Una historia de amor y respeto por el vino y la ‘tierruca’, Bodegas Vidular
Hablar de la trayectoria de Bodegas Vidular es acercarse a la historia de una familia vasca que hace más de 30 años se enamoró de Cantabria y tras pasar en ella largas temporadas, decidieron establecerse en los abrigos de los cálidos prados y terrazas bañados por el sol de las tierras de la Junta de Voto, un municipio enclavado en una maravillosa zona de Cantabria que bien pudiera representar lo que ahora se llama la “España vaciada”.
Trabajar la tierra con los métodos ancestrales, sacar todo su potencial y demostrar al mundo que la cultura del vino producido en el norte de la península podía recuperarse. La producción del vino en Cantabria, procede de una tradición que llevaba más de 3000 años realizándose por cántabros, astures, vascones y galaicos, aunque los fenicios y finalmente los romanos terminaron de desarrollar las técnicas que hoy en día se conocen.
Sin embargo, los hermanos Mikel y John Duran llegaron desde su Bilbao natal hasta Bárcena de Cicero dispuestos a hacer de su pasión por la enología y el vino su modo de vida. Una apuesta ambiciosa y muy arriesgada, ya que debido a la plaga de la filoxera que sufrieron los cultivos de la zona a principios del siglo XX, Cantabria perdió gran parte de su producción vinícola provocando así el final de la cultura de vino hasta el momento.
Cantabria contaba con más de 3500 Has de cultivo de uvas a finales del siglo XIX. Pero distintas enfermedades: el oídio, el mildiu y finalmente la filoxera terminaron con casi todas las vides, y la industria de la región cedió paso a los pastos y cabañas ganaderas bovinas que conocemos transformando el paisaje de Cantabria.
Pero Mikel y John tenían claro que la zona en la que habían decidido establecerse tenía múltiples posibilidades y de esta forma introdujeron en Cantabria variedades de uva blanca, de las más reconocidas mundialmente, como son el Albariño y el Chardonnay. Y precisamente este fue el germen de todo lo que hoy se conocen como Bodegas Vidular.
Comenzaron produciendo unos vinos jóvenes excepcionales, que no solo distribuían por los negocios de la zona, sino que también empezaron a ofrecer a través de catas en la propia bodega a aquellos que se acercaban a conocer a los vinicultores que habían devuelto esa ilusión por el mundo del vino a Cantabria.
Enoturismo y experiencias únicas
El terreno donde nació Bodegas Vidular, estaba formado por 5 hectáreas y contaba con una casa montañesa en el centro con más de 200 años de antigüedad, la cual tiene unas vistas privilegiadas de todo el viñedo y del paisaje que lo arropa por todas partes.
Por eso, tan solo tres años después de poner en marcha la bodega. En Bodegas Vidular decidieron dar una nueva vida a esa edificación convirtiéndola en una casa rural en la que los huéspedes además de pasar unos días rodeados de naturaleza, lejos de la rutina y el ajetreo diario pueden sentirse parte del proceso de producción del vino.
Un entorno único
La extensión de los viñedos ha ido creciendo según lo ha hecho la trayectoria de Bodegas Vidular. Por eso, la bodega que comenzó con su producción en un modesto terreno en Barcena de Cicero, hoy se extiende a lo largo de terrenos pertenecientes a los municipios de Voto, Castillo (Arnuero) y Noja. Donde ha incorporado para su producción las últimas variedades de Treixadura y Godello. En la actualidad, es la Bodega de Cantabria con más superficie plantada.
Unos terrenos en los que han plantado siempre respetando el entorno. Y es que si por algo se caracterizan en Bodegas Vidular, es por su empeño en que absolutamente todo el proceso de elaboración de sus vinos sea sostenible. Algo que les ha permitido llegar a plantar en lugares pertenecientes al Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel.
Vino cántabro que se bebe en Cantabria
Otro de los hitos que consiguieron desde Bodegas Vidular, fue la hermandad entre otros productores locales como queseros conserveras por medio de su asociación “De Granja en Granja», además de negocios de hostelería y demás profesionales relacionados con el turismo. Y es que los vinicultores recién llegados a la zona, trabajaron por conocer a aquellos que les rodeaban y también por dar a conocer su producto. Un vino que se distribuye en diversos negocios de la zona.
Pero además, los gerentes de Bodegas Vidular han impulsado una red de ayuda entre las casas rurales de la zona, donde en caso de no poder acoger a más huéspedes recomienden a estos otros negocios vecinos. De esta manera se genera una economía circular en la zona que se traduce en el beneficio de todos aquellos que apuestan por el turismo de Cantabria.
Un negocio estacional que se mantiene con vida todo el año
Mikel y John conocieron Cantabria como muchos otros lo hacen, gracias a veranear con su familia en las diferentes zonas de la comunidad. Por eso, desde el primer momento fueron conscientes de que en una zona que vive del turismo, durante la época estival es cuando hay que dar lo mejor.
Tanto es así que hace ya unos años decidieron rehabilitar una furgoneta modelo Kombi, el mítico vehículo «hippie» de Volkswagen, para crear su Winetruck. Una divertida furgoneta convertida en bar ambulante que llega hasta cualquier rincón de Cantabria para dar a conocer un coupeage único de Albariño y Chardonnay de Bodegas Vidular a turistas y locales.
Generalmente, la Winetruck está en funcionamiento durante los meses de verano, pero también está presente en eventos privados de aquellos que han quedado enamorados de la producción de Bodegas Vidular.
Una producción que en un 80 % se vende durante los meses más cálidos del año y que atrae cada año más de 3.000 visitas de todo el país y de fuera de nuestras fronteras para conocer su proceso de elaboración, degustar todos sus matices y disfrutar de una experiencia de comunión con la naturaleza y la vinicultura única.
En la actualidad, Bodegas Vidular se encuentra inmerso en la elaboración de Brut natural (Albariño, Chardonnay) con el método ‘champanoise’, utilizado en la elaboración del ‘champagne’. Un método que consiste en que el espumoso realice dos fermentaciones. De la primera fermentación se obtiene un vino tranquilo. Un vino que se embotella y que realiza la segunda fermentación en botella, añadiendo azúcar y levaduras para que produzca el CO₂ y se integre en el vino. Otro punto más a tener en cuenta en la trayectoria de esta bodega que siempre ha apostado por la innovación.
Y es que a largo de su historia, Bodegas Vidular ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, creciendo y evolucionando según lo hacía su bodega. La de Bodegas Vidular es la historia y la prueba fehaciente de cómo el amor por la tierra y la pasión por un oficio pueden no solo revivir algo que parecía perdido, sino también ponerlo en el mapa y posicionarlo en la mente de los consumidores como una experiencia sensorial que disfrutar en cualquier momento.
Los gerentes de Bodegas Vidular y todo su equipo continuarán elaborando sus vinos más especiales, mientras trabajan para seguir creciendo en una tierra que ya sienten suya y por la que brindan con el deseo de seguir adelante muchos años más.