El PP consigue la presidencia de una Caja reducida a Obra Social
Las negociaciones entre Francisco Rodríguez (PP), Rafael de la Sierra (PRC) y José Guerrero (PSOE) han dado un resultado previsible, aunque haya llegado por derroteros muy distintos al diseño realizado por cada parte. El PP, que pretendía la presidencia y el puesto en el consejo de Liberbank, se tendrá que conformar con la primera, en la que no ha podido sentar a su primer candidato (Javier Eraso) ni al segundo (Juan Parés) sino al tercero: Eduardo Zúñiga.
El PSOE conserva a Enrique Ambrosio en el consejo de Liberbank, donde es vicepresidente, un cargo bastante más sustancioso que el de la presidencia de la Caja que a partir de ahora puede asimilarse a la presidencia de la Obra Social, ya que únicamente se limitará a canalizar hacia estas actividades culturales y benéficas los dividendos que perciba de Liberbank, que absorbió su negocio financiero. Sólo en el caso de que estos rendimientos fuesen superiores a las necesidades de la Obra Social, lo que por el momento no ocurre, el consejo de la Caja tendría que tomar decisiones relevantes, la de decidir en qué emplear esos excedentes.
Mientras tanto, la vida de la nueva Caja será la de una plácida fundación que administra un patrimonio invertido en una sola sociedad. Y con una relación de fuerzas muy dividida, hasta el punto que el presidente tendrá que consensuar las decisiones para no ser derrotado en cada votación.
A pesar de que esta composición del consejo propiciaba que otro partido hubiese disputado la presidencia a los populares, se ha impuesto el pacto alcanzado hace más de una década por PP, PSOE y PRC que concede el cargo al partido que en cada ocasión gana las elecciones regionales. Un sistema que alivió las tensiones políticas que pacedía la Caja a finales de los años 90 y que ponían en serio peligro su continuidad.
El proceso de renovación, en cualquier caso, no ha sido un camino de rosas, ya que el PP reclamaba tanto la presidencia de la Caja como la vicepresidencia de Liberbank, que ocupa Enrique Ambrosio Orizaola. El hecho de que los puestos en el consejo del banco sean nominales y no de las entidades partícipes en el accionariado solo permitía su sustitución mediante una renuncia expresa del propio Ambrosio, pero el PSOE ha mantenido en todo momento que esa renuncia hubiese ido en contra del criterio del Banco de España, que con la reforma de las cajas ha pretendido dar estabilidad a los cargos y romper el encadenamiento de sus órganos de gobierno con los ciclos políticos.
La sustitución de Ambrosio por otra persona en el consejo de Liberbank tendrá que esperar los cinco años que le quedan de mandato o los tres que faltan para su jubilación, si renuncia en ese momento.
El PP buscó un camino especialmente complicado para conseguir la presidencia de la Caja, al apostar por el exdirector general, Javier Eraso, que podía llegar a acumular un número de cargos sorprendente: presidente, director, consejero de Liberbank y director del área de empresas de Liberbank. Esa perspectiva parecía poco presentable, dado que, además, mezclaba puestos ejecutivos y de control, y el propio Eraso aclaró su disposición a renunciar a varios de ellos. No obstante, la vía elegida para su candidatura a la presidencia tampoco resultó muy afortunada. El PP esperó hasta el último momento para designarle como miembro de la Asamblea General de la Caja y lo hizo por Puentenansa, uno de los ayuntamientos que debían elegir representante. Sin embargo, un recurso de UGT echó por tierra esa posibilidad, al confirmarse que en Puentenansa no hay suficientes oficinas de la Caja como para otorgarle el derecho de designación, aunque en ocasiones se haya hecho la vista gorda a estas exigencias estatutarias.
El PP se encontró con este obstáculo difícil de soslayar cuando el proceso de renovación de la Asamblea General ya estaba prácticamente ultimado y no quedaban alternativas a la vista para encajar a su candidato. Aún así, Eraso estaba convencido de que había otras soluciones. Con lo que no contaba es con la decisión de la cúpula de Cajastur, que ahora controla Liberbank, de no mantenerle las condiciones económicas que tenía como director de Caja Cantabria en su nuevo puesto de director de Empresas del banco. De haber podido acumular el sueldo de presidente de Caja Cantabria, mucho más modesto, le hubiese resarcido en parte de esta rebaja, pero es incompatible, de forma que Eraso optó por una decisión inesperada: rescindir su contrato anterior y obtener la indemnización prevista (casi 1,2 millones de euros), cantidad muy superior a la que le iba a reconocer el nuevo.
El PP se quedó de la noche a la mañana sin candidato y obligado a buscarlo entre los representantes que ya tenía en la Asamblea General, los únicos elegibles. No obstante, rebuscando en los estatutos encontró una alternativa, la posibilidad de nombrar a una persona de relieve social y económico y hacer valer el pacto político para llevarlo a la presidencia, por lo que ofreció el cargo al empresario Juan Parés, que no pudo aceptarlo por una incompatibilidad con su presencia en los consejos de administración de Textil Santanderina y de otras sociedades familiares.
Finalmente, los populares se resignaron a buscar entre los asambleístas generales y han optado por Eduardo Zúñiga, uno de los miembros designados por el Ayuntamiento de Santander en la última renovación que, en virtud del pacto, alcanzará la presidencia gracias a la abstención de socialistas y regionalistas.
Esta renovación va a ser muy distinta de las anteriores, dado que el cambio en la naturaleza de la Caja también va a provocar una sustancial modificación de los estatutos. Se puede presumir que desaparecerá la Comisión de Control, que en algunos momentos ejerció como un auténtico contrapoder y ahora deja de tener sentido, y la Comisión de la Obra Social, ya que ese es el papel al que ha quedado reducida la presidencia de la Caja. También es probable que los nuevos estatutos reduzcan los miembros de la Asamblea General y los consejeros de administración, demasiado numerosos para las responsabilidades que van a conservar.