‘Aprendo todos los días’
PILAR CASTILLO. Gerente de Buzonpubli
Quienes conocen bien a Pilar la definen como una todoterreno. Y no es de extrañar, porque ha atravesado todo tipo de situaciones tras más de 15 años dedicada al buzoneo de publicidad en la calle. Aunque cada vez sea más difícil acceder a los portales, mientras exista papel seguirá apostando por las ventajas de una buena campaña de buzoneo frente a otras herramientas de marketing más modernas. Y más ahora que su empresa también reparte paquetes a domicilio, lo que le permite hacer lo que más le gusta, enfrentarse a nuevos retos y seguir aprendiendo.
P.- ¿Siempre se ha dedicado al mundo del buzoneo de publicidad?
R.- Comencé mi vida profesional como dependienta de una tienda de la calle Cádiz de Santander, ‘Las Tres B’, y allí tuve muy buenos jefes que me enseñaron a ser la persona que soy hoy. Después, estuve muchos años en la hostelería pero hace ya más de quince que me dedico al buzoneo, tanto a nivel local como nacional. Tengo entre mis clientes a grandes marcas y en este tiempo he logrado hacerme un nombre, que es lo más importante para que confíen en ti. Ahora, además de buzoneo y marketing, estamos derivando hacia la paquetería, repartiendo en varias rutas para Correos Express. Es importante diversificar en el trabajo porque el futuro es incierto y no es fácil ver con claridad cuál va a ser el camino.
P.- ¿Cómo decidió montar una empresa de buzoneo y no apostar por cualquier otra actividad?
R.- Cuando trabajaba en hostelería, un cliente me propuso que hiciera con él una campaña de buzoneo para la cadena de supermercados Lidl y me gustó. Yo quería ponerme a prueba y me di cuenta de que podía ser empresaria. Fue la oportunidad de aprenderme los códigos postales y hacer yo misma el buzoneo, porque uno no puede mandar sin haber aprendido antes el oficio. Recuerdo que mi madre no entendía qué era eso del buzoneo y se extrañaba cuando alguna vez me tenía que esperar en el coche mientras yo repartía algún folleto. Un día le dije que estuviera tranquila, que me iba a jubilar de esto… (ríe)
P.- ¿Cuál es la clave para conseguir unos buenos resultados con el buzoneo?
R.- Lo fundamental es que el tipo de producto o de cliente encaje con los códigos postales en los que se reparte. Por ejemplo, no puedes tratar de vender muebles de lujo en una zona de capacidad adquisitiva media baja. Hay que asesorar mucho al cliente para que su campaña tenga la mayor repercusión y contar con una buena base de datos para ajustar la cantidad y el tipo de buzoneo. Eso y, por supuesto, tener un buen equipo. El mío es fantástico. Hemos pasado situaciones duras pero hemos aguantado y somos como una piña.
P.- Con todo lo que ha avanzado el mundo del marketing y con la primacía de lo digital ¿sigue teniendo sentido que nos dejen un papel en el buzón?
R. Es más, yo creo que el buzoneo tiene un 100% de efectividad. Los mensajes en papel siguen teniendo mayor impacto que en otros soportes así que, mientras el papel no muera, y yo al menos le auguro unos 15 o 20 años de vida, nuestro sector resistirá.
P.- ¿Existe mucha competencia en su sector?
R.- Sí, y no solo eso. Ha evolucionado mucho el control por parte de los clientes. Antes se fiaban básicamente de la palabra de la empresa que se encargaba del buzoneo de su publicidad, de ahí que hubiera mucha picaresca, pero ahora es un sector mucho más regulado y existen jefes de equipo y encargados de zona que controlan a todos sus compañeros. Lo más importante es generar confianza en el cliente y eso exige supervisar la labor de todas las personas que se mueven en torno a una campaña de buzoneo, desde el camión que trae los folletos hasta las que hacen el reparto.
P.- En cualquier caso, es muy difícil de medir cuántas personas reciben finalmente el mensaje y mucho menos cuántas de ellas acaban respondiendo al reclamo.
R.- Sí, es difícil, pero al menos podemos aportar datos fiables de todo lo que ocurre: cuándo y dónde empiezan, cuántos ejemplares reparten cada hora… Por ejemplo, yo tengo repartidores de confianza que entregan entre 600 y 700 folletos por hora, aunque la media es de entre 400 y 500, pero sé que lo hacen bien y en las mejores condiciones.
P.- ¿Cómo es el perfil actual de un repartidor de publicidad? ¿Sigue siendo gente joven que comienza en el mundo laboral o que busca un complemento para sus estudios?
R.- Eso ha cambiado radicalmente. Antes, los españoles no querían este trabajo y ya no son tan jóvenes ni suele haber estudiantes. La media es de entre 30 y 45 años. El sector se ha regulado mucho y, para trabajar con una compañía de buzoneo, los clientes exigen que estés al día de todas tus obligaciones con Hacienda o con la Seguridad Social. En mi empresa tengo trabajadores que llevan conmigo ocho y diez años y son unos grandes profesionales. No hay tanta rotación en el sector como la gente cree.
P.- Lo que parece cada vez es más difícil es que consigan dejar el folleto en nuestro buzón, ¿no es así?
R.- Desde luego que antes era mucho más fácil buzonear. Antes llegábamos sin problemas y ahora parece que a la gente le molesta que entres en el portal. La gente está más peleona, en especial, las personas mayores. Sin embargo, yo defiendo que es la publicidad que más se ve. Sobre todo, si tiene poco texto, por eso mimamos mucho el contenido del folleto, en colaboración con agencias o diseñadores.
P.- ¿Los repartidores tienen algún truco para entrar en un portal cuando se lo impiden?
R.- Intentamos dialogar mucho con los porteros y caerles bien para que nos dejen llegar hasta los buzones pero, si no se consigue, siempre se puede esperar a su hora de salida o ir los sábados…
P.- ¿A pesar de la dureza de la calle, le gusta su trabajo?
R.- Sí, me encanta. Me ha permitido conocer gente y relacionarme con empresas de las que he aprendido muchas cosas. Ahora estoy especialmente contenta por la colaboración que hemos iniciado hace un año con Correos Express,. por los buenos resultados del trabajo y porque me estoy introduciendo en un mercado nuevo para mí.
P.- Tengo entendido que no para…
R.- Es que estoy todo el día en la calle controlándolo todo para que funcione. También tengo que buscar nuevos clientes, aunque he tenido la gran suerte de que en este sector funciona el boca a boca y cuando has hecho un buen trabajo, el cliente te recomienda. Ahora me he apuntado a la Asociación de Mujeres Empresarias porque también me siento muy cercana al pequeño comercio. Y desde hace poco tengo otro reto. Me gustaron unas cremas antiarrugas de la marca PM Internacional y su creador, el alemán Rolf Sorg, y ahora quiero darlas a conocer en Cantabria, porque creo que funcionan.
P.- ¿Alguna afición confesable?
R.- El cine, la lectura, y sobre todo el deporte, aunque no puedo practicarlo mucho. ¡Ah, y soy del Barca! Lo que más me gusta es estar con mi familia porque tengo unos padres muy buenos que siempre me han apoyado; dos hijas, Aida y Serezade, y un nieto que lo son todo para mí. Me siento orgullosa de mi vida. Habré hecho cosas mal sin querer pero cada día aprendo y me propongo nuevos retos.
Patricia San Vicente