La ciencia al día
Un moho con utilidad para la ingeniería
Unos científicos japoneses acaban de descubrir un moho mucilaginoso que puede utilizarse para mejorar los sistemas de ingeniería del transporte. Se trata del Physarum polycephalum y va a proporcionar una alternativa barata para diseñar redes de transporte y comunicación eficientes y adaptables.
Los científicos colocaron copos de avena sobre una superficie húmeda y comprobaron que el moho se extendía por ellos formando un entramado similar al sistema ferroviario de Tokio. Además de ser capaz de localizar fuentes de alimentos distribuidas de forma fragmentaria, el moho puede encontrar la ruta más corta a través de un laberinto y comunicar conjuntos de fuentes muy complejos escogiendo la distancia mínima y el mayor grado de resistencia a desconexiones accidentales.
La labor de los científicos ha consistido en definir los mecanismos básicos a los que recurre el moho y después incorporarlos a un modelo matemático.
ADN y obesidad
Siete de cada mil personas que sufren obesidad mórbida carecen en su ADN de una sección compuesta por unos treinta genes, que tiene una influencia extraordinaria sobre el peso.
El aumento de la obesidad en el mundo desarrollado se debe a una alimentación poco saludable, sumada a otros factores como la falta de ejercicio, pero se sospecha que uno de cada veinte casos de obesidad mórbida tiene una base genética y, si son identificados esos individuos, se les podrán ofrecer cuidados médicos adecuados.
Los investigadores han encontrado los genes mutados o desaparecidos en adolescentes y adultos con dificultades de aprendizaje o retrasos en el desarrollo que tenían un índice de masa corporal más alto que la media.
El cerebro humano y el espacio
Unos científicos han identificado una clase de células que ejercen la función de mapa en el cerebro humano, lo que permitirá aclarar cómo somos capaces de adentrarnos en entornos desconocidos.
Con la ayuda de técnicas de imagen cerebral y realidad virtual, se han identificado ‘células de red’, neuronas que intervienen en la memoria espacial, que ya se habían detectado en el cerebro de roedores, aunque su existencia no se había documentado en humanos.
Estas células son capaces de dibujar un mapa cognitivo del espacio y trazan unas líneas, como las que señalan la latitud y longitud en los mapas.
Las células de red representan la situación del animal respecto a su entorno, algo que los investigadores comparan con un sistema de navegación por satélite, así que pueden orientarnos o ayudarnos a acceder a un determinado recuerdo. Son las áreas que primero se ven afectadas por el alzheimer y, por eso, perderse es uno de los síntomas más comunes de esa enfermedad.
Peces castigados por tramposos
Quién pensaría que existen peces que castigan a sus congéneres cuando hay comida de por medio? El macho del lábrido limpiador azul no tiene reparos en perseguir a los que no jueguen limpio a la hora de alimentarse. Este pez, que habita entre los arrecifes de coral, se alimenta de los parásitos de otros peces (clientes) pero tampoco tiene inconveniente en atacar a éstos.
Los lábridos actúan en pareja para alimentarse de la mucosa viscosa que recubre la piel de su cliente pero, en ocasiones, la hembra decide convertirlo en víctima y lo ataca por su cuenta. Eso despierta la ira del macho, que empieza a perseguirla para tratar de castigarla por su picardía. No lo hace para defender al pez cliente sino porque también quiere comer.
La singularidad de esta especie no termina ahí y los investigadores van a estudiar ahora el problema que se le plantea a los machos con ciertas hembras de gran tamaño, capaces de cambiar de sexo y resistirse a su autoridad.