El tren del pasado

Locomotoras de vapor y coches de madera. Así eran los trenes de finales del siglo XIX y comienzos del XX y así es el tren turístico con material histórico proyectado por un grupo de jóvenes empresarios cántabros para que los turistas recreen las condiciones en las que viajaban sus antepasados al tiempo que disfrutan de los atractivos culturales y paisajísticos que salpican la línea ferroviaria que une Santander con Alar del Rey.
El futuro tren, que ya ha sido bautizado como ‘Tierras de Cantabria’, servirá de reclamo para quienes añoran los ferrocarriles antiguos, nunca los conocieron o lo han hecho en el extranjero, donde están muy extendidos. De hecho, sus responsables esperan que parte de sus clientes sean ingleses que elijan esta fórmula para conocer esta parte de nuestro país.
El proyecto ya tiene precedentes cercanos. El tren de vapor ‘Camino de Santiago’, entre Venta de Baños y Frómista, inaugurado el año pasado, está registrando una gran acogida. Los promotores cántabros confían en el atractivo de la fidelidad histórica que tendrá el suyo y en el potencial turístico del recorrido, con visitas a las antiguas minas de Barruelo o al Museo del Ferrocarril de Mataporquera y complementado con un viaje en barcaza por el Canal de Castilla.

Implicación pública

La idea del tren turístico parte del acuerdo entre la Plataforma Empresarial de Cantabria –una sociedad creada por Claudio Planás, Jesús González, Javier de la Plaza y Javier Lostal– y el Centro de Estudios Históricos del Ferrocarril Español, ejecutor de otras iniciativas similares en el Pirineo Catalán o en Soria a través de la Compañía de Ferrocarriles Turísticos.
El pasado mes de agosto, los técnicos comenzaron a hacer mediciones en la vía para decidir el tipo de locomotoras que conviene utilizar y compatibilizarlas con los tráficos de Renfe. Los datos recabados les ayudarán a decidir la oferta turística y a cerrar el presupuesto definitivo y el plazo de ejecución, que el vicepresidente del Centro de Estudios del Ferrocarril, Carlos Guasch, estima en poco más de un año, debido al buen estado de la línea.
Antes de poner el tren en ruta, han de contar con la colaboración de los dos gobiernos implicados, el cántabro y el castellano-leonés, ya que de su gestión se encargaría un consorcio integrado por representantes públicos y empresas privadas, con el apoyo de patrocinadores como Siderúrgica Requena, la encargada de certificar los materiales ferroviarios.

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