Confidencial
Bancantabria supera la auditoría de Fortis
Todo indica que el decanato de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Cantabria seguirá gestionado por una mujer. Marta Guijarro Garvi, ex directora general de Innovación Educativa del Gobierno de Cantabria y destacada militante del Partido Popular, se presenta como candidata al decanato con la intención de sustituir a Concepción López Fernández, lo cual no deja de ser llamativo en la Facultad donde el profesorado está más escorado a la izquierda.
El cambio de Gobierno nacional también va a tener reflejo en la Facultad. No regresa, por el momento, Cristóbal Montoro, titular de una cátedra, pero si retornará la profesora de Economía Aplicada Natividad Fernández que el ex ministro de Hacienda llevó a Madrid como colaboradora.
LAS DUDAS SOBRE EL Impuesto DE SUCESIONES
El Gobierno cántabro tiene sus dudas a la hora de llevar a cabo la contrarreforma del Impuesto de Sucesiones para dejarlo como estaba y, así poder rebajar la fiscalidad sobre la compra de viviendas, que el PP tuvo que elevar para compensar la pérdida de ingresos. En los muchos contactos que ha llevado a cabo con empresarios cántabros que viven fuera de la región para que traigan a ella parte de sus intereses económicos o, incluso, su residencia fiscal, casi siempre surge la misma cuestión: si se mantendrá la exención del impuesto de sucesiones, un asunto que en las familias con grandes patrimonios resulta de extraordinaria importancia económica. Parece, pues, que el desmantelamiento del impuesto puede utilizarse como un incentivo más para la captación de inversiones. Pero no es una solución gratuita, ya que la contrapartida tiene unos efectos sociales imposibles de ocultar. Con la subida del IVA de la vivienda y del tipo del impuesto sobre las escrituras que estableció el último Gobierno de Martínez Sieso, quien adquiere un piso de 25 millones de pesetas mediante un crédito hipotecario paga en impuestos casi 2,5 millones (sin incluir todos los deslizamientos de las operaciones previas sobre el suelo y licencias), un esfuerzo desmesurado para un bien de primera necesidad.
LA CAJA DESPIDE A BILBAO, TRAS CONSIDERAR SU CONTRATO DE ALTA DIRECCION
La dirección de Caja Cantabria ha rescindido la vinculación de su ex director de Negocio, Ricardo Bilbao, con la entidad, después de considerar que era un contrato de alta dirección y, por tanto, no está obligada a aplicar el régimen laboral común. De esta forma, la Caja, ha archivado el expediente que le abrió el pasado 28 de enero, cuando le comunicó la suspensión de empleo, y le ha indemnizado con seis mensualidades (diez millones y medio de pesetas). Ricardo Bilbao tiene la intención de acudir a Magistratura de Trabajo para reclamar su continuidad en la Caja, donde entró hace 31 años como auxiliar y ha recorrido todo el escalafón.
La dirección de Caja Cantabria ha decidido reorientar el ‘caso Ricardo Bilbao’, y resolver bruscamente una crisis que cada vez resultaba más problemática. Después de tener abierto mes y medio el expediente para depurar las posibles responsabilidades de su ex Número 2 por supuesta deslealtad hacia la política del Consejo de Administración, se ha provisto de informes jurídicos para tratar de demostrar que Bilbao mantenía con la entidad un contrato de alta dirección, y no la vinculación laboral del personal ordinario, por lo que podía rescindirlo siempre que se produjese una pérdida de confianza con una indemnización de siete días por año trabajado, con un máximo de seis mensualidades. En este caso, como Bilbao lleva más de treinta años prestando sus servicios en la entidad, se ha aplicado el tope de las seis mensualidades y la cuantía es de alrededor de 10,5 millones de pesetas.
Hasta ese momento, el caso parecía que podía resolverse por una vía negociada e, incluso, Bilbao llegó a recibir propuestas informales para que aceptase una pequeña sanción a cambio de cerrar el expediente. El ex director de Negocio insistió desde el mismo día 28 de enero que no aceptaría ni una indemnización pactada, por elevada que fuese, ni una sanción, al entender que eso significaría un reconocimiento de culpa. Admitía su cese como alto directivo, pero no su salida de la Caja, al entender que forma parte de la plantilla y en las distintas responsabilidades que ha ejercido, nunca se le ha hecho un contrato específico de alta dirección.
La dirección de la Caja ha optado por acabar de una forma brusca el proceso, con una carta en la que se le comunica el cierre de su expediente por considerarse finalmente que su contrato es de alta dirección, y el desestimamiento sin causa del mismo, lo que no obliga a motivar la rescisión.
Bilbao, afiliado a CC OO, ha conseguido el apoyo de los sindicatos de la entidad para mantener su reclamación ante la Magistratura de Trabajo, ante la cual tratará de conseguir que el despido sea declarado nulo y, por tanto, la reincorporación a un puesto de trabajo en la entidad con la categoría laboral que le corresponde (jefe de Primera).