibérica, dentro de sus planes para impulsar la energía verde hasta alcanzar el objetivo de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050.
La nueva caldera utilizará la cascarilla resultante del proceso de torrefacción del cacao como materia prima para la obtención de vapor. Debido a su enorme poder calorífico, la cascarilla de cacao se puede utilizar como biocombustible y servirá para impulsará la economía circular dentro de la factoría, ya el vapor se utilizará de nuevo en el proceso de tostado del cacao.
La caldera se prevé que entre en funcionamiento en el primer semestre de 2022 y generará cerca de 12.500 toneladas de vapor al año, el 10% de todo lo que produce la planta. Con ello se reducirán en casi 2.500 toneladas las emisiones de CO2 que, directa o indirectamente, produce anualmente la factoría.
Esta caldera complementará otros procesos de generación de energía eficiente que ya existen en la fábrica de Nestlé en La Penilla, como la planta de cogeneración, en funcionamiento desde 1993. Esta instalación proporciona energía eléctrica y un 75% del vapor que se utiliza en los procesos de producción. En 2019 también se introdujeron mejoras en la caldera convencional, por lo que, a partir de 2022, se prevé que la práctica totalidad de la energía que se produzca sea de alta eficiencia.
Con las medidas puestas en práctica hasta ahora, desde 2011 se ha recortado en un 16% el consumo de energía y en casi un 8% las emisiones de CO2 por tonelada producida.
Al mismo tiempo, el centro de producción cántabro ha ido disminuyendo su consumo de agua y ya lo ha reducido en más de un 83%.
A día de hoy, toda la energía eléctrica que adquiere la fábrica proviene de fuentes renovables. También ha aplicado la teoría de “cero residuos a vertedero”, al minimizar su generación y fomentar su reutilización, reciclaje o valorización.
Centro de referencia
Instalada en 1905, la fábrica de Nestlé en La Penilla de Cayón fue la primera de la Compañía en España. Inicialmente dedicada a la elaboración de Harina Lacteada Nestlé y, poco después, a la de leche condensada La Lechera, en 1929 comenzó la fabricación de chocolates.
Hoy, la fábrica de La Penilla es uno de los centros de producción más importantes de Nestlé España. Cuenta con una plantilla media de 900 trabajadores y se dedica a la producción de tabletas de chocolate Extrafino, postres, bombones Caja Roja, cacao soluble Nesquik, cereales infantiles, productos para Nescafé Dolce Gusto y obleas para empanadillas Buitoni.
En Cantabria, queremos ser pioneros
Cantabria Económica y la Asociación Empresarial Cantabria Sostenible ponen en marcha esta sección con la intención de impulsar la adaptación de nuestro tejido productivo a las mejores prácticas ambientales.
Esta iniciativa pretende convertir a las empresas cántabras en las primeras del país que colectivamente afrontan esta política de sostenibilidad y compromiso, dentro de los objetivos establecidos por la Unión Europea para la descarbonización y la economía circular.
Cantabria, por sus especiales valores naturales, se merece tener unas empresas pioneras en la conciliación de su actividad con el medio ambiente y estamos convencidos de que divulgar estas iniciativas servirá como reconocimiento a sus esfuerzos y para motivar a otras empresas a actuar en la misma dirección.
Cada vez más empresas calculan su huella de carbono
Cada vez son más las empresas que ponen un precio a las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que genera su actividad. Un cálculo interno que forma parte de los compromisos empresariales adquiridos hace un lustro en el Acuerdo de París para reducir el calentamiento global, anticiparse a los riesgos climáticos e impulsar inversiones sostenibles, y que ahora deberán realizar las grandes compañías españolas, tras la aprobación en el Congreso de la Ley de Cambio Climático, pendiente de su ratificación en el Senado.
Así, el número de corporaciones que ya incluye este mecanismo en sus planes de negocio (853) o planea incorporarlo en los próximos dos años (1.159) supera ya las 2.000, lo que supone un incremento del 80% respecto a hace cinco años.
Dichas compañías suponen más de 27.000 millones de dólares por capitalización bursátil.
Entre todos los continentes, Europa registró el mayor crecimiento en el número de empresas que evalúan su huella de carbono (39,5% más en el último año) por el impulso de Reino Unido, Francia, Alemania, España e Italia. Le siguen Asia, con un alza del 22%, tras los avances de China, que subió el 27%, y Norteamérica (25%), empujada por EE UU, donde el aumento ha sido del 73%. Aun así, Asia sigue siendo el continente con mayor número de empresas concienciadas (796) frente a las 661 de Europa, entre ellas ArcelorMittal, BNP Paribas, Danone, Enel, Lufthansa, Microsoft, Ørsted o Renault.
En España hay 45 grandes empresas que lo han hecho, entre ellas, Abengoa, Acciona, Iberdrola, Acerinox, IAG, Amadeus, Banco Santander, BBVA CaixaBank, Cajamar, Ferrovial, Grupo Logista, Inditex, Mapfre, Repsol, Cepsa, Enagás, Naturgy y Siemens Gamesa.
España, cuarto país que más redujo sus emisiones de carbono el año pasado
El año de la pandemia tuvo al menos un efecto positivo. España registró el hundimiento más grande de las emisiones que se relacionan con el cambio climático. Las restricciones impuestas para afrontar el coronavirus hicieron que en 2020 las emisiones de dióxido de carbono (CO2) generadas por la energía se redujeran notablemente en toda Europa. Y fue algo especialmente acusado en España, que se convirtió en el cuatro país de la Unión Europea con un mayor descenso, un 16,2% en comparación a 2019.
La media de reducción de emisiones de CO2 en el conjunto de la Unión Europea fue en 2020 de un 10%, y solo tres países se situaron por encima de España en términos relativos: Grecia (-18,7%), Estonia (-18,1%) y Luxemburgo (17,9%).
De entre los países de mayor tamaño y población España es el que logró reducir en mayor proporción sus emisiones en comparación al año anterior.
Por su parte, los socios comunitarios que menos aprovecharon la covid para reducir sus emisiones fueron Irlanda y Lituania (-2,6%), Hungría (-1,7%) y Malta (-1%). En cualquier caso, la tónica general demuestra que en 2020 hubo una notable caída en el consumo de combustibles fósiles en todo el continente.