Biogenera producirá en Cabezón metano e hidrógeno a partir de residuos ganaderos
La planta costará 10 millones de euros
Biogenera Innovación va a construir una planta en Cabezón de la Sal para producir metano a partir de residuos de ganaderías, de la industria alimentaria y de las depuradoras. El objetivo es convertir un problema en una fuente de energía verde, reduciendo, además, las emisiones de gases con efecto invernadero y la dependencia energética que tiene el país.
Mucho antes de que se disparasen los precios de la energía, la empresa cántabra Biogenera trabajaba en un proyecto para generarla partiendo de los residuos ganaderos, algo de lo que no falta en la región. La iniciativa ya está a punto y, si entonces los planes de negocio aseguraban su viabilidad, ahora que la energía se ha vuelto mucho cara y estratégica, con más motivo.
La planta pretende obtener biometano y biohidrógeno y se desarrollará en tres fases, que irán duplicando, sucesivamente, la capacidad de producción de biogás. La primera ha superado ya la evaluación de impacto ambiental, además de obtener la autorización como gestor de residuos por parte de la Consejería de Medio Ambiente. Empezará a construirse este mismo año y contará con un reactor de 2.700 m3, capaz de procesar unas 70 toneladas de residuos al día y generar biogás suficiente para una producción energética de 11.500 MWh.
En la segunda fase (en 2023), se incorporará otro reactor idéntico, duplicando la producción de biometano, y en dos años más se volverá a duplicar el tamaño de la planta, incorporando dos reactores más, hasta alcanzar una capacidad de procesamiento de 280 toneladas de residuos ganaderos al día, que darán lugar a una producción de 7 millones de metros cúbicos de biogás al año (44.000 MWh).
La instalación se va a construir en una pequeña parte de los terrenos que en su día ocupó Cerámica de Cabezón, una fábrica de tejas y ladrillos que cerró la pasada década. El proceso productivo se basa en reactores anaerobios, en los que se introducen los purines recogidos en explotaciones ganaderas de toda la región y de provincias limítrofes, lodos de depuración y productos mal procesados del sector agroalimentario, que llegarán en camiones cisterna desde los puntos de origen.
Este proyecto es uno de los primeros a nivel nacional y único en el norte de España con biometanización mediante upgrading. Por sus características técnicas, es escalable y replicable, y va a ser punta de lanza de otras cuatro instalaciones previstas en Cantabria, con uno o dos digestores del mismo tipo, en función de la zona.
Economía circular
Dentro de los reactores se producen reacciones bioquímicas controladas que permiten obtener biogás y un subproducto conocido como digestato, que puede ser utilizado como fertilizante orgánico.
El biogás se puede emplear, tal como se obtiene de los reactores, para cogenerar y obtener energía eléctrica (que se vende a la red) y calor, que se aportaría a procesos de secado de la propia planta.
La otra alternativa es la purificación, y convertir el gas en biometano. En este caso, se podrá inyectar a la red de gas natural (igual que los autoproductores pueden volcar energía eléctrica a esa otra red) o usarlo como combustible para automoción en aquellas estaciones de servicio que lo ofrecen.
En todos los casos, la planta consigue una economía circular, con el reaprovechamiento completo de los residuos que procese, reconvertidos en fuente de energía o en fertilizante orgánico.
Planta piloto de biohidrógeno
Inicialmente, Biogenera no contempla la producción de hidrógeno, pero sí a medio plazo, ya que el proyecto incluye la instalación de una planta piloto, con un reactor biológico más pequeño en el que se investigarán técnicas para la obtención de biohidrógeno a partir de los residuos ganaderos directamente, o del biogás. En ese centro de I+D+i también habrá otras líneas de investigación destinadas a optimizar la obtención del biometano y la producción de biofertilizantes a partir del digestato.
Ángel Ruiz Baquero, director general de Biogenera, explica que el proyecto cierra el círculo económico, al devolver al medio natural los recursos, y convertir lo que resulta un problema (deshacerse de los residuos ganaderos que por su volumen no pueden ser absorbidos por el medio natural) en una oportunidad de negocio. “Pocas veces”, enfatiza, “se pueden resolver o minimizar tantos problemas a la vez: se eliminan residuos que están provocando daños en los suelos, en las aguas subterráneas y en las superficiales; se obtiene combustible verde; se contiene la emisión de gases con efecto invernadero; se producen biofertilizantes; se reduce la contaminación y se elimina un problema sanitario y de olores”.
El proyecto requerirá una inversión inicial de 5 millones de euros, que llegarán a sumar 10 al concluir la tercera fase, en 2025. El próximo año, la planta ya estará en condiciones de producir 2,1 millones de metros cúbicos de biometano (23.000 MWh/año) y esas cifras se duplicarán en 2025, con todos los reactores en funcionamiento.
15 millones de euros para producir 45 millones de kw-h.
Mucho piensan sacar con el «residuo fertilizante» para compensar tanto los costes de transporte de los purines y demás y los de amortización de la planta.
Al final tendremos subvenciones a la inversión (o sea, dinero de los impuestos), así como «venta del kw-h generado a precio fuera de mercado» para que lo paguen los consumidores escondido en la tarifa, lo que es otro impuesto.