Cuando los diques se transforman en puentes
Salvar las rías de La Rabia y El Capitán ha sido, durante años, una asignatura pendiente en los planes de mejora de las carreteras regionales. La urgencia por corregir los dos embudos que para la circulación suponía atravesar los viejos diques, en una carretera de tan intenso tráfico estival como la que une Comillas y La Revilla, chocaba con los condicionantes medioambientales de la zona. La ubicación en pleno parque de Oyambre de ambas rías exigía soluciones respetuosas con el entorno y un acuerdo entre las dos administraciones con competencias en ese área, la Demarcación de Costas y el Gobierno regional.
El acuerdo se produjo finalmente a cambio de eliminar los diques existentes y sostener el puente con el menor número de pilotes posible, con el fin de limitar al mínimo la afección a los flujos y reflujos mareales.
De esta manera, el pasado mes de octubre, tres años después de inaugurado el espléndido tramo de cinco kilómetros que discurre entre la ría de La Rabia y La Revilla (en la CA-131), se iniciaban las obras de construcción de los dos puentes que salvarán las rías de La Rabia y la de Zapedo o El Capitán, cercana a la playa de Oyambre.
La obra, que está siendo ejecutada por Ascan, estará finalizada en junio, de manera que este verano ya dará servicio a los numerosos visitantes que acuden a esa zona de la costa cántabra.
El puente de La Rabia tendrá cien metros de longitud, con cuatro vanos, el mayor de los cuales tendrá 30 metros de luz. El salto para salvar la ría de El Capitán será algo mayor, 130 metros de longitud con vanos también de 30 metros. Mientras que el primero de los puentes tendrá una estructura metálica, el más cercano a Oyambre se construirá con vigas prefabricadas de hormigón sobre las que se apoyará el tablero. En ambos casos ha primado la funcionalidad frente a la ornamentación, una sobriedad que armonizará mejor con el entorno de ese parque natural.
Vigilancia medioambiental
La decisión de hacer desaparecer los diques que existían anteriormente, de manera que el agua vuelva a fluir con toda libertad, va a suponer cambios en la dinámica intermareal de ambas rías que van a ser estudiados por la Universidad de Cantabria. Un seguimiento mediante cámaras instaladas en las rías permitirá evaluar las consecuencias que para ambas zonas tendrán las nuevas infraestructuras. Este respeto medioambiental se manifiesta también en la ejecución de las obras, con la colocación de barreras de retención para evitar la contaminación de las rías por vertidos o residuos procedentes de la construcción de los puentes.
Cuando estén concluídos, los automovilistas en vez de tener que atravesar dos estrechos y peligrosos diques de no más de cinco o seis metros de anchura, que obligaban a ceder el paso cuando coincidían dos coches, contarán con una carretera de diez metros y medio de ancho con dos carriles y con aceras. Algo que también agradecerán los muchos viandantes que disfrutan del paseo peatonal que desde Comillas llega hasta la playa de Oyambre.
Una opción más para el disfrute de una zona paisajísticamente privilegiada, que con estos dos puentes completará uno de los trazados más cómodos y atractivos de toda la comunidad autónoma.