‘El futuro del sector naval pasa por las energías renovables’
Las empresas cántabras del sector quieren recuperar la iniciativa en un mercado gigantesco
“El futuro del sector naval de Cantabria pasa por las energías renovables”. La afirmación del director de Astilleros de Santander, Juan Luis Sánchez, constata la orientación que vive el sector en la región. Hace diez años perdió la iniciativa en el desarrollo de parques eólicos marinos pero no da por perdida la batalla y en estos momentos tiene un proyecto para hacer un aerogenerador flotante, que puede abrir un gran campo de negocio. El propio Astander va a incorporar velas rígidas en un mercante y Metaltec Naval se ha especializado en buques híbridos o alimentados con energía solar.
Astander vive tiempos de bonanza. El principal astillero de la región facturó 42,4 millones de euros el año pasado y dos ejercicios prácticamente ha duplicado las ventas, hasta volver a las cifras históricas de 2015.
Por sus diques pasa la flota completa de Brittany Ferries, cuyos motores ha adaptado a la nueva normativa comunitaria de emisiones, y muchos otros barcos que navegan por el Atlántico. Ya es una referencia europea en la transformación de buques y las exportaciones suponen el 95% de su facturación.
El astillero da empleo directo a 107 trabajadores pero es más relevante su efecto tractor sobre todo el sector, ya que el personal que se mueve por sus instalaciones ronda los 600 operarios, como consecuencia de las numerosas contratas que trabajan para la empresa. La buena marcha de Astander, que ya en 2017 alcanzaba un ebitda (beneficios más amortizaciones) de cinco millones de euros, es una garantía para todas ellas, en una actividad en la que nadie ha olvidado los muchos problemas del pasado, cuando se hundió la construcción naval, y desaparecieron miles de empleos y numerosas compañías de la región.
El sector naval cántabro ya no aspira a construir barcos, al menos los convencionales, pero sí pretende ocupar un nicho de mercado con gran proyección, el relacionado con el medio ambiente. Un ejemplo es el de Metaltec Naval, que ya ha botado varias embarcaciones de pasajeros con casco de aluminio, alimentados con fuelóleo y paneles solares o únicamente con energía solar, como un catamarán ecológico en el que ha invertido 1,5 millones de euros.
En el terreno de los buques mercantes, Astander ha llevado a cabo la adaptación de buena parte de la flota de Brittany Ferries a las nuevas normas ambientales, colocando costosos catalizadores en los escapes de sus motores, con los que se evita el 90% de las emisiones de azufre.
Ahora, un barco de la compañía de teatro La Fura dels Baus espera en sus muelles a que le coloquen una vela rígida, uno de los poquísimos ensayos que se han hecho en todo el mundo para combinar los motores convencionales con la impulsión a vela, lo que probablemente reducirá el consumo de combustible en más de un 10%, con el consiguiente ahorro económico y de emisiones contaminantes. Un ensayo que, de tener éxito, podría aplicarse en cualquier otro barco mercante e, incluso, en pesqueros.
El encargo de La Fura se ha retrasado por reajustes en el proyecto de ingeniería. Estaba previsto acometerlo a principios de septiembre pero se hará a comienzos del año próximo y para la primavera el barco, denominado ‘Naumon’, lucirá una vela de veinte metros de altura, que ayudará a impulsarlo, con menos gasto de combustible.
El cofundador de la ingeniería catalana Bound4Blue que ha diseñado el nuevo sistema de impulsión, José Miguel Bermúdez, expuso en la última jornada del Clúster Marítimo de Cantabria su proyecto, en el que la calderería cántabra Degima tiene un papel importante, ya que es responsable de la fabricación y montaje de la estructura principal de la vela y de otras partes internas, así como de la integración de los componentes.
Degima participará en otro proyecto aún más ambicioso en este terreno, un encargo de la ingeniería Saitec para construir el primer prototipo de molino flotante, del que solo hay un precedente.
Una nueva oportunidad
El cambio de Gobierno regional en 2011, con la llegada del PP, paralizó las inversiones que buscaban desarrollar una tecnología local para el ámbito de la energía eólica marina, un campo en el que quien primero se posicionase podría encontrar enormes posibilidades de negocio y para el que Cantabria contaba con una baza decisiva, el Gran Tanque del IH, el mejor lugar donde hacer las pruebas.
Las empresas eléctricas europeas han instalado desde entonces varios parques en el mar, pero siempre en zonas de fondos someros (estuarios o la plataforma continental), algo que escasea en España. Perdida esa primera oportunidad, ahora se abre la de los aerogeneradores flotantes, que pueden instalarse en mares abiertos, pero que van a requerir un desarrollo de ingeniería más complejo porque las condiciones ambientales de esos emplazamientos son muy agresivas.
La compañía DNV GL se adhiere al Clúster Marítimo de Cantabria
Al Clúster Marítimo de Cantabria (MarCA) se ha sumado la multinacional de clasificación de buques DNV GL, un aliado de peso que puede abrirle muchas puertas. La compañía tiene más de 13.500 trabajadores y opera en más de cien países.
No es la única empresa de este tipo que está asociada. También forma parte del clúster la compañía belga Bureau Veritas, que se dedica a la certificación y clasificación de buques y estructuras flotantes, así como a la evaluación de edificios industriales, residenciales y comerciales, entre otras muchas actividades.
Entre los 32 miembros del Clúster Marítimo de Cantabria también se encuentran el astillero Astander y empresas locales como el Grupo Fernández Jove, Degima, Ecol, Enwesa, Erzia, Setelsa, el Grupo Gomur, Mindasa, Sidenor Forgins and Castings, Silecmar, Saja Indyna, Casuso Propellers, Alfinter, el Grupo Faed o Gamesa Electric, y varios organismos públicos, como la Universidad de Cantabria, la Autoridad Portuaria de Santander o Sodercan.
Los parques marinos
Una de las compañías que ha apostado más decididamente por los parques eólicos marinos es Iberdrola. La empresa ya ha instalado 70 turbinas en el Mar Báltico, con capacidad para generar 350 MW con las que se abastecen unos 350.000 hogares alemanes. Este proyecto requirió una inversión de 1.400 millones de euros, generó más de 2.000 empleos en la zona, y es uno de los más importantes que se han llevado a cabo en el sector pero cada vez hay más iniciativas. La propia Iberdrola impulsa otro parque en Reino Unido, a 50 kilómetros de la costa de Suffolk.
Aunque la empresa ha decidido vender el 40% de su participación por 1.756 millones de euros, ese complejo eólico marino será uno de los máximos estandartes de esta compañía española que ha apostado abiertamente por la energía ‘verde’, hasta el punto que ha dado orden de cierre de todas sus centrales de carbón. El nuevo parque está compuesto por 102 aerogeneradores con una potencia instalada de 714 MW y estará operativo en 2020.
En sus planes, Iberdrola tiene previsto destinar más de 10.000 millones de euros a proyectos eólicos marinos, lo que indica el enorme potencial económico que tiene este nuevo mercado, en el que Cantabria pretende recuperar la iniciativa tecnológica.
El responsable de I+D+i, de Iberdrola, Luis Malumbres, se muestra convencido de que el futuro está en estas plataformas y de ahí la apuesta clara que ha hecho su compañía por las plataformas off shore.
No obstante, antes de fabricar los molinos marinos en serie y reducir costes es necesario demostrar ante los organismos europeos que se trata de un sistema eficiente, seguro y rentable, además de adecuar algunos puertos a este tipo de instalaciones. Un proceso en el que el cluster de empresas navales recién formado en la comunidad bajo la denominación MarCA quiere tener una presencia muy activa.
David Pérez