El nuevo impuesto sobre el plástico puede costarle decenas de millones al Grupo Álvarez
Tendrá que pagar por todo lo que produce para un solo uso salvo lo destinado al sector agrario y a la exportación
La Unión Europea exige que para 2030 todos los envases de plástico que se fabriquen sean reciclables y, a poder ser, reutilizables, lo que ahorra aún más recursos. Uno de los procedimientos para avanzar en ese camino es penalizar fiscalmente los plásticos de un solo uso, algo que España pretende empezar a hacer a partir del próximo 1 de enero, cuando aplicará una tasa de 0,45 euros por kilo. La decisión está creando polémica en el sector alimentario, pero los principales perjudicados serán los fabricantes, y el Grupo cántabro Armando Álvarez, que produce más de 400.000 toneladas al año, puede acabar pagando varias decenas de millones de euros.
El plástico no es la panacea, pero casi. Es flexible, maleable hasta el extremo, con una enorme transparencia para dejar ver el producto interior y es barato, entre otras muchas virtudes. Es prácticamente insustituible para una infinidad de usos, sobre todo en el ámbito alimentario, donde no es fácil la reutilización, y eso hace que las empresas del sector teman acabar aportando buena parte de los 690 millones de euros que, según un estudio de Analistas Financieros Internacionales (AFI), recaudará el nuevo impuesto. Son las razones que les lleva a pedir un aplazamiento de su entrada en vigor al menos un año, como están haciendo otros países comunitarios.
Todos ellos han de trasladar a su legislación la directiva europea de la economía circular dirigida a reducir el impacto de algunos productos sobre el medio ambiente, pero España puede ser la primera en hacerlo. Lo ha incluido en la Ley de Residuos y Suelos Contaminados aprobada el pasado 8 de abril, mientras que en otros países ni siquiera hay una fecha probable de entrada en vigor del impuesto. Italia, que iba emparejada con España en el grupo de cabeza, lo ha vuelto a aplazar.
Alvarez produce más de 400.000 toneladas de plásticos al año
Muchas de las empresas que resultarán afectadas por el nuevo impuesto aún lo desconocen, pero no el gran fabricante nacional de plásticos, el grupo cántabro Armando Alvarez, que además de la planta de Torrelavega tiene fábricas de plásticos agrícolas, envases, embalajes y material geotextil repartidas por todo el país. En conjunto producen más de 400.000 toneladas de plásticos al año que, si fuesen destinadas exclusivamente a productos de un solo uso, deberían aportar por sí solas 200 millones de euros a Hacienda por el nuevo impuesto.
Por el momento, es difícil decidir qué parte de esta producción va a pagar, pero se puede dar por seguro que será significativa, aunque quedan excluidos de la tasa los plásticos agrícolas (algo más del 50% de todo lo que produce Álvarez) para los que ya se han montado circuitos de recogida, y lo empleados para medicamentos (poco relevantes en volumen). Tampoco pagarán los destinados a la exportación, que se gravarán, si es el caso, en el país de destino.
Dado que el objetivo oficial de la normativa europea no es recaudatorio sino cambiar las pautas de fabricación y uso del plástico para que sea más sostenible, también habrá que sustraer de la base de cálculo del futuro impuesto la materia prima que los fabricantes sustituyan por plástico reciclado, de forma que si emplean un 30%, el cálculo se aplicará sobre el 70% restante.
Malestar
Aún no existe un reglamento sobre la aplicación práctica del impuesto en nuestro país, por lo que ni siquiera el grupo cántabro se atreve a hacer un cálculo sobre la cuantía final que deberá pagar. Será obviamente, muy inferior a los 200 millones de euros que le corresponderían si toda su producción fuese destinada a productos de un solo uso, pero en cualquier caso, le supondrá varias decenas de millones.
A la falta de información sobre cómo se aplicará o las muchas dudas que plantea la redacción del texto legal se une el convencimiento de que no resultará fácil repercutir el impuesto a los muchos clientes que tiene en el sector alimentario (fabrica las bolsas que usan las marcas más conocidas) que son los que efectivamente deberían cargar con la responsabilidad de no darle a este material más de un uso.
El problema sería menor si todos los fabricantes de la Unión Europea estuviesen sometidos al mismo gravamen, pero todos los demás países se están haciendo los remolones y España ha optado, además, por una tasa muy alta (450 euros por tonelada) para un producto de bajo precio (unos 2.000 euros por tonelada). Esa pérdida de competitividad que sufrirán los fabricantes españoles de plásticos produce malestar en la empresa, ya que puede dar lugar a que algunos de sus clientes nacionales decidan comprar las bolsas o envases en otros países europeos donde, por el momento, no habrá este impuesto, si bien es cierto que el envase plástico de un producto alimentario apenas tiene un coste de unos céntimos.
Muchos factores por valorar
El grupo cántabro cree que la norma se ha redactado sin conocer a fondo la complejidad del sector, porque hay miles de pequeñas empresas cuyo control de producción no será nada sencillo (y menos aún el de la parte de materia prima que declaran incluir como reciclada). La falta de concreciones también impide calcular con una mínima certeza el impacto real. En el caso de Álvarez, por ejemplo, la factura fiscal será muy distinta en función de que los residuos plásticos que se generan en los procesos productivos y que vuelven a ser fundidos se consideren materia prima reciclada o no.
El reciclado avanza rápido pero el sector necesita más
También son muy diferentes las circunstancias tecnológicas de cada uno. La singularidad de Álvarez no está solo por el enorme tamaño de la empresa, un gigante europeo. La compañía cántabra ha hecho una importante inversión en máquinas de extrusión avanzadas, con las que puede producir láminas de plástico más finas, manteniendo las mismas prestaciones.
La nueva ley no tiene en cuenta esta evolución tecnológica que reduce el consumo de plásticos y acaba por penalizarla indirectamente, ya que en estas extrusionadoras no es posible utilizar materia prima reciclada.
En estas circunstancias, Álvarez podría llegar a plantearse volver a la tecnología convencional. Resultaría un retroceso para una empresa que acaba de hacer un plan de sostenibilidad, una de cuyas directrices es, precisamente, el desarrollo de láminas de plástico más finas para envasados alimentarios.
Hace tiempo que el sector se encuentra en plena evolución hacia formas de envasado que generen menos residuos y hacia la utilización de plásticos reciclados. Un ejemplo es la fábrica Formaspack de Reocín, que prácticamente trabaja solo con PET procedente de botellas usadas para producir las bandejas transparentes que se han popularizado para muchos productos alimentarios.
Las futuras fábricas de Álvarez se levantarán en el polígono de La Hilera
El Grupo Armando Álvarez factura 1.233 millones de euros al año a través de 17 empresas, las mayores de las cuales están en Cantabria. Tiene 2.461 empleados (más de mil en esta comunidad autónoma) y opera en 218 países, que equivalen prácticamente todo el mundo.
Además de su emplazamiento tradicional de Torrelavega, donde cuenta con unos 130.000 m2 edificados a la orilla del río, en los últimos quince años Aspla ha ido levantando instalaciones complementarias en el Parque Empresarial del Besaya (Reocín). Allí cuenta con otros 115.000 m2, dotados con la tecnología más avanzada y potente del sector a nivel internacional.
La empresa hace tiempo que planteó a las autoridades cántabras su necesidad de contar con otros 200.000 metros cuadrados para una nueva fábrica (la tercera en la zona de Torrelavega), dado que las reservas de suelo que tenía en su emplazamiento inicial y en el Parque Empresarial Besaya están prácticamente agotadas por las sucesivas ampliaciones.
El lugar finalmente elegido es el futuro Polígono de La Hilera (entre Torrelavega y el término municipal de Polanco), cuyo PSIR está redactándose ahora. El polígono ocupará 514.000 metros cuadrados, de los que aproximadamente la mitad se convertirán en parcelas útiles y estará repartido en dos zonas, de superficie similar, separadas por el enlace en construcción entre la autovía A8 y la A67 (desde Barreda a Sierrapando), lo que proporcionará al lugar un acceso rápido a los principales ejes de comunicación de Cantabria, tanto con la Cornisa Cantábrica como con la Meseta.
Dadas las necesidades de espacio planteadas por Alvarez, gran parte de este futuro polígono acabará siendo destinado a esta compañía, el principal motor económico de Torrelavega. Hay que tener en cuenta que la división de plásticos mantiene una política constante de crecimiento en la región. Si se tiene en cuenta la evolución de los últimos quince años, sus necesidades de suelo superan los 10.000 metros cuadrados al año, aunque evidentemente no se trata de un proceso lineal, sino que varía en función de los proyectos.
El reciclado avanza con mucha rapidez
La concienciación social ante los efectos que causa el plástico descontrolado sobre el medio ambiente y la mayor implicación de los productores en las recogidas de los envases usados ha hecho que este proceso avance con rapidez. El año pasado, cada español recicló una media de 14,3 kilogramos de envases de plástico doméstico, lo que supone 1,2 kilos más que el año anterior, pero donde realmente se ve la evolución es al echar la vista atrás. En el año 2000 se reciclaba la décima parte.
No obstante, el mercado no genera suficiente material reciclado para la demanda que se está generando en las fábricas y que crecerá mucho más al aplicarse el nuevo impuesto. Este residuo es gestionado por la entidad sin ánimo de lucro Ecoembes, pero los fabricantes están convencidos de que se pueden mejorar sus ratios, y en el caso de los plásticos agrícolas han creado otra organización de recogida.
Si se tienen en cuenta todos los envases de plástico (domésticos, comerciales e industriales) la tasa de reciclado en España es del 52%, lo que nos sitúa como el sexto país más avanzado de Europa, solo por detrás de Países Bajos (65%), Alemania (55%), República Checa (55%), Bélgica (54%) y Reino Unido (52%), según la gestora Cicloplast.
Eso significa que nuestro país ya supera el objetivo de reciclar el 50% exigido por la Unión Europea para 2025. Sin embargo, la UE ha decidido cambiar el sistema de cálculo, y con el nuevo método el porcentaje de reciclado se quedará en el 42%, por debajo del objetivo pero con unas perspectivas muy sólidas de poder alcanzarlo sin problema.
El sector alimentario es, con diferencia, el que más margen de mejora tiene, pero mientras que el Gobierno parece considerar que hace un empleo abusivo de los plásticos, los empresarios sostienen que, en lugar del impuesto, se debería insistir en las campañas de concienciación al usuario final.
Ya sea por esta vía, por una mejora de la gestión de recogidas o por la fuerza coactiva del impuesto, el plástico de un solo uso va a ser cada vez más inhabitual.