Las empresas cántabras empiezan a orientarse hacia el coche eléctrico y se muestran confiadas

En un sector que se enfrenta a cambios tecnológicos sustanciales es poco habitual encontrar la confianza en el futuro que muestran las empresas cántabras. Unas porque ya se están adaptando a esa nueva movilidad, otras porque acaban de superar transformaciones significativas y se sienten capaces de afrontar nuevos retos.

SEG Automotive tiene una ventaja evidente en la evolución hacia el coche eléctrico, la de que sus productos son los más fácilmente adaptables. Que la mayor fábrica del sector en la región parezca tener asegurada la continuidad también le aporta tranquilidad a un buen número de proveedores, sobre todo en la zona oriental.

Al margen de su negocio tradicional de alternadores y motores de arranque, SEG está entrando en otros nichos de mercado que parecen más modestos, como el de las bicicletas eléctricas, pero está convencida de que es un mercado que va a ir creciendo en los próximos años. También ha empezado a producir controladoras para vehículos eléctricos ligeros, producto de su entrada en el campo de la electrónica.

En la fábrica de Treto creen, no obstante, que la normativa europea ha marcado plazos demasiado cortos para el sector, porque requieren un cambio muy sustancial en todos los fabricantes.

SEG Automotive ha empezado a hacer motores para bicicletas

Una de las empresas locales con más confianza en el futuro es Industrias Jacinto Herrero. Tanto que ve la movilidad eléctrica como una oportunidad. “En épocas de cambios es donde tenemos una ventaja competitiva. Nuestros clientes saben de nuestra capacidad de adaptación y de respuesta ante retos complicados”, señalan.

La empresa, que también trabaja para otros sectores y cree que puede aprovechar esa flexibilidad, “ya que contamos con know how interno, ingeniería propia y un mix de tecnologías que nos permiten ofrecer distintas alternativas de fabricación y posicionarnos como un buen colaborador en estas épocas”.

Reconoce, sin embargo, que para aquellas empresas cuyos productos están vinculados al motor de combustión  es un reto complejo, porque se verán obligadas a buscar nuevas oportunidades. El resultado final va a depender, en su opinión “de la capacidad de adaptación que tengan las empresas y del compromiso de todas las partes para ayudar en esta transición”, y apostillan que en este proceso “se va a necesitar mucha generosidad y compromiso tanto por parte de las empresas como de los trabajadores”.

CROPU: ‘Llevamos años trabajando en componentes para sistemas eléctricos’

El Grupo Cropu, propietario de la planta Componentes y Conjuntos, de Guarnizo, suscribe la opinión de que los cambios traen oportunidades “si la actitud es la adecuada y se disponen de los medios para incorporar nuevos procesos o productos”. En su caso, lo ve con cierta tranquilidad, “porque llevamos años trabajando en componentes para sistemas de freno eléctrico, para compresores de aire acondicionado con accionamiento eléctrico y para sistemas de refrigeración de baterías del vehículo eléctrico.”

Cropu está desarrollando, incluso, proyectos para sistemas de conducción autónoma.

La factoría hace un amplio abanico de piezas pero reconoce que los más afectados por la reducción de componentes del vehículo eléctrico van a ser las empresas más vinculadas a los motores térmicos o a las transmisiones, “pero nuestra experiencia indica que la voluntad de afrontar nuevos desafíos, la calidad del producto y el servicio compensan con creces los factores negativos y suelen inclinar la balanza a la hora de seleccionar proveedores”, apostillan.

En Maflow se expresan en términos muy parecidos: “La orientación del mercado europeo al coche eléctrico es una oportunidad más que un riesgo”. Señalan que, para ellos, “la aparición de nuevos materiales y productos abre nuevas vías de negocio y desarrollo, permitiéndonos una mayor expansión y diversificación”.

Jacinto Herrero: ‘En épocas de cambios es donde tenemos una ventaja competitiva’

Su apuesta por la fabricación aditiva (impresión de piezas en 3D), entre otras estrategias de ampliación del negocio, les hace estar en una posición idónea para afrontar estos cambios, y creen que, en general, los fabricantes dispuestos a innovar y desarrollar nuevas tecnologías no tendrán problemas.

En la fábrica Hitachi Astemo Buelna, se muestran igual de confiados “porque afortunadamente, los coches eléctricos también necesitan frenos”, lo que ellos producen. “En cualquier caso, nos estamos preparando activamente para el futuro de la movilidad (electrificación y conducción autónoma) y tenemos en desarrollo sistemas de frenado muy innovadores”.

Orán: ‘El número de coches fabricados en Europa descenderá´

Una de las empresas más veteranas del sector de automoción (desde 1939) es Talleres Orán y suscribe la idea de que la nueva movilidad “plantea oportunidades” pero no deja de reconocer que “ha aumentado notablemente el nivel de incertidumbre del sector”. La empresa santanderina, se siente preparada, “porque tenemos un buen encaje, por nuestra capacidad de dar mucho valor añadido bajo un único techo, así como por nuestra experiencia en proyectos especiales”.

Orán sitúa el problema de la automoción europea más allá, incluso, del cambio tecnológico. “El nivel de precios que introducen los chinos son inalcanzables por los fabricantes europeos, con costes en otro orden de magnitud, por lo que han virado su estrategia hacia vehículos de mayor precio y mayores márgenes, dejando de lado los coches más baratos, un hueco que los chinos están aprovechando”.

Orán: ‘Tenemos un buen encaje por ofrecer mucho valor añadido bajo un mismo techo y por experiencia en proyectos especiales’

Esta segmentación del mercado podría parecer una solución natural para la automoción europea, pero plantea un problema evidente: al apostar por concentrarse en esos segmentos más caros “el número de unidades a fabricar en Europa decrece, y con ello, muy probablemente, el empleo”, augura Orán.

Poner barreras a la importaciones solo sería una solución a corto plazo, en opinión de Orán. Otra salvaguarda temporal son la restricciones a los vehículos de combustión. “Europa ha invertido grandes sumas en esta tecnología que tiene un periodo de amortización largo”, recuerda. La solución definitiva, en cualquier caso, pasará, dicen, “por aportar más valor y entender lo que quieren los clientes finales, con precios ajustados”.