Nada es como parece
DECISIONES VOLUBLES.– El Servicio de Defensa de la Competencia ha acusado a cuatro cadenas de hipermercados de prácticas restrictivas a la competencia, por obligar a sus proveedores a utilizar un etiquetado antihurto que sólo podía suministrar una compañía. Lo curioso de la decisión es que el mismo Servicio –dependiente del Ministerio de Economía– había archivado el caso hace un año por falta de pruebas. Entonces, y por sorprendente que parezca, consideró insuficiente una carta notarial que los hipermercados enviaron a sus proveedores exigiéndoles las etiquetas de radiofrecuencia de este fabricante. Ante las dificultades para asumir el coste, la industria afectada recurrió y la misma carta ahora se ha considerado más que suficiente para sancionar. Con tal volubilidad, según quién gobierne el Ministerio es difícil que un organismo como el Servicio de Defensa de la Competencia llegue a ser considerado independiente.
EL CINE EN TELEVISION SE APAGA.– De los cien programas de televisión más vistos en 2004 sólo siete fueron películas. Hace diez años, cuando todas las cadenas ofrecían cantidades astronómicas a las grandes productoras norteamericanas para hacerse con sus films y evitar que cayesen en manos de otra cadena española, hubiese parecido inverosímil. Ahora, ya no vende. Quizá todos han llevado el negocio demasiado lejos, empezando por las propias televisiones, que han saturado las emisiones de espacios publicitarios, y siguiendo por las productoras, que exprimen las películas al máximo en los videoclubs antes de dejarlas en manos de las televisiones.
LA NUEVA BURBUJA.– El inversor en Bolsa no escarmienta nunca y los analistas, tampoco. Desde que Google salió a Bolsa, hace diez meses, su valor se ha triplicado y ahora, ha vuelto a dispararse, después de una valoración aún mayor que ha hecho el Credit Suisse First Boston. Después de esta carrera alcista, el buscador de Internet ya vale en Bolsa tanto como el Santander y el BBVA juntos, aunque sus beneficios son 25 veces menores.
LOS IMPUESTOS SIGUEN SUBIENDO.– Frente a todos los compromisos del PP y del PSOE, la presión fiscal en España sube año tras año, incluso en aquellos ejercicios en que se ha retocado a la baja el IPRF. En 2004 alcanzó ya el 34,4% del PIB. Se puede argumentar que ha sido como consecuencia de la fortaleza económica, que ha disparado la recaudación del Impuesto de Sociedades y del IVA y, por tanto, no es un efecto expresamente buscado. En cualquier caso, lo sustancial es que los ingresos tributarios aumentaron un 8,6% el último año y las Administraciones públicas de todos los colores, en lugar de rebajar los tipos para mantener la presión fiscal, aprovechan la oportunidad para gastar más.
UN CAMBIO DEMASIADO BRUSCO.– A veces, ser líder de un sector no significa nada. Una empresa como Sony, ejemplo para muchas otras, se ha encontrado con una espectacular caída de los beneficios por culpa de la tecnología, algo que nadie hubiese podido suponer en la compañía más avanzada. Sony equivocó las previsiones sobre la evolución que tendrían en el mercado las pantallas de televisión planas y ha mantenido la fabricación prioritaria de los televisores convencionales. Pero, para su sorpresa, los compradores han decidido de la noche a la mañana que no quieren más televisores de tubo y eso ha propiciado el ascenso imparable de fabricantes que hasta no hace mucho eran casi desconocidos y que han triunfado con las pantallas planas. Una competencia frente a la cual ahora le resultará muy difícil reaccionar, lo cual demuestra que ni siquiera el liderazgo tecnológico garantiza la tranquilidad en estos tiempos.
LA TELA DE PENELOPE.– Los fumadores españoles están abandonando el hábito a un ritmo imparable y las tabaqueras se resienten. Para ellas, la solución está en captar nuevos clientes y la única forma es ofrecer tabaco mucho más barato. Marcas desconocidas superan ya en ventas a un clásico como Winston y el 72% del mercado ha caído en manos de quienes venden la cajetilla por debajo de 1,65 euros. Pero no deja de ser contradictorio que cuando arrecian los esfuerzos públicos para conseguir que los fumadores dejen de fumar, el objetivo de todas las compañías tabaqueras esté en conseguir que los jóvenes no fumadores fumen. Como la mítica Penélope, nos entretenemos en tejer y destejer.