Correos dedica un sello a la Cabaña Pasiega
Correos emite hoy un sello dedicado a la cabaña pasiega dentro de su serie Arquitectura Rural. Esta tipología de construcción es propia de la comarca de los Valles Pasiegos en Cantabria y en el sello se muestra a través de una pintura al óleo del artista Manuel Guazo.
Correos destaca en un comunicado que la cabaña pasiega es una edificación mixta, con vivienda, establo y pajar, se divide en dos plantas, la baja para alojar al ganado y el piso alto para recogida de hierba y vivienda de sus dueños.
Esta edificación pastoril tuvo un lento proceso evolutivo en otras construcciones similares, pero con mayores espacios y apertura de vanos más grandes.
Estas variables, como apunta el arqueólogo y etnógrafo Manuel García Alonso en su obra ‘La cabaña pasiega, origen y evolución arquitectónica’, fueron introducidas por hidalgos más pudientes que requirieron, por su especial habilidad, a constructores que seguían ese patrón iniciado por los propios pastores de las tres villas pasiegas y que ayudaron a consolidar ese característico modelo arquitectónico que perdura en nuestro tiempo.
La planta de la cabaña es un rectángulo de proporciones que varían en función del número de vacas. Habitualmente sus dimensiones varían entre 8 y 10 metros de longitud por 5 a 8 metros de anchura, los muros son de piedra.
La madera utilizada en el interior es de roble y haya, generalmente con dos gruesos postes de compacto roble que descansan sobre peanas de piedra y soportan el «petral» o viga madre sobre la que apoyan las viguetas y tablas que forman el tillado del suelo. Ya en el piso alto, tres o más postes sirven de apoyo a la viga cumbrera cuyos extremos descansan a su vez en los hastiales triangulares sobre los que se apoyan las dos vertientes del tejado. Esta cubierta está realizada con grandes lastras de arenisca o de pizarra de diferentes dimensiones.
La tradición pasiega, poco dada a cambios, ha hecho que, en cuanto al modelo de edificación, no se salga de la planta rectangular y la cubierta a dos aguas con fachadas, por lo general, dispuestas en el muro corto perpendicular al cumbre, usanza que se mantuvo igualmente en las denominadas cabañas vividoras, mucho más grandes y acondicionadas para pasar los períodos invernales en la parte baja de estos valles y lejos de las montañosas y frías crestas, e incluso esta morfología se mantuvo en la construcción de los molinos harineros.
Precisamente, en el sello dedicado a Arquitectura Rural muestra estas tres versiones apuntadas: cabaña ganadera, cabaña vividora e industrial pasiega. En 2015, Correos dedico un sello a la casona montañesa, dentro de la misma serie.