Solvay pone en marcha su emisario submarino de Usgo
Un año después de haber comenzado los trabajos, la fábrica de Solvay Química en Torrelavega ha comenzado a utilizar el emisario submarino que lanza al mar los residuos líquidos de la planta. Una tubería de acero inoxidable de gran calidad, para resistir el agua marina, parte desde la costa de Usgo y se adentra 700 metros en el mar donde dispersa los vertidos sobre un lecho de arena que se encuentra a 14 metros de profundidad.
Solvay comenzó en 1988 a estudiar los efectos causados por sus vertidos residuales al mar, que desde hace 40 años se realizan a través de los acantilados de Usgo, muy cerca de la playa, hasta donde llega una tubería que parte desde la fábrica, ocho kilómetros al interior. Los resultados indicaron que los efectos no son irreversibles y tienen un carácter limitado, dado que el grueso de los vertidos son carbonato cálcico muy fino y cloruros de sodio y calcio, compuestos no tóxicos que se integran con facilidad en el medio. Sin embargo, sus efectos paisajísticos eran notables, al formar en los acantilados unas concreciones calcáreas de aspecto cementoso y provocar en el mar un sorprendente color azul piscina.
El estudio recomendaba reducir el impacto sobre la zona construyendo un emisario que alejase los vertidos de la costa y, sobre todo, de la playa de Usgo, de la que ahora quedan a un kilómetro.
Con la puesta en servicio del nuevo emisario, el agua de la playa ha recuperado su natural transparencia y Solvay estima que el acantilado donde se efectuaba el vertido hasta ahora recobrará su aspecto normal en un plazo relativamente breve.
El nuevo emisario tiene un diámetro de 0,5 metros y ha supuesto una inversión para la empresa superior a los 5 millones de euros (unos 850 millones de pesetas). A cambio, Solvay se libera, con mucho plazo de margen, de la obligación legal de resolver los impactos paisajísticos que causaba el vertido.