Dynasol se reorienta hacia los cauchos de alto valor

Cuando tus ventas dependen casi en su totalidad de la exportación y te mueves en un sector como el del caucho sintético, sujeto a una fuerte competencia internacional, solo cabe diferenciarse para alcanzar el medio siglo de actividad. También es imprescindible el tamaño, y Dynasol, después de la última operación societaria, se ha convertido en uno de los diez mayores productores del mundo.
Desde su implantación en 1966 como Calatrava, la fábrica de Gajano ha pasado de los cauchos vulcanizados, hoy convertidos en un producto commodity, (es decir, sin diferenciación entre fabricantes), sujeto a la presión de los bajos costes de los productores asiáticos, a la fabricación de cauchos sintéticos de alta gama –termoplásticos e hidrogenados– para aplicaciones de mayor valor.
Y, en un nuevo giro estratégico, sus propietarios, la multinacional española Repsol y el grupo mexicano Kuo, han reforzado su alianza para concentrarse en el segmento de los neumáticos, un sector que retoma, tras haberlo abandonado en el año 2000, y que consume el 70% de la producción de caucho del mundo. Pero esta vez apuesta por los neumáticos de altas prestaciones, los que requieren unos cauchos de especial calidad.

Un salto cualitativo

Para lograr ese objetivo, los dos socios han creado una nueva compañía, el Grupo Dynasol, una versión potenciada de la joint venture que habían formado en 1999, a la que ahora han aportado nuevos centros productivos. A la planta cántabra de Gajano y la de Altamira, en México, el Grupo Kuo ha añadido sus negocios de caucho sintético en emulsión y caucho nitrílico, situados también en la localidad mexicana de Altamira, especialmente orientados a la industria del neumático.
Por su parte, Repsol contribuye a esta nueva alianza con una planta alavesa de acelerantes químicos para la vulcanización del caucho denominada General Química, ubicada en Miranda de Ebro. Se trata del segundo productor europeo de estos aditivos para la fabricación de neumáticos, calzados y piezas técnicas.
En el nuevo grupo se han integrado también dos fábricas situadas en China, una en Panjin y otra en Nanjing, con socios locales, que aportarán potencia productiva y comercial en el mercado asiático, donde se concentra la mayor capacidad de fabricación de caucho sintético del mundo.
Las sinergias entre estas plantas permitirán una optimización de costes y poner un especial énfasis en el segmento de los neumáticos de alto desempeño. “Esos neumáticos –explica el director de la planta de Gajano, Antonio Mateo–, se caracterizan por una menor resistencia a la rodadura, lo que supone una reducción tanto del consumo de combustible como del nivel sonoro”·. También se incluyen aquellos que son capaces de rebajar los consumos manteniendo un buen agarre en húmedo y los especializados (neumáticos de invierno o de vehículos deportivos).
La mejora de las prestaciones del caucho exige un largo proceso, que empieza en el laboratorio de la fábrica y va superando diferentes etapas que finalizan en pruebas de producción y homologación por los clientes potenciales.
El nuevo Grupo tampoco quiere perder de vista otros mercados como el de modificadores de asfaltos, adhesivos, modificadores de viscosidad y aplicaciones médicas, entre otros. Dynasol ya era el segundo productor mundial en modificación de asfaltos, que gracias al caucho permiten la absorción de agua, incrementando la seguridad de los vehículos.
Con la potenciación de su capacidad industrial, el Grupo Dynasol pasará de las 230.000 toneladas de caucho sintético que producía hasta ahora a unas 510.000, incrustándose entre los diez mayores fabricantes del mundo, y tendrá una facturación cercana a los 690 millones de euros al año.

50 años en Cantabria

La historia de la planta de Gajano comienza en 1966, cuando Phillips Petroleum y el Estado español crean una sociedad denominada Calatrava. La marcha de la petrolera norteamericana en 1987 dejó a Repsol –entonces pública– al frente de la empresa, hasta que en 1999 llegó a un acuerdo con el grupo industrial mexicano Desc (que cambiaría su nombre a Grupo Kuo en 2007) del que surgió Dynasol. Aquel acuerdo propició un cambio estratégico en la actividad de la firma de Gajano, que poco antes había abandonado la fabricación de negro de carbono, vendida a Columbian Carbon Spain (la actual Birla).
Dynasol pasó a centrarse en la producción de cauchos termoplásticos e hidrogenados, la gama de mayor valor de los cauchos sintéticos, gracias al esfuerzo de investigación que había realizado Repsol. Porque la marcha de la petrolera norteamericana, que era la propietaria de la tecnología utilizada en la planta, obligó a la compañía española a crear su propio departamento de investigación, levantando en Gajano una planta piloto que reproduce a pequeña escala todos los procesos de fabricación. Fruto de ese esfuerzo fue su incorporación en 1998 al club de las pocas empresas que han logrado patentar un sistema propio de hidrogenación.
La importancia de este producto no solo radica en las elevadas prestaciones que añade al caucho termoplástico, sino en que su elaboración no está al alcance de cualquiera. Hasta hace unos años, tan solo cinco fabricantes en el mundo habían desarrollado la tecnología necesaria para elaborarlo y durante mucho tiempo el monopolio de su fabricación estaba en manos de la petrolera Shell.
La hidrogenación añade al caucho sintético una gran estabilidad, haciéndolo más resistente a los ataques químicos. Esta característica lo convierte en insustituible para aplicaciones que van a estar sometidas a condiciones climáticas o ambientales especialmente duras. Sirva como ejemplo el uso que hacen las petroleras de este tipo de caucho para el recubrimiento de tuberías en las plataformas extractoras que operan en el mar.
Pero su utilidad se extiende a otros muchos campos, desde la fabricación de adhesivos que deben estar a la intemperie a la elaboración de catéteres y de bolsas para sangre, el recubrimiento de oleoductos o la fabricación de una nueva gama de lubricantes para automóviles.

Un proceso continuo de modernización

Situarse a la vanguardia de la industria del caucho artificial ha requerido un importante esfuerzo inversor, mantenido a lo largo del tiempo. Comenzando por la planta de cogeneración, construida por Repsol Química pero operada por Dynasol, que empezó a funcionar en 2002 y que ha cumplido un papel importante en una fábrica con consumos energéticos tan elevados como la de Gajano. Como explica el director de la planta, “el precio de la energía eléctrica es una referencia muy importante para el coste de producción del caucho y las modificaciones legislativas recientes han tenido un impacto negativo que nos sitúa entre los países de Europa con un mayor precio unitario de la energía eléctrica y, por tanto, con un mayor coste energético. Ello supone una pérdida de competitividad y nos obliga a redoblar los esfuerzos para la mejora de la eficiencia energética, única vía de mitigación del impacto que supone”.
La mejora de las instalaciones ha sido también una constante en la historia de Dynasol. Ya en 2005 se planteó duplicar la capacidad de trasporte del caucho sintético, con el consiguiente ahorro de costes. Para ello construyó un nuevo tren de secado con una capacidad de 6,5 toneladas a la hora. La nueva línea utilizaba un sistema de túneles de aire caliente para secar los grumos de caucho, en vez del tradicional método de extrusión, permitiendo un acabado de mayor densidad y, a la vez, más poroso. El resultado práctico es que cada camión podía llevar más carga.
Cinco años después, Dynasol acometía la mayor inversión de su historia: 15 millones de euros en una plataforma logística para el almacenamiento y expedición del caucho artificial que fabrica en Gajano, la instalación más avanzada de su sector.
Hasta la construcción de esta plataforma, Dynasol se veía obligada a recurrir a naves externas para poder almacenar los diferentes tipos de caucho que fabrica, a la espera del envío a sus destinatarios. A pesar de la amplitud de ese recinto, la firma solo tenía espacio para albergar el 20% de su producción, con el coste añadido que suponía el trasiego hasta los almacenes alquilados de los bigbags de 750 kilos en que se envasan los pellets de caucho.
Gracias a la gran capacidad de los diez silos de que consta la plataforma –en cada uno caben 150 toneladas de producto– se hizo posible la recirculación continua del caucho, de manera que si una de las partidas tiene alguna leve diferencia de humedad, de granulometría o un tono más oscuro (los pellets que salen de fábrica son de color blanco) se mezclan con el resto, minimizando el posible defecto al no acumularse en un solo lote.
Esta homogeneización del producto hace que el destinatario final reciba sus pedidos con una calidad constante que se refleja después en sus propia líneas de fabricación.
A esta gran inversión logística le sucedió en 2012 una nueva envasadora para un producto concreto de la familia de caucho hidrogenado, que el cliente recibía en sacos y que solicitó en balas. Una modificación en el envase que le facilitaba la manipulación y en la que Dynasol invirtió más de tres millones de euros.
Un año después, realizaba una inversión similar en una columna de disolvente para la mejora de la producción de caucho hidrogenado, a la que han seguido nuevos sistemas de adición de antioxidantes, el desarrollo de nuevos productos y la mejora de las infraestructuras de la fábrica.
Esta permanente puesta al día de las instalaciones se complementa con el esfuerzo llevado a cabo en materia medioambiental y de seguridad, dos apartados que requieren constantes inversiones.

Un centro de investigación en Gajano

El sostenido esfuerzo inversor del Grupo Dynasol en Gajano da idea del valor que tanto Repsol como el Grupo Kuo otorgan a la fábrica cántabra. Pero la apuesta se ha visto reforzada tras la decisión de crear en ella un Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) que estará operativo a finales de 2017. Hasta ahora, la investigación más básica para la fábrica cántabra se hacía en el centro tecnológico que Repsol tiene en Madrid, y los nuevos productos se ponían a prueba en la planta piloto de la propia fábrica, como paso previo a su industrialización. Ahora, la creación de compuestos completamente nuevos podrá desarrollarse en todas sus fases en la planta de Gajano, lo que supone una garantía de futuro para la continuidad de la fábrica.
La instalación de I+D+i, en cuya primera fase se invertirán dos millones de euros, propiciará desde su arranque la contratación de 15 personas cualificadas, preferentemente de la región.
El Centro complementará al que el Grupo ya tiene en México y contribuirá a la expansión del negocio con la búsqueda de nuevos productos y la mejora de los que ya se fabrican. “Va a permitir profundizar en las líneas de investigación y desarrollo, de acuerdo con el plan estratégico de la Compañía” –señala Mateo Fernández–. “Evidentemente”, añade, “las aplicaciones destinadas a automoción son muy importantes, pero nuestra paleta de productos y aplicaciones es mucho más amplia y se va a trabajar en su desarrollo. En este sentido, los destinados al mercado de asfaltos, adhesivos, termoplásticos y lubricantes, por citar algunos de los más relevantes, van a tener un papel muy destacable en sus actividades”.
Cabe suponer, también, que aparezcan nuevos usos para el caucho sintético que generen nuevos mercados. Como señala el director de la planta, “las nuevas utilidades del caucho surgen tanto de las nuevas aplicaciones como del desarrollo de nuevos productos que mejoren las características de los ya existentes. Ello exige un esfuerzo de presencia continua en el mercado, escuchando a los clientes y atendiendo las nuevas tendencias para estar siempre en disposición de anticiparnos a nuestra competencia y adaptarnos rápidamente a los nuevos requerimientos”.
En la fábrica cántabra de Gajano trabajan 360 personas, entre plantilla propia y personal contratado. La planta vende alrededor de 88.000 toneladas de caucho al año, una producción que en un 94% se envía al exterior, y su presencia tiene unos importantes efectos inducidos. Basta comprobar que en torno a la fábrica se ha generado un gran polo petroquímico que ocupa 770.000 metros cuadrados.
En la etapa que se abre con la creación del nuevo Grupo, comercializará sus productos en más de 80 países y con una cartera de casi 900 clientes.

Un problema todavía sin resolver

Una de las cuestiones pendientes de solución es la compleja llegada a la planta de Gajano de las materias primas que precisa para la fabricación de polímeros. El caucho artificial se hace a partir del butadieno y el estireno que Repsol produce en sus refinerías de Puertollano y Tarragona. Estas materias, calificadas como peligrosas, llegan a la planta de Gajano a través del pantalán que cruza la bahía –el pantalán de Calatrava– y, sobre todo, mediante camiones cisternas que lo trasladan desde el depósito de Renfe en Tanos (Torrelavega).
Para disminuir los riesgos que implica el transporte por carretera y poner fin al polémico depósito de Tanos, el Gobierno cántabro llegó a proyectar, hace una década, la ubicación de un depósito de mercancías peligrosas en la terminal química de Terquisa, dentro el puerto de Raos, para abastecer desde allí la planta de Gajano. Descartada aquella idea, se trabaja ahora en la posibilidad de que el ferrocarril acceda directamente a fábricas fundamentales de la región, como Dynasol.
Sería la mejor manera de apoyar a una empresa que desde hace cincuenta años es uno de los referentes industriales de Cantabria. Una firma que ha apostado por un nuevo modelo de desarrollo basado en productos de alto valor añadido y en la obtención de una tecnología propia, gracias a una capacidad de investigación que se va a ver reforzada con el nuevo centro de I+D en Gajano.

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