La tecnología, el cambio climático y los retos demográficos marcarán la próxima década, según KPMG

Los avances tecnológicos, el cambio climático y los retos demográficos serán los principales impulsores de la “rápida transformación” de la economía y la sociedad que se producirá en la próxima década, según recoge el Informe 2030: Claves para la nueva década elaborado por KPMG, que también señala que la mayor exigencia social para que las empresas sean responsables y sostenibles se trasladará cada vez más a las decisiones de compra y consumo de los ciudadanos.

El estudio apunta que esos tres vectores vendrán acompañados a su vez de movimientos migratorios, tensiones geopolíticas, cambios en los hábitos de consumo y, como consecuencia, la transformación en los modelos de negocio de las empresas, que pondrán mayor foco en la sostenibilidad y la conducta ética como vía de generación de valor compartido con los distintos grupos de interés: clientes, empleados, accionistas y la sociedad en su conjunto.

“Nuestra vida diaria cambiará gracias a los avances tecnológicos como la Inteligencia Artificial (IA), la conectividad de las redes 5G, la computación cuántica o la realidad virtual”, ha remarcado el presidente de KPMG en España, Hilario Albarracín, quien, no obstante, ha advertido de que esta revolución tecnológica dará pie a dilemas éticos y regulatorios a los que las empresas tendrán que responder dando prioridad a la generación de valor y a la sostenibilidad.

“Los clientes, los empleados, los inversores y la opinión pública más informada, conectada y empoderada, consciente de su capacidad de influencia amplificada por las redes sociales a escala global, premiarán con sus decisiones a las empresas con un propósito, que aporten valor a la sociedad”, ha asegurado Albarracín.

En cuanto a los grandes cambios tecnológicos, el informe indica que el 5G va a ser “el motor que va a acelerar exponencialmente” el desarrollo de modelos de negocio basados en la explotación de datos, la aplicación de tecnologías de (IA), de robotización, de la arquitectura en la nube, del Internet de las Cosas (IoT), de la realidad virtual y aumentada y de Blockchain.

Asimismo, añade que, a pesar de que las tendencias proteccionistas actuales podrían anticipar un viraje hacia el mayor desarrollo de las regulaciones nacionales, la evolución de la economía y la sociedad conducirán a una globalización regulatoria mayor en la próxima década. En este contexto, considera que el desarrollo de la regulación se centrará en tres grandes ámbitos: la privacidad, la competencia y la sostenibilidad.

SOSTENIBILIDAD Y DEMOGRAFÍA

Por otro lado, el estudio también subraya que el cambio climático, los retos de la gestión de recursos naturales y residuos o la protección de la biodiversidad requerirán una transformación radical de la economía hacia un modelo circular cambiando prácticas, procesos y estrategias empresariales.

Además, afirma que la sostenibilidad, entendida como todas las cuestiones contempladas en la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, será clave también a la hora de financiarse por el creciente escrutinio de los inversores, reguladores y supervisores financieros, quienes introducirán en los test de estrés aspectos para detectar la resiliencia de la banca al riesgo climático.

Por otra parte, KPMG indica que las proyecciones de evolución demográfica dibujan un planeta “muy poblado y desequilibrado”, ya que Europa envejece con una esperanza de vida creciente, con España como el país más longevo del mundo en 2040, mientras Asia y África aportan gran parte de la población joven.

En esta línea, también subraya que el relevo generacional obligará a las empresas a replantearse sus modelos de negocio y a adaptar su oferta a las nuevas prioridades de los consumidores más jóvenes (millennials y generación Z). “Las nuevas generaciones han ido invirtiendo su escala de prioridades respecto a las generaciones anteriores de forma que ahora lo primero es el ocio, después desarrollar relaciones y, en último lugar, disfrutar como usuario temporal de la mayor parte de los bienes como las viviendas o los vehículos”, resalta.