Un puente hacia el empleo
Ni la aparición de nuevas titulaciones ni los cambios introducidos en los planes de estudio han evitado que la formación y el empleo continúen estando separados en España por una notable distancia: la que media entre las enseñanzas que se imparte en la Universidad —y en menor grado en la renovada formación profesional—, y los requerimientos del mercado de trabajo. El resultado es la dura y, en muchas ocasiones, desalentadora travesía que deben recorrer los jóvenes universitarios antes de encontrar un primer empleo, algo que no suelen lograr, según el Instituto Nacional de Estadística, antes de los dos años y medio.
Para acortar en lo posible ese tránsito ha surgido un entramado de centros de enseñanza que complementan con su enfoque, eminentemente práctico, la formación oficial. Atentos a la señales que emite el mercado laboral, esta oferta educativa esta diseñada con el criterio de que los conocimientos que en ella se imparten se correspondan con las actividades y necesidades reales de los diversos sectores productivos.
La propia Universidad pública también ha reaccionado con una oferta complementaria de formación posgrado y una diversificación de las titulaciones dirigida a captar una clientela cada vez más difícil y escasa, dado que el fuerte descenso de la natalidad de los años 80 ha provocado una sustancial merma en el número de muchachos que se matriculan en todo tipo de centros de enseñanza.
La titulación no basta
Hasta hace unos años tener una licenciatura universitaria era suficiente para respaldar una demanda de empleo; hoy en día esta titulación se da por descontada y lo que era una simple posibilidad de mejorar las expectativas laborales —la obtención de un título de postgrado— empieza a ser un requisito esencial. Además, la formación continuada se ha convertido en una herramienta decisiva para el desarrollo de nuevas capacidades profesionales y las empresas lo han asumido como una de las claves para mantener su competitividad.
Esta creciente necesidad de formación ha impulsado la multiplicación de titulaciones, masters y cursos de postgrado; un interés que se refleja en el aumento del número de cursos, constante desde hace una década. Según el Círculo de Progreso, el año pasado se impartieron en España unos 1.350 cursos de postgrado, orientados en muchos casos a potenciar las capacidades de gestión empresarial.
Pero la fiebre de preparación laboral no afecta sólo a los licenciados universitarios o a los profesionales en activo. Cualquier demandante de empleo sabe que le conviene acudir al mercado laboral pertrechado de conocimientos que hoy se consideran básicos y en torno a los cuales ha surgido todo un sector de enseñanza especializada: cursos sobre nuevas tecnologías, informática a todos los niveles y los, hoy en día imprescindibles, conocimientos de idiomas.
Las escuelas de negocios
Impulsado por el dinamismo del mercado y por la demanda de profesionales muy formados, el sector de las escuelas de negocios ha vivido en estos últimos años un periodo de bonanza, con crecimientos en torno al 9% y un volumen de facturación que ronda los 60.000 millones de pesetas.
Alentadas por el boom que conoció esta especializada oferta educativa a finales de los años ochenta, en España funcionan hoy 340 escuelas de estas características, la mayoría de ellas de reducida dimensión. Se trata de un mercado muy segmentado que se puede ver abocado a medio plazo a un proceso de racionalización. De hecho, cinco de estas escuelas —IESE, ESADE, IE, EOI y ESIC— se reparten ya el 35% del sector.
Al igual que ha ocurrido en otros ámbitos de la actividad económica, las señales de desaceleración amenazan con frenar la buena marcha de este tipo de centros. En EE UU, las principales escuelas de negocios han registrado una caída de la actividad del 50%. Pero, a pesar de las amenazas de crisis, las previsiones para los dos próximos ejercicios siguen siendo optimistas. Según la consultora DBK, el sector de las escuelas de negocios crecerá en España en el 2002 el 8,4%, dos décimas menos de lo que creció el pasado año.
La incorporación por parte de las empresas de la formación continua como medio de mejorar las habilidades de sus ejecutivos ha potenciado una modalidad de enseñanza —la formación in company— que se ha convertido en el último gran filón para los centros. Buena parte del incremento de su actividad proviene de los programas diseñados a la medida de las necesidades de las empresas y orientados a desarrollar capacidades directivas dentro de una determinada organización. La demanda de este tipo de programas crece deprisa y supone ya el 20% de la facturación de las escuelas de negocio.
Pero la estrella de este tipo de centros es, sin duda, el master en Dirección y Administración de Empresas (MBA). Estas siglas, prácticamente desconocidas hace una década, se han convertido hoy en un requisito casi imprescindible para los aspirantes a un puesto directivo. Según un estudio elaborado por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, el 32,5% de los directivos españoles cuenta en su expediente académico con algún curso de postgrado o máster en Administración y Dirección de Empresas, y la tendencia va en aumento. Según el análisis de la consultora especializada en recursos humanos Círculo de Progreso, el 10% de las ofertas que se publican en España para estos profesionales exige titulación de postgrado y en el 72% se especifica que lo que buscan es un alumno de un MBA.
Pero hacer un MBA o cualquier otro programa de postgrado no es una tarea fácil. En primer lugar, hay que elegir el programa que más se ajusta a las necesidades personales. La amplitud de la oferta y la dificultad para abarcar toda la información disponible hace que esta importante decisión no siempre se pueda tomar adecuadamente. Las propias escuelas de negocios suelen organizar jornadas en los centros universitarios y acuden a diversos foros para darse a conocer, como el Salón Aula (Salón Internacional del Estudiante y la Oferta Educativa), patrocinado por el Ministerio de Educación y Cultura, que se celebra desde hace diez años en el Parque Ferial Juan Carlos I, de Madrid. Este Salón se ha consolidado como el mayor escaparate español de oferta educativa. En él se tiene acceso a la información de universidades públicas y privadas, escuelas de negocios y otros centros de postgrado, centros de estudios profesionales, escuelas de idiomas, organismos oficiales y organizaciones no gubernamentales.
Los estudios de postgrado requieren una importante inversión y pueden llegar a tener un impacto decisivo sobre el desarrollo profesional, por lo que antes de matricularse en un master hay que comprobar el prestigio del centro y las salidas profesionales de promociones anteriores.
En España son 38 escuelas, la mayoría privadas, las que ofrecen estos estudios que suelen durar uno o dos años, cuestan entre 12.000 y 45.000 euros y llevan aparejado, en muchos casos, un fuerte proceso de selección del alumnado.
En el último ranking de Financial Times, en el que se analizan las principales escuelas para directivos y profesionales del mundo, IESE aparece como la institución española más reconocida, ocupando el puesto 25, por detrás tan sólo de la francesa Insead y la suiza IMD entre las europeas. El Instituto de Empresa ocupa el puesto 35 y Esade, el 79. Sin embargo, estas tres escuelas españolas han bajado puestos con respecto a años anteriores, lo que refleja la gran competencia que vive el sector y el dominio que sobre él ejercen las escuelas estadounidenses. Las cinco primeras escuelas de este ranking, que está encabezado por Wharton y Harvard Business School, son de ese país.
En este mismo análisis se recoge el dato de que los salarios de los alumnos que han pasado por las principales escuelas de negocio de España varían entre los 16 millones de pesetas brutos anuales de los procedentes del IESE o del Instituto de Empresa y los 12 millones de los salidos del Esade.
Las escuelas de negocios son cada vez más conscientes de la importancia de incorporar una visión humanista a la formación de sus alumnos. Los centros que deseen estar en la vanguardia de esta exigente oferta educativa no sólo deben formar en la gestión empresarial, las estrategias, las finanzas, el marketing o el funcionamiento de los mercados, sino que han de contribuir a identificar y desarrollar en los alumnos las habilidades personales, sociales y gerenciales.
El auge de la formación on line
El aprendizaje a través de Internet ha emergido como una de las aplicaciones más útiles de la red. La formación virtual abre nuevos horizontes para quienes, por motivos laborales o familiares, tienen serias dificultades para asistir a las clases presenciales.
La libertad de horarios, la inmediatez en la transmisión del conocimiento, la reducción de costes al evitar desplazamientos y la posibilidad de que cada alumno establezca el ritmo de aprendizaje que considere adecuado a sus circunstancias son algunas de las ventajas que ofrece la formación a través de Internet.
El sector se encuentra en franca expansión y según Educaweb, el mercado de la formación en Internet alcanzará en España en el 2002 los 53 millones de euros (8.818 millones de pesetas).
La Red ha demostrado ser también una herramienta muy útil para la educación superior, los masters y los programas de doctorado.
Una de las mejores opciones de los centros educativos especializados para seguir creciendo reside en la aplicación de las nuevas tecnologías. Siguiendo el ejemplo anglosajón, las universidades y escuelas de negocios del país han adaptado sus proyectos formativos para atender la demanda de empresas, organizaciones e instituciones a través de Internet con cursos que abarcan todo tipo de materias docentes: desde telecomunicaciones, servicios financieros, gestión comercial y de marketing, hasta formación de formadores, prevención de riesgos laborales, periodismo o idiomas.
Por su parte, las escuelas de negocios españolas han superado su desconfianza inicial hacia la formación a través de Internet y algunas de las más prestigiosas cuentan con MBA on line, que combinan con formación presencial, mientras que EOI ofrece, desde hace dos años, un MBA cien por cien electrónico.
Animadas por la promesa de espectaculares ahorros en desplazamientos, alojamiento y otros gastos asociados a la formación tradicional, las grandes empresas también han comenzado a complementar la formación de sus empleados desde sus portales corporativos o intranets (una red privada a la que sólo tienen acceso los trabajadores de la compañía). Las empresas que han optado por dar este paso, se han orientado sobre todo a contenidos básicos como los relacionados con la informática y los idiomas. A corto plazo, Internet esta llamado a ser también el canal utilizado por las empresas para la formación de sus plantillas en aspectos técnicos directamente relacionados con su trabajo.
Sin embargo, aunque muchas empresas anunciaron inversiones millonarias en aulas virtuales para sus empleados, las previsiones no se han llegado a cumplir. Las barreras culturales y tecnológicas han frenado la expansión de la enseñanza on line en las empresas españolas, de manera que este medio sólo supone hasta ahora el 2% del total de la formación empresarial.
La inexistencia en las compañías de la infraestructura tecnológica necesaria, la falta de contenidos expresamente diseñados para la Red y el cambio de las pautas de aprendizaje que exige este nuevo medio, explican la lentitud en el aprovechamiento de las posibilidades que ofrece Internet. Un medio que, a pesar del frenazo a las precipitadas expectativas creadas en torno a él, nadie cuestiona como la herramienta del futuro para la formación.