La industria cántabra del hielo, congelada por la pandemia
La hostelería es su principal fuente de ingresos
Los problemas de la hostelería afectan a toda la cadena de suministros, entre ellos, los fabricantes y distribuidores de hielo. Comercial Nevada, uno de los pocos productores de hielo que hay en la región (también distribuye lo que viene de otras comunidades) reconoce que los hosteleros suponen el 80% de sus ventas y sus restricciones han provocado que la empresa esté funcionando muy por debajo de su capacidad.
El hielo viaja más de lo que cabe imaginar en un producto que se puede producir con facilidad en cualquier sitio. En Cantabria hay pocos fabricantes, entre ellos, Cubihielo Picos de Europa, una factoría asentada en el polígono Los Tánagos desde 1999, y Comercial Nevada, que comenzó su andadura en Vargas en los años 80, hoy es un referente en el hielo en escamas, muy demandado por las pescaderías, para sus mostradores, y por las panificadoras, que lo usan para enfriar la masa del pan y evitar que fermente. Al frente de esta compañía está Adrián Corada Rodríguez, quien no tiene tiempo para el pasado ni para el futuro. “Nosotros vivimos el día a día”. “No sabemos lo que va a pasar mañana”, añade.
Aunque la maquinaria de la compañía tiene una capacidad de producción de 18 toneladas al día, la actividad real sigue estando muy por debajo. El 80% de su negocio depende de la hostelería y desde que comenzó la pandemia, con sus restricciones, todo es incertidumbre. Se ha dejado notar incluso durante los veranos, que en Cantabria han mantenido mejores niveles de actividad hostelera que en otras comunidades. “Antes de la crisis del covid, nos movíamos mucho en localidades de costa como Noja, Isla o Ajo, en las fiestas de los pueblos y en los conciertos, pero esto ha desaparecido”, dice. Ahora están expectantes sobre lo que puede ocurrir el próximo verano. “Ojalá vuelvan las romerías y los eventos”, suspira
Rutas y tipos de hielo
La empresa realiza cuatro rutas diarias a Santander, la zona occidental de la región, Castro Urdiales-Vizcaya y Reinosa; y, con periodicidad semanal suministra a León, Burgos y Palencia. Aunque solo fabrica hielo en escama, también distribuye una amplia gama de cubitos, hielos voght, de molde, scotsman, ITV, de bala, perlita (para mojitos) y picado (para cócteles) de otros fabricantes.
Cuando Corada se incorporó a la compañía, hace ya siete años, aún fabricaba sus propios cubitos de hielo. Luego, las subidas del precio de la electricidad “y la gran inversión que teníamos que hacer para remodelar las instalaciones”, llevaron al propietario a optar por distribuir el hielo, en lugar de fabricarlo.
La mayor parte de los fabricantes españoles están en el sur del país, lo que resulta fácil de entender por el clima y los millones de visitantes que se suman cada año a la población local.
Para ser conscientes de hasta qué punto influyen estos factores estacionales en las ventas, incluso en una comunidad como Cantabria, Corada pone las oscilaciones de su plantilla como ejemplo: “En temporada baja tenemos ocho o nueve trabajadores, entre repartidores, operarios, personal administrativo y comercial. En temporada alta llegamos a tener el doble”.
Agua de manantial
Nevada no utiliza agua de la red pública para el hielo en escamas que sigue fabricando. Recurre a un manantial procedente del río Pas a su paso por Vargas y, para poder utilizarlo con absoluta seguridad, depura el agua mediante ósmosis. El agua es presionada a través de una membrana semipermeable, desde una solución menos concentrada en sal a otra más salina, con lo que se eliminan olores, sedimentos y posibles impurezas.
Tras pasar, posteriormente, por una descalcificadora, se envía a una máquina de escamas donde se convierte en hielo laminado. Se trata de un dispositivo formado por dos depósitos con forma de cilindro superpuestos y una bomba que eleva el líquido del recipiente inferior al superior. “El agua entra por las paredes del depósito de arriba, que están agujereadas y congeladas, y un rodillo situado en el interior va rascando el hielo de las paredes”, explica.
La línea de producción de hielo solo trabaja durante las noches, de lunes a viernes, para aprovechar que las tarifas de la luz son mucho más baratas en ese horario. A las seis de la mañana, los operarios realizan el envasado de manera manual, antes de que lleguen los camiones de reparto. Los primeros clientes no esperan: “Hay que entregarlo entre las ocho y las nueve de la mañana para que los pescaderos puedan montar el mostrador”, apunta Corada.
Cuando aún quedan varios meses para el verano, su expectativa es que el calor y el control de la pandemia permitan descongelar sus líneas de negocio y que los hosteleros vuelvan a trabajar como antes de la crisis sanitaria. Así lo hará su empresa también.
David Pérez