Un centro comercial privado en el Mercado de México
En los últimos comicios generales celebrados en Francia, el candidato de UMP a la presidencia, Nicolás Sarkozy, realizó una campaña electoral basada en significarse como ‘una alternativa de cambio’ para sacar adelante un país desmotivado, que había perdido su famosa grandeur y la confianza en sí mismo.
Nada de esto resultaría extraño de no ser porque el propio Sarkozy era uno de los integrantes del Gobierno con el que, presumiblemente, se había llegado a esa situación.
“Hacer de Santander una ciudad nueva” es uno de los objetivos que tiene entre sus prioridades, desde las pasadas elecciones del 27-M, el nuevo alcalde de la capital cántabra, Iñigo de la Serna. Y para ello, parece dispuesto a tomar medidas que pueden resultar contradictorias con actuaciones tomadas por el anterior alcalde, del mismo signo político.
Uno de esos cambios es el que se va a dar en el edificio de la Plaza de México, unos años después de que fuese objeto de una transformación por parte del Ayuntamiento de Santander. Entonces, los ya escasos puestos comerciales se juntaron en una misma planta. La inferior, después de muchas obras para adecuarla y para evitar las persistentes filtraciones de agua, fue habilitada como vivero de empresas para emprendedores (Centro de Iniciativas Empresariales). Aparentemente, Santander tenía una notoria carencia de espacios semejantes para nuevas iniciativas y una demanda potencial muy alta. Al menos así lo pensaba el Ayuntamiento, aunque la realidad ha demostrado que el centro de empresas ha funcionado siempre a medio gas, algo que resulta paradójico en un municipio donde no hay muchos lugares en los que pueda asentarse un joven emprendedor.
De la Serna no tuvo complejos a la hora de anunciar durante la campaña electoral su intención de hacer un centro comercial en aquel lugar, sin reconocer, no obstante, el fracaso de la iniciativa anterior. La intención es que una compañía privada sustituya el actual edificio, construido en los años 80, durante el mandato de Hormaechea, y reformado durante el de Piñeiro, ante su escaso éxito como mercado puro, y construya en el lugar un centro comercial y de ocio. Un primer paso de un plan que, según el concejal de Comercio y Mercado, Ramón Saiz Bustillo, “pretende reurbanizar la zona, desde El Cabildo a la Plaza de Venezuela”.
El Ayuntamiento convocará un concurso público que, para suscitar el interés de grandes empresas de distribución y explotación de centros comerciales, aumentará sustancialmente el volumen de edificación actual. El adjudicatario podrá hacer un edificio de cinco plantas, tres de ellas por encima de la rasante, con un total de 40.000 m2 construidos, el equivalente a uno de los grandes centros comerciales de la periferia. Entre sus obligaciones estará, además de sufragar la inversión, dar acogida en el futuro edificio a los puestos del actual mercado y a los promotores del Centro de Iniciativas Empresariales. El espacio sobrante podrá rentabilizarlo con más zonas comerciales y de ocio, entre las que no se descartan las salas de cine. Aunque no se ha decidido si el actual edificio seguirá en pie, todo parece indicar que debería ser derruido total o parcialmente y ocupada la plaza para dar cabida a la ampliación y a un aumento del 25% en la capacidad del aparcamiento subterráneo.
El pliego de condiciones del concurso no está redactado y, por tanto, no está decidido el plazo que tendría la empresa adjudicataria para explotar el futuro centro comercial y rentabilizar su inversión, antes de que el edificio pase a ser propiedad municipal.
Este procedimiento de explotación privada, el mismo que se emplea para los aparcamiento subterráneos, evitará que el Ayuntamiento tenga que realizar inversión alguna en esta transformación.
“Limpiará la zona”
El Grupo Socialista de Santander sostiene que el nuevo proyecto es la constatación de que las anteriores iniciativas para impulsar la zona han resultado un fracaso: “Todo se ha hecho de cara a la galería’”, dicen. Más favorable es la opinión de los vecinos de la zona que esperan el nuevo edificio con entusiasmo. El presidente de la Asociación de Vecinos de la Calle Ramón Pelayo, José Antonio Torrán, sostiene que la construcción “revitalizaría una parte de la ciudad que, desde hace tiempo, está en muy mal estado”. Afirma que, después de muchos intentos, en los que no se ha logrado (“por desgracia”, dice) que el Mercado de México funcione, el futuro centro comercial resolverá otros problemas: “Será una forma de limpiar la zona, ya que mucha gente se vale de las malas condiciones del lugar para drogarse”
Por su parte, el concejal Saiz Bustillo insiste en que el nuevo edificio es una prioridad para el Ayuntamiento, aunque, por el momento, no hay plazos para concursar el proyecto. Lo que sí es seguro es que combinar actividades tan dispares como las empresariales, las comerciales y las de ocio no será fácil, pero puede que sea la solución para el Mercado de México, que ni tuvo éxito como mercado, ni como centro de empresas ni como ambas cosas a la vez.