25 años que cambiaron el sector hostelero
Apenas dos años después de su creación y a poco de iniciar el servicio de asesoría laboral para sus asociados, la nueva patronal ya daba un salto cualitativo al trasladar su sede a Castelar, un lugar donde permanecería 17 años.
En 1984 la presidencia pasó a Gregorio Lamadrid, presidente del grupo hotelero Vejo, que la ejercería durante dos mandatos. Con él continuó la tendencia de crecimiento y la creación del Departamento Fiscal y Contable, algo que resultaba del mayor interés en un sector de empresas muy pequeñas cuya estructura de personal está volcada, exclusivamente, en la atención de la clientela, como son los bares, restaurantes y hoteles familiares.
Con Vejo se inició la Gran Gala de Hostelería, en cuya primera celebración, en 1982, se instauró el Premio Horeca, un reconocimiento para personas o instituciones que, sin pertenecer al sector hostelero ni tener responsabilidades políticas sobre el mismo, han propiciado el conocimiento de la región o la afluencia de visitantes, como han podido ser Severiano Ballesteros o el Hospital Valdecilla, dos de los premiados.
En 1987 Vejo repitió mandato, tras ganar las elecciones por una mayoría holgada. Cuatro años después, Indalecio Sobrino, propietario del Hotel México, accedía a la presidencia de la Asociación, un cargo que ejerció hasta el año 2000. Con Sobrino se incorporaba como secretario general Pedro Vega Hazas. La Asociación alcanzaba su mayoría de edad y adquiría una sede en propiedad, un local de 400 metros cuadrados en la Cuesta del Gas al que se trasladó el 1 de agosto de 1996. Con más medios, se procedió a la ampliación de los departamentos de laboral y fiscal, se intensificaron las iniciativas de promoción y se superaron los 1.600 asociados.
Junto al Premio Horeca, en la Gala de Hostelería comenzaban a reconocerse también los méritos de personas del propio sector, empresarios y profesionales en activo y algunos ya retirados que han dedicado toda su vida a esta actividad.
La patronal más fuerte
La Asociación se había convertido en la patronal sectorial con más fuerza y mejor organizada de Cantabria, algo que no resulta sencillo en un sector tan disperso como el hostelero y donde los intereses de los pequeños establecimientos no siempre coinciden con los de los grandes hoteles.
Quizá por esa relevancia, la campaña previa para las elecciones del 2000 fue espectacular, tanto en esfuerzos de los candidatos como en presencia pública. Parecía que se dirimiese un puesto de responsabilidad política. Finalmente, Miguel Mirones, copropietario del Grupo Castelar, conseguía la presidencia con un porcentaje de voto muy holgado.
En los dos años que lleva Mirones al frente de la Asociación se ha producido una cierta aceleración de los acontecimientos. La Asociación ha adquirido a la Caja de Ahorros la finca Las Carolinas, que se encuentra en plena rehabilitación para convertirla en una escuela-hotel y se han creado varios departamentos nuevos, además de haberse firmado un convenio con una veintena de abogados de distintos puntos de la región para dar servicio a los asociados.
“En estos 25 años, la Asociación se ha posicionado en en un lugar muy destacado del mundo socioeconómico de la región, gracias al trabajo de los distintos presidentes y directivos que la han formado”, sostiene Mirones. “La presencia en distintos foros es muy activa y las opiniones de la Asociación son tenidas en cuenta a la hora de tomar las decisiones que afectan al sector”, añade.
La Asociación de Hostelería ha alcanzado los 2.200 socios y están representados en su seno todos los subsectores con actividad en la región: hoteles, restaurantes, campings, bares y cafeterías, pubs y discotecas, turismo rural, turismo náutico y turismo activo.
En realidad, en estos 25 años no sólo ha cambiado la Asociación de Hostelería, sino que también ha cambiado el sector: “La mejora en la formación de los profesionales ha sido importante, tanto en la parte empresarial como en los trabajadores”, asegura Mirones, “y en instalaciones, tanto por cantidad como por calidad, Cantabria se ha convertido en el destino turístico más completo de todo el Norte”, sostiene.
El hotel-escuela de Las Carolinas, para septiembre
El edificio se utilizará como centro de formación y sede de la Asociación de Hostelería
La primera fase de la rehabilitación del edificio de Las Carolinas para convertirlo en un hotel-escuela estará finalizada en septiembre y la zona de aulas y oficinas podría estar disponible a comienzos del año próximo. En total, la Asociación de Hostelería habrá invertido en este proyecto entre 300 y 350 millones de pesetas, incluido el precio que pagó a Caja Cantabria por el edificio santanderino, que está rodeado de un magnífico parque arbolado.
La nueva sede supone un incremento patrimonial muy importante, si se tiene en cuenta que se trata de un edificio noble, con 2.000 metros cuadrados construidos y una finca de 5.000 metros cuadrados, ubicada en General Dávila, una calle que ya forma parte del corazón de la ciudad. A cambio, la Asociación ha tenido que hacer un esfuerzo económico, pero no tan significativo como pudiera pensarse, dado que la venta de su actual sede al Igualatorio Médico le supondrá unos ingresos de 190 millones de pesetas y el Gobierno cántabro le aportará una subvención de 80 millones de pesetas repartidos en cuatro ejercicios.
Junto al chalet que posee la finca, se está construyendo un discreto anexo mucho más funcional. En el edificio principal se impartirán las enseñanzas previstas, además de las prácticas de restauración y alojamiento, para lo cual habrá 13 habitaciones dispuestas como si fuese un hotel convencional, un comedor y una cafetería. El nuevo edificio, de una sola planta, acogerá las oficinas de la Asociación y en el semisótano se construirán aulas y una cocina destinada a las prácticas de restauración.
La nueva escuela-hotel va a ser un centro de formación polivalente. Por una parte, formará a los trabajadores que pretenden incorporarse al sector, una educación práctica y acelerada para evitar los actuales problemas de falta de mano de obra cualificada y poder dar al público la calidad de servicio exigible. Por otra parte, se impartirá formación continua a empresarios y trabajadores que ya están en el sector, para garantizar su reciclaje.
También está prevista una formación más extensa, semejante a una diplomatura en gestión hotelera, en la que los alumnos adquirirán un conocimiento completo de las distintas partes del negocio (restauración, alojamientos, cocina, etc.). El objetivo es que puedan incorporarse a cualquier departamento de un hotel, estar al frente de un establecimiento o formar a otras personas a su cargo.
Esta enseñanza, que posiblemente se concierte con alguna institución universitaria, completaría las necesidades de la región, que ya tiene centros de formación profesional y diplomaturas en Turismo. La propia Asociación ya hace una notable labor en este campo, si se tiene en cuenta que el pasado año impartió 52 cursos a 942 alumnos.
El sector hostelero es el más demandante de empleo, sobre todo en periodos estacionales en que las plantillas habituales crecen un 70%, y se ve obligado a acudir a profesionales sin cualificación, en muchos casos extranjeros, para cubrir la demanda. Esas circunstancias provocan tensiones y problemas cada año, que la Asociación ha tratado de paliar creando una bolsa de empleo y unos cursos rápidos de formación.