El ‘Mir’ se vincula a Santander
Las estrechas relaciones entre un grupo de aficionados a la navegación cántabros y los responsables del ‘Mir’ pueden tener resultados inesperados para Santander. Por lo pronto, este grupo, encabezado por Santiago García Ortiz, presidente de la Asociación de Capitanes de Yates, ha conseguido que la Autoridad Portuaria facilite la entrada en puerto del magnífico velero ruso sin costes, a cambio de lo cual, el ‘Mir’ ofrecería gratuitamente prácticas en la mar a los alumnos de la Escuela de la Marina Civil que, de esta forma, añadirían a su formación una experiencia en la navegación más tradicional que existe y en uno de los barcos más emblemáticos del mundo.
La academia de San Petesburgo propietaria del barco lo utiliza para fines muy semejantes, de forma que jóvenes de la región podrían acompañar a la tripulación ordinaria durante algunas jornadas. En realidad, esa experiencia ya se ha producido anteriormente de manera informal con varios aficionados cántabros a la vela. Un grupo entre los que estaban el propio García Ortiz y el director financiero de El Dromedario, Jesús Barros, se embarcaron en el ‘Mir’ en Santander durante la Cutty Sark e hicieron en el barco la última etapa de la regata, que unía el puerto cántabro con Portsmouth.
La travesía fue inolvidable para todos ellos, no sólo porque el barco, en el que prestaron su servicio como otros marineros más, ganó la prueba de los grandes veleros de la clase A, con ocho horas de ventaja sobre el modernísimo ‘Stad Amsterdam’ sino por el hecho de que para conseguirlo, el capitán del buque no dudó en utilizar la estrategia más arriesgada, la de cruzar el Canal de la Mancha dirigiéndose hacia la línea de tormentas para que el temporal empujase con fuerza la enorme superficie de velamen del ‘Mir’ el segundo velero del mundo en dimensiones, sólo superado por el ‘Sedov’, otro barco ruso que también participó en la regata.
Los tripulantes cántabros conocieron los rigores del mar y establecieron una relación de camaradería muy estrecha con algunos de los responsables del barco. Una muestra de ello es que han sido invitados a sumarse a la tripulación del ‘Mir’ en la regata de grandes veleros del próximo año que se disputará en aguas del Báltico y que aún no tiene nombre.
Una vinculación con San Petesburgo
Los capitanes de yate creen que si se establece una vinculación más estrecha con el barco ruso, que utilizaría Santander como puerto de descanso y formación cultural para su tripulación, no resultaría aventurado proponer el hermanamiento de la capital cántabra con San Petesburgo, una ciudad rusa legendaria que coincide con Santander en las importantes huellas culturales dejadas por la monarquía, ya que fue la ciudad de los zares durante siglos, y es sede de uno de los museos más importantes del mundo, L’Hermitage.
El ‘Mir’ se apoya en otros cinco patrocinadores, todos ellos compañías rusas comerciales que colaboran en el sostenimiento del barco. Santander se limitaría a facilitar su escala en puerto sin gastos y su presencia esporádica se convertiría en un atractivo más de la ciudad, mucho antes de que retorne la regata de grandes veleros –otro de los empeños de los capitanes de yate– dentro de cuatro o cinco años, en el mejor de los casos, dado que los organizadores procuran diseñar recorridos variados.