HANK de Gogoa Mobility Robots, un avance en la rehabilitación de las secuelas del ICTUS
Las secuelas del ictus representan una de las principales causas de discapacidad motriz en el mundo. Miles de personas que sobreviven a un ictus se enfrentan a la pérdida parcial o total de la movilidad, lo que afecta gravemente su calidad de vida. En este contexto, HANK, el innovador exoesqueleto para rehabilitación neurológica desarrollado por Gogoa Mobility Robots, emerge como una herramienta clave, ofreciendo nuevas esperanzas para los pacientes que luchan por recuperar su movilidad. Esta tecnología avanzada permite una recuperación funcional más rápida y efectiva, ayudando a los pacientes a recuperar la independencia que han perdido a causa del ictus.
Exoesqueletos para rehabilitación neurológica: una tecnología transformadora
El exoesqueleto HANK está diseñado específicamente para pacientes con lesiones neurológicas, como los que han sufrido un ictus. Su funcionamiento combina la robótica de precisión con la fisioterapia convencional, ofreciendo un tratamiento más efectivo para la recuperación de los movimientos afectados. Gracias a la intervención de este dispositivo, los pacientes pueden realizar movimientos precisos que estimulan el sistema nervioso, promoviendo la neuroplasticidad y facilitando la recuperación de los patrones motores necesarios para la movilidad diaria. Esto confirma las recientes investigaciones certifican que la asistencia bilateral con un exoesqueleto de cadera permite caminar más rápido a personas con trastornos crónicos de la marcha relacionados con el ictus. Todo esto, según lo descrito en la Libreríanacional de Medicina de los Estados Unidos.
HANK no solo se adapta a las necesidades del paciente, sino que también puede personalizarse para ajustarse al progreso individual de cada usuario. Esto permite que la rehabilitación sea más específica y eficiente, maximizando los beneficios de la terapia. Los exoesqueletos para rehabilitación neurológica, como HANK, ofrecen una ventaja importante al proporcionar un entrenamiento más intensivo y controlado que los métodos tradicionales, reduciendo el tiempo necesario para lograr avances significativos en la movilidad del paciente.
Además, el uso de este exoesqueleto no solo se limita a la recuperación física. La motivación de los pacientes juega un papel crucial en su proceso de rehabilitación, y la tecnología de HANK fomenta un enfoque más activo en el tratamiento. Al ver progresos tangibles en su capacidad para moverse, los pacientes se sienten más comprometidos con su recuperación, lo que puede acelerar su evolución y mejorar sus resultados a largo plazo.
Impacto positivo en la calidad de vida de los pacientes
Más allá de los beneficios físicos, el uso de exoesqueletos como HANK tiene un impacto positivo en la calidad de vida general de los pacientes. La mejora en la movilidad se traduce en una mayor independencia, lo que permite a los pacientes realizar tareas cotidianas con mayor facilidad. Esta autonomía, a su vez, tiene un efecto beneficioso en su bienestar emocional, reduciendo la sensación de dependencia y aumentando la autoestima.
El exoesqueleto HANK, al ofrecer una opción más accesible y eficiente que los métodos de rehabilitación tradicionales, proporciona una oportunidad invaluable para aquellos que sufren de patologías neurodegenerativas y neuromotoras. En definitiva, HANK no solo está cambiando la manera en que se aborda la rehabilitación neurológica, sino que también está mejorando la vida de quienes enfrentan las secuelas del ictus, entre otras enfermedades.