Santander será puerto base de un buque-hospital del ISM
Desde hace catorce años, Santander es puerto de apoyo del buque hospital arrendado por el Instituto Social de la Marina para prestar cobertura sanitaria y logística a los pescadores que faenan en aguas del Golfo de Vizcaya y en el Atlántico Norte. Y lo es no sólo por su idoneidad geográfica, sino porque sólo la dirección provincial cántabra del ISM ha querido asumir el esfuerzo que supone coordinar esa tarea. Como reconocimiento a la labor realizada durante estos años, el puerto santanderino se convertirá en sede permanente del buque-hospital cuya construcción acaba de ser aprobada por el Consejo de Ministros.
Aunque la decisión sobre el puerto base aún no ha sido tomada de manera oficial y el buque no estará navegando hasta dentro de tres o cuatro años, los responsables locales del Instituto Social de la Marina han sido advertidos para que preparen la infraestructura que necesitará el nuevo buque-hospital en tierra, por lo que se da por segura su vinculación al puerto cántabro.
La creciente dificultad para arrendar barcos que reúnan las características de navegación y maniobrabilidad que requiere este servicio, ha impulsado a la Secretaría de Estado de la Seguridad Social, de la que depende el Instituto Social de la Marina, a construir un barco propio, en el que invertirá 17,61 millones de euros (2.930 millones de pesetas).
Un modelo a seguir
Será el segundo buque-hospital de este organismo, que arrienda desde hace años el ‘Esperanza del Mar’, con base en Las Palmas de Gran Canaria, desde donde cubre la zona pesquera del banco sahariano. El buque tradicional fue sustituido el pasado año por un nuevo barco-hospital, del mismo nombre, construido en los astilleros Juliana (Gijón) y en su equipamiento participaron algunas empresas cántabras como Talleres Cagigas, un colaborador habitual de la firma de ingeniería naval que proyectó el barco, la empresa vizcaína Oliver Design, que optará también al nuevo concurso, y cuyo diseño fue premiado como el mejor en este tipo de construcción naval.
Partiendo de esta experiencia, el nuevo buque asistencial incorporará todas las mejoras tecnológicas aparecidas en materia sanitaria y de seguridad, tanto de la propia nave como de las condiciones de trabajo a bordo.
Aunque algunas de las características del barco dependerán de la propuesta que haga el astillero adjudicatario de la construcción, estará adecuada a las necesidades de la flota artesanal a la que va a prestar servicio. Aunque de tamaño inferior al ‘Esperanza del Mar’, no será un barco pequeño: desplazará cerca de dos mil toneladas, con una eslora próxima a los 70 metros, y será capaz de alcanzar una velocidad de 15 o 16 nudos. La dotación está compuesta por 20 personas, entre tripulantes y personal sanitario (dos facultativos y un ATS).
En la zona hospitalaria, el barco contará con camarotes para diez enfermos, UCI, quirófano, sala de rayos X y laboratorio de análisis clínicos. Como el buque que le servirá de modelo, estará equipado para la consulta telemédica y por videoconferencia. Además, tendrá tres embarcaciones auxiliares de transbordo, una de ellas medicalizada.
La experiencia de las dos décadas de servicio que acumula el ‘Esperanza del Mar’, en las que ha atendido a casi 26.000 tripulantes, indica que las patologías más frecuentes a las que habrá de hacer frente el nuevo barco serán las lesiones o envenenamientos, que han supuesto el 18,7% de los percances. Le seguirán las dolencias digestivas (13,7%) y las enfermedades dermatológicas (11,5%).
Las consultas radiomédicas y las ambulatorias, que se prestan a través de las embarcaciones auxiliares, ocupan buena parte de la actividad cotidiana del personal sanitario que va a bordo de estos buques. También son comunes la reducción de fracturas o los accidentes que requieren cirugía menor y los percances con anzuelos, uno de los accidentes más frecuentes entre los pescadores que se dedican a la captura del pez espada y a las costeras del bonito, donde se utilizan algunos de gran tamaño. Para los marineros de los arrastreros, los riesgos más habituales proceden del desplazamiento de las puertas de arrastre, que pueden superar los mil kilos de peso.
Las deficiencias en las medidas de prevención de riesgos a bordo de algunos pesqueros están en el origen de otros muchos percances –es una de las profesiones con más alta siniestralidad– y los sanitarios más veteranos en las campañas asistenciales saben, por experiencia, que ciertos barcos son más proclives que otros a sufrir incidencias.
Para aquellos cuidados médicos que no se puedan prestar a bordo, el buque dispondrá de una plataforma para helicópteros que facilite la evacuación de los enfermos. Aún en las zonas más alejadas, como las que transitan los pesqueros dedicados al pez espada, todo el operativo de la evacuación por aire nunca se demora más de 24 horas y en zonas más cercanas al litoral se realiza con mucha mayor rapidez. Los helicópteros de rescate marítimo del SAR pueden cubrir hasta 600 millas con depósitos de combustible suplementarios, en tan sólo dos horas.
Cobertura para 19.000 pescadores
El objetivo del barco será colaborar, junto a los buques-hospital de otras nacionalidades, en el dispositivo asistencial en las costeras del bocarte, del bonito y del pez espada. En la zona de actuación prevista para el nuevo barco sanitario faenan alrededor de 1.500 buques. Esto supone atender a las necesidades sanitarias de unos 19.000 pescadores, todos los que integran la flota internacional que opera en el Atlántico Norte.
La autonomía es uno de los factores clave para que el buque hospital pueda llevar a cabo su cometido. Hay que tener en cuenta que los barcos que integran la flota espadera operan permanentemente en alta mar, y su alejamiento de los puertos base puede alcanzar las 1.500 millas, distancia que también alcanzan las flotas boniteras. Los pesqueros que participan en las costeras del bocarte y merluza en el Gran Sol no se alejan tanto, ya que se mueven en un radio máximo de 1.000 millas con respecto a su puerto base. Para cubrir holgadamente esas distancias y moverse entre las distintas flotas, la autonomía del buque hospital debe superar las cinco mil millas.
Galicia es la región que más pescadores aporta a estas costeras. El 73% de las tripulaciones embarcadas en estas flotas proceden de esa comunidad. Del País Vasco son un 16%, mientras que los marineros de Cantabria y Asturias apenas suponen un 6% y un 5%, respectivamente.
Otro barco científico en proyecto
Si además del futuro barco-hospital se confirma que Santander será también puerto base para un nuevo buque oceanográfico –similar al Hespérides– que proyecta construir el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el puerto cántabro estaría en vías de recuperar parte del protagonismo perdido como punto estratégico del Cantábrico.