Airway Shield: el futuro de la intubación endotraqueal es cántabro
Reduce las complicaciones en pacientes y el tiempo de actuación y protege a los sanitarios de aerosoles
La intubación endotraqueal es un procedimiento muy común en medicina, tanto que anualmente se realizan más de 57 millones en el mundo. Aunque salva vidas a diario, conlleva importantes riesgos para el paciente, que puede tener graves complicaciones, y también para el personal sanitario, por la generación de aerosoles que conlleva. El médico cántabro Julio Alonso, residente en Australia, ha creado Airway Shield, un dispositivo que puede reducir el tiempo de intubación a la mitad y proteger al tiempo a pacientes y a sanitarios. Tras haber superado los prototipos los primeros test, está a punto de comenzar a fabricarse.
Julio Alonso estudió Medicina en la Universidad de Cantabria, pero desde hace 15 años reside en Brisbane (Australia), donde ejerce como médico intensivista. Allí ha creado Airway Shield, una máscara para intubación endotraqueal que supone una novedad en el mercado mundial. Es el único producto desarrollado para facilitar la intubación, proteger a los pacientes durante este proceso y, a su vez, a los equipos médicos de posibles contagios por transmisión aérea de virus.
“La intubación es un procedimiento muy común en medicina, pero se hace de manera muy básica, y empecé a trabajar en un dispositivo que lo mejorara”, explica el médico cántabro. De hecho, confiesa que el Airway Shield surgió inicialmente como accesorio de un laringoscopio que había inventado. Sin embargo, la llegada de la pandemia evidenció la necesidad de disponer de herramientas con más garantías de protección durante el proceso, no solo para los pacientes sino también para el personal clínico que lo lleva a cabo.
Ante el temor que causaba el tener que realizar intubaciones a enfermos con Covid, profesionales en todo el mundo comenzaron a usar una caja de protección para sentirse a salvo del contagio que con el tiempo demostró ser incómoda y contraproducente, porque generaba más aerosoles. El médico cántabro estaba convencido de que su máscara era más eficaz para esta tarea y desde mayo de 2020 ha trabajado en ella. El pasado diciembre, y tras haber realizado 18 prototipos de su invento, llegó al dispositivo final.
Sencillo, fácil y seguro
La colocación de la máscara es muy sencilla. Una vez introducida, sostiene la lengua del paciente y crea un camino para que pueda entrar el tubo endotraqueal. Esto permite que, incluso aquellas personas sin ninguna habilidad o conocimientos en esta materia pueda seguir fácilmente con el laringoscopio la dirección establecida hacia la tráquea, lo que reduce el tiempo de ejecución y protege al paciente. Algo muy importante, ya que “en pacientes críticos, el porcentaje de complicaciones al entubar asciende a un 45%”, recuerda Alonso. Además, evita que el personal médico respire aerosoles del paciente.
Hasta el momento se han hecho dos estudios que han validado las características de Airway Shield. El primero, en Brisbane, fue con maniquíes que generaban aerosoles, y se demostró su capacidad para proteger a los sanitarios. El segundo, realizado con 15 anestesistas en el Hospital Araba de Vitoria, ha constatado que también facilita el procedimiento. Los participantes hicieron las intubaciones en la mitad de tiempo que sin Airway Shield, además de proteger al enfermo de infecciones.
“Estamos muy cerca de salir a mercado. Tenemos la licencia de fabricación y el molde trabajando en una fábrica de Sydney. La primera remesa será de 2.000 máscaras, que queremos enviar a especialistas de todo el mundo para que lo prueben y hagan los estudios que deseen. Después, haremos una producción para el primer estudio con pacientes”, explica Julio, que en todo momento quiere que Airway Shield se relacione con España y Cantabria. De hecho, ha constituido en Santander su empresa y está buscando localizaciones en España para una segunda fábrica.
Además, comenta satisfecho que realizará una prueba de su dispositivo en cadáveres con el Hospital Virtual Valdecilla antes de que acabe el año. “Intento hacer todo lo que puedo en Santander, donde además contamos con una gran institución, como el Hospital Valdecilla. Me gustaría que el primer estudio con personas también fuera en Valdecilla, pero no descarto que pueda ser en Vitoria o Brisbane. Donde sea antes”, añade.
Una apuesta a futuro
Para un proyecto de esta envergadura, Julio necesitaba financiación. Tras conseguir una inversión de un grupo de cántabros, apostó por realizar un crowdfunding y el éxito fue absoluto, al conseguir 320.000 euros en 24 horas. En 12 horas más, completó el 125% del objetivo (el máximo que permite la ley), llegando a los 400.000 euros, gracias a la entrada de 224 nuevos inversores, españoles en su mayoría.
Ahora debe comprobar si la comunidad médica da carta de naturaleza al Airway Shield. “Los médicos somos muy reacios a probar cosas nuevas, pero en nuestro mundo las novedades corren como la pólvora. En cuanto demostremos que lo que hacemos en maniquíes, funciona de igual modo en pacientes, el dispositivo triunfará. Por eso, nuestro marketing se va a basar en realizar buenos estudios clínicos que demuestren su eficiencia”, explica el médico.
Cuando se comercialice, Airway Shield tendrá un coste de unos 20 euros, “lo mismo que cuesta una pala de laringoscopio o muchos dispositivos desechables que se utilizan en quirófano. Un coste muy pequeño en comparación con lo que se ahorra y a las vidas que se pueden salvar”, advierte.
Los siguientes pasos que el emprendedor pretende dar son completar la obtención del marcado CE, “que ya está muy cerca”; ampliar el actual equipo de Airway Shield, compuesto por cinco personas repartidas entre Australia y España, con un experto en logística internacional y otro en control de calidad; y conseguir distribuidores para los distintos continentes.
Si todo sale como hasta ahora, Airway Shield podría estar en los hospitales en el primer trimestre del próximo año.
María Quintana