Una bomba en el corazón de Santander

El 22 de junio sólo hubiese sido recordado en Santander por la eliminación de España en el Mundial de Fútbol de no haberse producido el brutal estallido de un coche-bomba aparcado junto al edificio de las delegaciones ministeriales. El aviso de ETA con unos minutos de antelación sirvió para desalojar la zona y evitar daños humanos, pero no ha podido soslayar la impresión de que cualquier punto del país es susceptible de padecer la amenaza del terrorismo, una amenaza que en Cantabria siempre se ha sentido lejana, a pesar de que en la región se han producido 25 atentados, siempre con bombas.
Las fotografías dan muestra elocuente de los destrozos que se produjeron en el edificio oficial y en muchos de los colindantes. Si los daños no fueron aún mayores fue por la rápida evacuación de la zona, la sólida estructura del inmueble contra el que ETA atentó y la pantalla de frondosos árboles de la Alameda que atemperó los efectos de la onda expansiva sobre la calle San Fernando.

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