Un tercio de los cántabros pasan el confinamiento solos
Hay muchos medios públicos para controlar lo que ocurre en las calles y evitar que se incumplan las medidas extraordinarias adoptadas para el Gobierno, pero hay menos medios para atender las carencias que se van a dar en los hogares durante el tiempo que dure el confinamiento. Como en todas las comunidades envejecidas, en un tercio de las casas habitadas de Cantabria solo vive una persona. La mayoría superan los 65 años y son viudos, pero también hay muchos hogares unipersonales de solteros. Todos ellos van a pasar este tiempo solos y eso plantea un problema muy grave.
En el momento de decidir el confinamiento de la población en sus casas, el Gobierno daba por hecho que esta orden se prolongaría al menos por quince días. Es probable que sean más, y esa situación es muy compleja para cualquier familia, tanto los que tienen hijos, y han de convivir las 24 horas del día durante semanas en un espacio reducido y sin ver la calle, como para los que no los tienen. Todos ellos se sentirán encerrados. Pero en uno de cada tres hogares de Cantabria la situación es aún más problemática, porque viven solos.
Los enormes cambios sociológicos que se han producido en España en las últimas décadas han deparado una realidad nueva, la de los hogares en los que únicamente vive una persona. En Madrid, el 42,7% son unipersonales. En Cantabria, donde el modelo de familia tradicional aún tiene más arraigo, es alrededor de un tercio, pero se dispara en las zonas más rurales y en los barrios céntricos de las ciudades, en ambos casos porque los residentes son, casi siempre, gente mayor, viuda o soltera. En San Roque de Riomiera, por ejemplo, en más del 43% de las casas habitadas solo vive una persona. En Valdeprado del Río, junto al Pantano del Ebro, casi el 54% se encuentran en esta situación, y en Polaciones, llega al 60%.
Su aislamiento resultará aún más duro de sobrellevar
En la inmensa mayoría de los casos, además de estar solos, estas personas tienen más de 65 años y han de valerse por sí mismos en un entorno complicado, de grandes distancias, terreno de montaña, cuidando animales… Ahora, además, tendrán que estar confinados en casa, en la medida que se pueda, si bien es cierto que ese mismo aislamiento en el que viven a diario les protegerá, más que a otros, de la infección del coronavirus.
Quien crea que este escenario de soledad únicamente se da en el campo, se equivoca, y mucho. En Santander ciudad, hay distritos del centro que igualan estos porcentajes. En el 45,6% de las casas del Cabildo de Arriba, por ejemplo, solo vive una persona y en dos de cada tres casos tiene más de 65 años. Entre los Jardines de Pereda y la Calle Santa Lucía, el centro-centro, el porcentaje de hogares unipersonales es del 42,3% y en el entorno de la Catedral, el 41,6%. En el espacio que ocupan los barrios de Tetuán, Alto Miranda, El Sardinero y La Magdalena, el porcentaje de hogares unipersonales supera el 30%, a veces ampliamente, y nueve de cada diez veces ese único residente es mayor de 65 años.
Los datos indican que casi media ciudad va a pasar los rigores del confinamiento absolutamente solos, mucho más solos de lo habitual, porque ahora ni siquiera van a poder hacer sus salidas cotidianas, pequeños paseos a las cafeterías de la zona, a los templos o a sus trabajos habituales, para quienes aún están en activo.
En el casco histórico de Torrelavega (en entorno de la Plaza Mayor y la calle José María Pereda), la situación es parecida. En un tercio de los pisos solo hay un ocupante y en cuatro de cada cinco ocasiones, ese ocupante tiene más de 65 años.
Todos ellos se van a enfrentar ahora a otra circunstancia tan dramática como la enfermedad, el agravamiento de su soledad, y van a necesitar como nunca la atención de familiares y vecinos, aunque sea por teléfono, para mantener el contacto con otras personas y conocer su situación.-