Nada es como parece
LA DIETA PUEDE MATAR.– Las dietas milagrosas de los años 90 han acabado por causar alguna que otra indigestión. Una de ellas le ha afectado a la empresa fundada en EE UU por el famoso Dr. Atkins. La dieta que le hizo multimillonario, basada en el consumo casi exclusivo de proteínas y grasas, no impidió que cuando murió en un accidente tuviese un notorio sobrepeso, una insuficiencia cardiaca e hipertensión. Pero tampoco ha impedido que la empresa haya presentado ahora la suspensión de pagos. Y no será por falta de proteínas.
EL SALVAVIDAS DE LAS RECALIFICACIONES.– El Ayuntamiento de Benidorm no parece predispuesto a salvar Terra Mítica por la única vía que en España resuelve casi todos los problemas económicos: la recalificación urbanística. La empresa de ocio creada a instancias de un ex alcalde de la ciudad –Eduardo Zaplana– adeuda 300 millones de euros y para salir de la suspensión de pagos pidió la recalificación de 217.000 m2 que en su día se reservaron como zona de expansión del parque. El concejal de Urbanismo cree que si se recalifica con un fin tan claramente especulativo, los antiguos propietarios del suelo, que fueron expropiados, podrían pedir responsabilidades penales a la Corporación.
RENTABILIZAR LA GRATUIDAD.– El portal de subastas eBay ha pagado 2.100 millones de euros por una compañía europea que facilita llamadas telefónicas gratuitas por Internet llamada Skype. La cifra puede parecer elevada, pero se convierte en estratosférica si se tiene en cuenta que Skype sólo factura 5,6 millones de euros al año (en Cantabria, sin ir más lejos, no pasaría de ser una pequeña compañía). Hay que reconocer que Internet es una puerta de entrada a un mundo económico distinto, tanto que alguien está convencido de poder rentabilizar una inversión semejante en una empresa que permite que sus programas se descarguen gratuitamente, no cobra por las llamadas entre ordenadores y sólo cobra unos céntimos cuando se trata de llamadas desde un ordenador a un teléfono convencional o a un móvil.
LA OPA DE LOS DESPROPOSITOS.– La puesta en escena de la OPA de Gas Natural sobre Endesa ha arrastrado todos los espantajos de la política, el buen gusto y el sentido común. El presidente de la compañía, Salvador Gabarró, comparó la oferta y el tiempo de maduración con la inseminación que da origen a un embarazo, en una imagen muy poco afortunada. La presidenta de Madrid se quejó de que “la sede de una de las grandes empresas españolas se traslade fuera del territorio nacional”, como si Cataluña no fuese España, y uno de los portavoces del PP, Miguel Arias Cañete manifestó que prefiere las opas de un extranjero a las de una empresa catalana. Incalificable.
INDEMNIZACIONES JUGOSAS.– La OPA de Gas Natural ha puesto de relieve otra circunstancia: si triunfa y, como es natural, cambia a los máximos ejecutivos, tendrán que ser indemnizados con 60 millones de euros, que es el blindaje que se han autoconcedido. La Caixa ya pasó por esta experiencia cuando sustituyó a la cúpula de Repsol, y hubo de pagar 40 millones de euros al equipo directivo, la mitad de los cuales se los llevó el ex presidente Alfonso Cortina. Una prueba más de que para cualquier amigo de un presidente de Gobierno –en este caso del anterior– resulta infinitamente más rentable ser llamado para la presidencia de una empresa privatizable que para la cartera de un ministerio.
DARSE DE BAJA.– La prohibición de la práctica del redondeo en facturas telefónicas y de parkings ha eclipsado otra reforma legal simultánea que obliga a cualquier compañía de servicios a aceptar la baja de un cliente por el mismo procedimiento que acepta un alta. Si alguien puede abonarse a un servicio con una llamada telefónica, resulta inconcebible y poco respetuoso que darse de baja sea toda una tortura, como si las nuevas tecnologías solo tuviesen camino de ida. ¿Lo conseguiremos o habrá que seguir dándose de baja de la intención de darse de baja?
JAPON QUIERE SER INFLACIONISTA.– Criados en el temor a la inflación como mal absoluto, para los occidentales resulta incomprensible lo que ocurre en Japón, un país en el que los precios llevan varios años bajando y los tipos de interés están al 0%. Después de un largo periodo de deflación y crisis, los responsables económicos del país están eufóricos ante la perspectiva de que por fin acabarán el año en un 0%, que no es una subida de precios, pero al menos no es técnicamente una bajada.