Cuatro hoteles rurales de la región crean el grupo Bucolic
Bucolic Hoteles ha nacido de la iniciativa de la familia Guitián, propietaria de dos de los establecimientos que forman el grupo fundador, el Palacio Guevara, de Treceño, y el Casón de la Marquesa, de Arenas de Iguña. Han reunido hasta veintitrés accionistas, entre los que hay otros profesionales del sector turístico dispuestos a cambiar el sistema de gestión de los hoteles rurales de gama más alta, que han aportado un capital inicial de 300.000 euros. Su intención es formar una cadena de establecimientos con encanto, que mejore la rentabilidad individual de explotación, a la que ya se han sumado cuatro hoteles y una posada, todos ellos dentro de los límites de Cantabria.
Para competir en el amplio mercado del turismo rural, esta agrupación de nuevo cuño apuesta por mejorar la comercialización, sobre todo en el campo de las celebraciones de bodas y eventos de empresa, y agrupar las compras, para abaratar los aprovisionamientos. Además, creará una central conjunta de reservas y tratará de impulsar el interior de la región como destino vacacional alternativo. Frente al turismo de sol y playa o al veraneante tradicional, su oferta trata de combinar lo gastronómico, lo cultural y lo deportivo para dar al alojado un plan de ocio completo. Por lo pronto, acaba de alcanzar un acuerdo para la utilización del campo de golf de Santa Marina por parte de sus clientes.
“No queremos hacernos la competencia entre nosotros, sino estar presentes en todos los valles de Cantabria, quizá con un establecimiento más, y en las provincias limítrofes para ser un referente en el Norte”, explica José Daniel Cosgaya, presidente de la nueva sociedad.
Bucolic pretende ser una mera sociedad gestora y que los adheridos mantengan la propiedad de sus establecimientos, pero ofrece varios tipos de asociación, entre los que se incluye el arrendamiento.
En las actuales condiciones de mercado, una parte significativa de los hoteles que se han abierto en el medio rural se enfrentan a un futuro incierto, ante las dificultades que tienen las familias propietarias para profesionalizar su gestión o para hacer frente al endeudamiento que asumieron al trasformar edificios rurales, a veces en muy mal estado, en cuidados establecimientos de hostelería.
Las difíciles circunstancias económicas y el sobredimensionamiento que ha alcanzado el sector –Cantabria es la región con más hoteles rurales, en proporción– ha provocado que muchos propietarios tengan la intención de abandonar o busquen alianzas. Una demostración evidente es que al menos una veintena se han interesado ya por Bucolic, aunque la sociedad va a tener criterios bastante restrictivos de crecimiento.
Los cinco establecimientos asociados inicialmente han decidido ceder la gestión a Bucolic, pero no se descarta la entrada de otros que simplemente busquen una comercialización conjunta de sus habitaciones (por el momento suman 76) o de sus salones para eventos.
El encanto de los hoteles rurales que se han asociado no sólo reside en el emplazamiento o en el cuidado con que se han habilitado como establecimientos hosteleros, sino también en la historia que atesoran, ya que en algunos casos la construcción se remonta al siglo XVII, como ocurre con el Hotel Palacio Torre de Ruesga, situado a las orillas del Río Asón y del Parque Natural Collados del Asón, cuya construcción data de 1610. Este palacio quedó abandonado a mediados del siglo XX, hasta que en 1997 fue rescatado por Carmen Caprile que, tras una esmerada rehabilitación convirtió la torre en un lujoso establecimiento hotelero.
Casi de la misma época es el Palacio Caranceja, situado en la localidad del mismo nombre, ubicada entre Torrelavega y Cabezón de la Sal. Se trata de una obra del maestro de cantería Diego de Sisniega, quien también trabajó en la construcción del Monasterio del Escorial.
En Treceño se encuentra el Hotel Palacio de Guevara, un palacio montañés construido en 1713. El principal encanto de este hotel lo aporta una torre medieval que permite rememorar los tiempos en los que Carlos V se alojó en ella.
En pleno centro de Cantabria, concretamente en Arenas de Iguña, hay un notable un conjunto de edificios de estilo victoriano, construidos del siglo XVIII, que hoy en día conforman el Hotel Casón de la Marquesa, otro de los establecimientos que forman parte del nuevo grupo.
La asociación Bucolic queda completada por el Mirador de Lanchares, una posada rural muy cercana al Pantano del Ebro, que aporta fantásticas rutas de senderismo y que se encuentra estrechamente conectada con el campo de golf de Nestares y las pistas de esquí de Alto Campoo, gracias a su cercanía.