¿Cómo afecta el síndrome de la impostora en el mundo laboral?

En una sociedad donde las demandas y las expectativas profesionales son cada vez más altas, muchas mujeres de éxito se encuentran atrapadas en una lucha interna que socava su confianza y logros, provocada por el síndrome de la impostora.

Este complejo fenómeno psicológico, poco reconocido, pero muy real, tiene su origen en el sistema patriarcal y afecta a numerosas mujeres a pesar de sus logros y títulos, con un impacto profundo en el mundo laboral, influyendo en cómo estas profesionales se ven a sí mismas y cómo perciben su valía en sus campos de acción.

La psicóloga Ana Torres destaca por su enfoque en abordar este síndrome y ofrecer herramientas para superarlo, tanto a través de terapia online como de cursos especializados, orientados a ayudar a las mujeres a abrazar sus logros con autenticidad y confianza. 

¿Cuáles son las consecuencias en el trabajo de sufrir el síndrome de la impostora? 

El síndrome de la impostora se manifiesta en una serie de pensamientos negativos y autocríticos que hacen que las mujeres se sientan impostoras en sus propias vidas, esperando ser «descubiertas» en cualquier momento. Estas personas experimentan dudas persistentes sobre su valía y sienten que sus logros son resultado de la suerte o de engañar a otros.

En el ámbito laboral, este síndrome puede tener consecuencias significativas, afectando la manera en que las mujeres se desenvuelven y avanzan en sus carreras.

El miedo al fracaso y la subestimación de las propias habilidades pueden llevar a quien sufre el síndrome de la impostora, a perder promociones y oportunidades de crecimiento, limitando su progreso a nivel laboral. En esta misma línea, la falta de confianza puede llevar a no negociar adecuadamente salarios ni buscar ascensos, afectando la progresión económica y profesional, así como también a evitar proyectos desafiantes, por el temor al fracaso que limita el crecimiento y el desarrollo de habilidades. 

A pesar de contribuciones significativas, quienes padecen este síndrome pueden atribuir su éxito a factores externos o suerte, evitando el reconocimiento que merecen. Además, el miedo al juicio puede reducir la participación y el aporte de ideas en el entorno laboral y el temor a la incompetencia puede hacer que se eviten posiciones de liderazgo, limitando la propia influencia y el impacto en la organización. 

Por todos estos aspectos, consecuencias del síndrome de la impostora, los niveles de ansiedad y agotamiento aumentan ante la propia presión interna y el temor a ser descubiertas como «fraudes», impactando negativamente en la productividad e incrementando los niveles de estrés. 

Superar el síndrome de la impostora 

La psicóloga Ana Torres ha profundizado en las raíces de este síndrome y destaca cómo el sistema patriarcal ha influido en la construcción de estas sensaciones de duda e inseguridad en mujeres exitosas.

La terapeuta aboga por la importancia del diálogo y la comprensión en el proceso de sanación, ya que romper el ciclo del síndrome de la impostora implica reconocerlo, hablar sobre él y conectarse con otras que comparten experiencias similares.

Con un enfoque en la reflexión y la autoaceptación, Ana Torres ha desarrollado terapias y cursos destinados a ofrecer a las profesionales las herramientas necesarias para superar el síndrome de la impostora. Si bien no existe una solución única para todas, compartir experiencias y apoyarse mutuamente puede fomentar el cambio de esta narrativa negativa. Las mujeres pueden aprender a celebrar sus logros y aceptar sus imperfecciones. 

El poderoso taller de Ana Torres proporciona un espacio seguro para nombrar y comprender el síndrome, identificar las inseguridades y desarrollar pautas para superarlo. La conexión con otras mujeres en situaciones similares fortalece la autoestima y la confianza, allanando el camino hacia una vida profesional más plena y satisfactoria. 

La clave reside en reconocer que no se es una impostora, sino una persona capaz y merecedora de sus logros. Al celebrar las singularidades y aprender a amarse a una misma es posible liberarse del síndrome de la impostora y enfrentar los desafíos laborales con confianza y determinación. 

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