El Gobierno planea dos grandes puertos deportivos en Suances y San Vicente
Sin llegar al extremo de países como Finlandia, donde existe una embarcación por cada siete habitantes, en Cantabria la navegación deportiva es una práctica que cuenta cada día con más adeptos. Sin embargo, la falta de puntos de amarre y el elevado coste de los atraques en los pocos puertos deportivos que existen suponen un serio obstáculo para su popularización.
Si la iniciativa privada responde a los proyectos que está elaborando la Dirección General de Costas del Gobierno regional, Cantabria podría contar en pocos años con cuatro grandes puertos deportivos situados en Laredo, Castro, Suances y San Vicente de la Barquera, que sumarían cerca de 3.700 nuevos puntos de amarre. Estas instalaciones vendrían a complementar a las ya existentes en la bahía santanderina –Puertochico, Marina del Cantábrico, Pedreña, y El Astillero– y al polémico proyecto anunciado por el alcalde de Santander, para construir en San Martín un puerto deportivo.
Una llamada a la iniciativa privada
El Gobierno cántabro pretende que sean empresas privadas las que asuman la construcción de estos puertos mediante concesión administrativa para la explotación de los puntos de atraque y, sólo en aquellos casos en que se estimara necesario, colaboraría a financiar con dinero público la elevada inversión que requiere la construcción de los diques de abrigo. Salvo en el caso de Castro Urdiales –cuyo proyecto lleva una demora de más de dos años debido a la falta de acuerdo entre el Ayuntamiento y el Ejecutivo– que está pensado para ser ejecutado en la dársena ya existente, en los proyectos diseñados para Laredo, Suances y San Vicente de la Barquera será necesario proceder a la construcción de grandes diques con inversiones que superan en cada uno de los casos los 4.000 millones de pesetas.
En los estudios financieros que está llevando a cabo la Dirección General de Puertos para el proyecto de Laredo –el más avanzado, tras el de Castro– se contempla la posibilidad de que el Gobierno cántabro financie la construcción de los diques y recupere después a través del canon de la concesionaria al menos el 50% de lo invertido. Con unas defensas como las que se contemplan, y que darían protección también al puerto pesquero, Laredo podría contar con 1.100 puntos de amarre para embarcaciones deportivas. Aunque la inversión total de la obra se estima en 9.000 millones de pesetas, varios grupos empresariales se han dirigido ya al Gobierno cántabro interesándose por el proyecto. Un interés que resulta explicable si se tiene en cuenta que en el Club Náutico de Laredo el número de embarcaciones en época estival se acerca a las 700.
“Este proyecto va mucho más allá de un simple lugar para la acogida de barcos –subraya el director general de Puertos, Carlos Montans–. Puede cambiar por completo la vida no sólo de Laredo sino de la comarca del bajo Asón. Un puerto de estas características funciona todo el año y genera muchos puestos de trabajo en marinería, en la industria auxiliar y en la hostelería”.
La intención de la Consejería es la de que el proyecto se ponga en marcha a primeros de año, independientemente de que la localidad pejina quede descartada como subsede olímpica de la candidatura de Madrid, dado que la elección parece ya decantada hacia Palma de Mallorca.
Idéntico interés que en el caso de Laredo ha mostrado la iniciativa privada por el proyecto pensado para Castro Urdiales, donde la masiva afluencia de nuevos residentes, procedentes en su inmensa mayoría del País Vasco, ha multiplicado el atractivo de la villa para las inversiones en infraestructuras de ocio. El proyecto redactado por la Consejería de Obras Públicas prevé la construcción de un puerto deportivo con capacidad para 750 embarcaciones, junto con un aparcamiento de dos plantas bajo la superficie del Parque Amestoy, capaz de albergar 1.100 vehículos. Un nuevo paseo marítimo, notablemente mayor que el actual, completaría este ambicioso proyecto, que requeriría una inversión cercana a los 7.000 millones de pesetas.
Además de resolver el déficit de aparcamientos, que se ha convertido en un grave problema en la villa castreña, la explotación del parking subterráneo se plantea como un aliciente añadido para convencer a la iniciativa privada de acometer la totalidad del proyecto.
Dos proyectos para la costa occidental
La auténtica novedad en los planes de la Consejería de Obras Públicas son los dos puertos deportivos que planea en Suances y San Vicente de la Barquera. En Suances, donde el Gobierno regional construyó recientemente un pequeño puerto deportivo para 78 embarcaciones, la Dirección General de Puertos ha diseñado un poco más al sur, en el Arenal de La Riberuca, una dársena capaz de albergar 1.100 amarres y que costaría unos 2.600 millones de pesetas. Pero para que ese proyecto sea viable es preciso solucionar primero el problema que plantea el difícil acceso a la ría de San Martín de la Arena, cuya barra de entrada se convierte en uno de los puntos más peligrosos de todo el Cantábrico. El Gobierno regional, que se dispone a pedir la transferencia de la ría de San Martín, dependiente todavía del Ministerio de Medio Ambiente, solicitará del Gobierno central que antes de la transferencia acometa estas obras de defensa de la ría, algo que sólo puede solucionar un gran espigón a la entrada. La elevada inversión que sería necesaria, alrededor de 4.500 millones de pesetas, convierte el proyecto de macropuerto deportivo en Suances en prácticamente inviable sin la ayuda del Estado.
El caso de San Vicente es estratégico. “La parte occidental de Cantabria tiene un gran problema de seguridad marítima —explica Carlos Montans—. Desde Santander a Gijón el litoral es muy abrupto y no hay prácticamente ningún sitio en el que refugiarse”.
Para remediar esta situación, la Consejería de Obras Públicas ha comenzado los estudios dinámicos para crear un nuevo puerto en San Vicente de la Barquera. Este proyecto, apenas esbozado, supondría la construcción de un nueva bocana que evite la acumulación de arena. Para ello se recuperará la orientación del primitivo puerto, lo que obligará a levantar un dique similar al proyectado para Laredo, a cuyo abrigo se construiría un puerto deportivo capaz de albergar unos 700 amarres.
“La bocana actual del Puerto de San Vicente —señala Montans— está al final de la playa de Merón y esto provoca la acumulación de arena. Lo que proponemos es una solución muy valiente, porque obligaría a cambiar el sentido de entrada. Se va a entrar rumbo norte como entraban las antiguas traineras y los balleneros”.
El problema de la acumulación de arena en el puerto de San Vicente ha sido denunciado este verano por los pescadores de la villa, que se ven obligados a esperar a las horas de pleamar para tener suficiente calado en su entrada en puerto.
Cabotaje náutico deportivo
La finalidad que se persigue con la creación de esta red de infraestructuras deportivas es la de potenciar el turismo náutico. “Queremos planificar la actividad náutica deportiva de esta región —subraya Montans— y mantener una coordinación con otros puertos de la Cornisa Cantábrica e incluso con puertos del sudoeste de Francia, creando una especie de cabotaje náutico-deportivo”.