Acerca de la vigilancia de la salud

La Vigilancia de la Salud es, probablemente, la disciplina más desconocida de los Servicios de Prevención. Es bastante generalizado pensar que equivale al reconocimiento médico que históricamente se ha venido realizando en las Mutuas de Accidentes de Trabajo, reconocimiento que, salvo para determinados factores de riesgo como pueden ser el ruido o algunos contaminantes químicos, básicamente determina el estado de salud desde el punto de vista de salud pública, es decir, no tiene en cuenta las características del puesto de trabajo, ni los factores individuales de adaptación del trabajador a dicho puesto. Todo esto es más evidente en las empresas que no disponen de servicio médico propio, con profesionales sanitarios que debido a su proximidad tienen mayores conocimientos del trabajador y su entorno laboral y social, como son la mayoría de las existentes en el territorio español.
La vigilancia de la salud tiene dos objetivos perfectamente delimitados. Por un lado investiga la posible relación entre la exposición a los riesgos profesionales y las repercusiones que estos pueden tener sobre la salud del trabajador, y por otro propone medidas correctoras de las deficiencias detectadas. Para ello es imprescindible la colaboración del resto de los componentes del servicio de prevención, quienes analizando las condiciones de trabajo desde otras áreas, consiguen aportar datos suficientes para determinar la aptitud del trabajador al puesto que ocupa en las mejores condiciones posibles. Esta colaboración, muy importante para el desarrollo de la actividad preventiva, resulta limitada si no se suma la participación e implicación de los responsables de la empresa y de los representantes sindicales, sin los cuales no es posible ningún cambio significativo en esta materia.
No es mi intención denostar el valor que los reconocimientos de carácter general han tenido y tienen para la salud del trabajador, sobre todo teniendo en cuenta que para un número importante de ellos, es el único contacto que tienen con un servicio médico; entiendo que esta función le corresponde a los servicios de salud pública y que la medicina laboral se tiene que dedicar específicamente a actividades relacionadas con el trabajo, donde los reconocimientos serían solo una parte de la actividad médica e irían específicamente dirigido al riesgo.
Como todo cambio, puede que no sea muy bien acogido inicialmente por el trabajador, quién verá que aunque se le dedica más tiempo, se le hacen menos pruebas complementarias. Por eso, los profesionales que nos dedicamos a salud laboral tendremos que hacer un esfuerzo para explicar la necesidad de este cambio y utilizar los recursos de la forma más adecuada.
Todos esperamos que en un futuro no lejano se desarrollen plenamente las disciplinas preventivas y que se objetiven los resultados de una actividad que repercute en todos los sectores de la población.

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