Monte estrena el renovado Centro Fernando Ateca

Ha supuesto una inversión de 1,4 millones de euros y un año de obras

Los centros cívicos y culturales son un espacio de participación y una herramienta para la dinamización de los barrios de una ciudad. Sus instalaciones permiten que los ciudadanos y las distintas asociaciones y colectivos realicen actividades culturales, deportivas y de ocio. En Santander, el primer centro cívico que abrió sus puertas fue el Ramón Rodríguez Bolado, en el barrio de Monte. Era el año 1999 y, desde entonces, han proliferado, hasta el punto que la ciudad ya cuenta con cerca de veinte. Ahora está a punto de reabrir sus puertas el Fernando Ateca, también en Monte, tras una profunda renovación y ampliación.


El centro cívico y cultural Fernando Ateca, en el barrio de Monte, abrirá de nuevo tras haber finalizado las obras de renovación y ampliación en las que ha estado inmerso un año y que han supuesto una inversión de 1,4 millones por parte del Ayuntamiento de Santander.

Cualquiera que conociera el antiguo centro cívico comprobará que poco o nada tienen que ver con el actual. La arquitecta Estefanía Sánchez, del estudio Diéresis Arquitectura, ha proyectado el nuevo edificio, de cuya ejecución se ha encargado la constructora Palomera.

Esta transformación integral ha comportado un cambio total en la distribución del inmueble para que se adapte a más usos, y la ampliación de la superficie útil en casi 300 m2, por lo que ha pasado de los 643 metros cuadrados anteriores a más de 900.

El renovado centro cívico de Monte está divido en tres plantas. En la primera, una moderna recepción recibe a los usuarios y da paso a un salón de actos que, a pesar de no estar equipado aún con las butacas, llama la atención por su amplitud y sus altos techos, con sistemas de absorción acústica, vigas restauradas e instalaciones a la vista.

Este espacio incluye un cuarto de control, camerinos, dos vestuarios y un almacén.

En esta planta también se ha creado una sala polivalente que se dedicara, sobre todo, a exposiciones, los despachos de administración y dos aseos (uno  de ellos adaptado).

La planta baja (que en realidad es el piso -1) es la más amplia, al disponer de unos 600 m2, y en ella los usuarios del Fernando Ateca podrán hacer uso de un espacioso taller de arte, otra sala polivalente y una gran biblioteca de unos 350 m2 de superficie.

Para poder ampliar el centro, se ha construido un edificio anexo con un diseño totalmente diferente y fachada de ladrillo caravista que añade unos 300 m2 y permite disponer de una amplísima biblioteca y una sala de reuniones para las asociaciones de vecinos.

Esta estancia llama la atención por su estética, con los conductos de frío y calor a la vista y el ladrillo caravista de las paredes, el mismo que el de la fachada, que fue construida por el Grupo Nogar. La empresa con sede en Bezana también llevó a cabo la obra del muro cortina.

La sala dispone de un amplio espacio para leer, estudiar o utilizar los ordenadores que el centro pone a disposición de los usuarios, y una zona infantil y juvenil de biblioteca, con estanterías, mesas y sillas más bajas, y un gran banco semicircular de unos seis metros de largo.

La biblioteca tiene una salida a la zona verde exterior que bordea el centro, donde se han dispuesto varios bancos orientados al sur y a un recogido jardín interior con orientación suroeste, muy adecuado para quien prefiera leer al aire libre.

Esta planta también dispone de un espacio para realizar actividades físicas y tres aseos, dos de ellos accesibles.

Se completa la planta con una amplia sala de reuniones para las asociaciones vecinales, que tiene una entrada diferenciada desde el exterior.

En el segundo piso se sitúa la zona de servicios sociales, con tres despachos, que serán ocupados por el educador, el trabajador social y el personal de administración.

Desde uno de los despachos se puede salir a una pequeña terraza orientada al norte, y desde otro a una de 65 m2 orientada al este, que ofrece una vista panorámica de la zona.

Accesible y eficiente

La renovación ha solucionado los principales inconvenientes y carencias que tenía el edificio precedente.

Gracias a la instalación de un ascensor, todas las dependencias serán fácilmente accesibles, algo con lo que no se contaba anteriormente. También se han añadido varios aseos accesibles.

Para una mayor comodidad de los usuarios durante todo el año, el centro cuenta con climatización frío-calor que sustituye a la antigua caldera mixta para agua caliente y calefacción por radiadores, lo que mejora la eficiencia energética del edificio, a lo que también contribuye la envolvente térmica de las nuevas fachadas y cubiertas realizadas por Nogar Fachadas Singulares, mucho más aislantes que las anteriores.

Aunque en el salón de actos aún faltan las butacas, llama la atención su gran espacio, más amplio gracias a las vigas e instalaciones vistas.

También se ha realizado una renovación completa del interior del edificio. Para ello, se han retirado todas las instalaciones que había y se han sustituido revestimientos, carpinterías, circuitos de fontanería, electricidad y calefacción, así como el mobiliario, que estaba obsoleto.

Aunque no se vea a simple vista, también se ha corregido un gran problema. Anteriormente, el nivel inferior del edificio se inundaba con cierta frecuencia y el agua penetraba en la estructura. Algo que no volverá a ocurrir gracias a las zanjas drenantes realizadas en el exterior de los muros del sótano y al encachado, o revestimiento de piedra, del terreno.

Materiales y arquitectura

Pero no solo el interior es novedoso. El nuevo centro cívico ofrece una nueva imagen, con unos acabados muy diferentes.

Se ha construido un nuevo edificio anexo al original, con una tipología muy diferenciada, al haberse optado por unas fachadas de doble hoja de ladrillo caravista.

Su cubierta es plana y, ajardinada, obra de Jardinería Diego, una manera de integrar el centro en su entorno, bastante verde. Otro detalle integrador es el pavimento que bordea el edificio, ejecutado con lo que se denomina césped armado –una combinación de acera y césped–, lo que permite que siga siendo una zona semiverde.

En el inmueble preexistente se han renovado las fachadas ventiladas de aluminio, con unos tonos oscuros en las placas que le dan un aspecto mucho más moderno.

Siguiendo la línea de sostenibilidad de las construcciones actuales, para la mejora de este edificio, en las fachadas se ha colocado un aislamiento térmico, una lámina impermeable difusora de vapor y placas prefabricadas de panel composite sobre perfilería de aluminio, y las cubiertas se han tapado con zinc.

Además, todas las ventanas están fabricadas con vidrio aislante y las cámaras están rellenas de gas argón.

Estas acciones tienen una gran importancia en el resultado final, ya que aporta una sensible mejora de la eficiencia energética del edificio, con el consiguiente ahorro en los costes de climatización, y una reducción de las deficiencias de estanqueidad.

Para completar el conjunto, en los alrededores del nuevo centro cultural se ha renovado el alumbrado y otros elementos de mobiliario urbano, como bancos o una fuente, lo que también supone una mejora para los vecinos de la zona.

María QuintanaEl centro cívico y cultural Fernando Ateca, en el barrio de Monte, abrirá de nuevo tras haber finalizado las obras de renovación y ampliación en las que ha estado inmerso un año y que han supuesto una inversión de 1,4 millones por parte del Ayuntamiento de Santander.

Cualquiera que conociera el antiguo centro cívico comprobará que poco o nada tienen que ver con el actual. La arquitecta Estefanía Sánchez, del estudio Diéresis Arquitectura, ha proyectado el nuevo edificio, de cuya ejecución se ha encargado la constructora Palomera.

Esta transformación integral ha comportado un cambio total en la distribución del inmueble para que se adapte a más usos, y la ampliación de la superficie útil en casi 300 m2, por lo que ha pasado de los 643 metros cuadrados anteriores a más de 900.

Parte de la biblioteca, en la que aún no se han colocado los libros.

El renovado centro cívico de Monte está divido en tres plantas. En la primera, una moderna recepción recibe a los usuarios y da paso a un salón de actos que, a pesar de no estar equipado aún con las butacas, llama la atención por su amplitud y sus altos techos, con sistemas de absorción acústica, vigas restauradas e instalaciones a la vista.

Este espacio incluye un cuarto de control, camerinos, dos vestuarios y un almacén.

En esta planta también se ha creado una sala polivalente que se dedicara, sobre todo, a exposiciones, los despachos de administración y dos aseos (uno  de ellos adaptado).

La planta baja (que en realidad es el piso -1) es la más amplia, al disponer de unos 600 m2, y en ella los usuarios del Fernando Ateca podrán hacer uso de un espacioso taller de arte, otra sala polivalente y una gran biblioteca de unos 350 m2 de superficie.

Esta estancia llama la atención por su estética, con los conductos de frío y calor a la vista y el ladrillo caravista de las paredes, el mismo que el de la fachada.

La sala dispone de un amplio espacio para leer, estudiar o utilizar los ordenadores que el centro pone a disposición de los usuarios, y una zona infantil y juvenil de biblioteca, con estanterías, mesas y sillas más bajas, y un gran banco semicircular de unos seis metros de largo.

La biblioteca tiene una salida a la zona verde exterior que bordea el centro, donde se han dispuesto varios bancos orientados al sur y a un recogido jardín interior con orientación suroeste, muy adecuado para quien prefiera leer al aire libre.

Esta planta también dispone de un espacio para realizar actividades físicas y tres aseos, dos de ellos accesibles.

Se completa la planta con una amplia sala de reuniones para las asociaciones vecinales, que tiene una entrada diferenciada desde el exterior.

En el segundo piso se sitúa la zona de servicios sociales, con tres despachos, que serán ocupados por el educador, el trabajador social y el personal de administración.

Desde uno de los despachos se puede salir a una pequeña terraza orientada al norte, y desde otro a una de 65 m2 orientada al este, que ofrece una vista panorámica de la zona.

Accesible y eficiente

La renovación ha solucionado los principales inconvenientes y carencias que tenía el edificio precedente.

Gracias a la instalación de un ascensor, todas las dependencias serán fácilmente accesibles, algo con lo que no se contaba anteriormente. También se han añadido varios aseos accesibles.

Para una mayor comodidad de los usuarios durante todo el año, el centro cuenta con climatización frío-calor que sustituye a la antigua caldera mixta para agua caliente y calefacción por radiadores, lo que mejora la eficiencia energética del edificio, a lo que también contribuye la envolvente térmica de las nuevas fachadas y cubiertas realizadas por Nogar Fachadas Singulares, mucho más aislantes que las anteriores.

El jardín interior y parte de la cubierta ajardinada del edificio anexo.

También se ha realizado una renovación completa del interior del edificio. Para ello, se han retirado todas las instalaciones que había y se han sustituido revestimientos, carpinterías, circuitos de fontanería, electricidad y calefacción, así como el mobiliario, que estaba obsoleto.

Aunque no se vea a simple vista, también se ha corregido un gran problema. Anteriormente, el nivel inferior del edificio se inundaba con cierta frecuencia y el agua penetraba en la estructura. Algo que no volverá a ocurrir gracias a las zanjas drenantes realizadas en el exterior de los muros del sótano y al encachado, o revestimiento de piedra, del terreno.

Materiales y arquitectura

Pero no solo el interior es novedoso. El nuevo centro cívico ofrece una nueva imagen, con unos acabados muy diferentes.

Se ha construido un nuevo edificio anexo al original, con una tipología muy diferenciada, al haberse optado por unas fachadas de doble hoja de ladrillo caravista.

Su cubierta es plana y, ajardinada, obra de Jardinería Diego, una manera de integrar el centro en su entorno, bastante verde. Otro detalle integrador es el pavimento que bordea el edificio, ejecutado con lo que se denomina césped armado –una combinación de acera y césped–, lo que permite que siga siendo una zona semiverde.

En el inmueble preexistente se han renovado las fachadas ventiladas de aluminio, con unos tonos oscuros en las placas que le dan un aspecto mucho más moderno.

Siguiendo la línea de sostenibilidad de las construcciones actuales, para la mejora de este edificio, en las fachadas se ha colocado un aislamiento térmico, una lámina impermeable difusora de vapor y placas prefabricadas de panel composite sobre perfilería de aluminio, y las cubiertas se han tapado con zinc.

Además, todas las ventanas están fabricadas con vidrio aislante y las cámaras están rellenas de gas argón.

Estas acciones tienen una gran importancia en el resultado final, ya que aporta una sensible mejora de la eficiencia energética del edificio, con el consiguiente ahorro en los costes de climatización, y una reducción de las deficiencias de estanqueidad.

Para completar el conjunto, en los alrededores del nuevo centro cultural se ha renovado el alumbrado y otros elementos de mobiliario urbano, como bancos o una fuente, lo que también supone una mejora para los vecinos de la zona.

María Quintana

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