Bezana, único municipio cántabro entre los cien españoles de más renta

Las grandes rentas no solo se van a Madrid y Barcelona, también se desplazan dentro de las provincias. Hay municipios ricos y municipios pobres. En Cantabria, aunque no se dan las grandes diferencias que se pueden observar, por ejemplo en Madrid, sí son muy notorias algunas evoluciones. Por ejemplo, si algún día Torrelavega fue ‘la Ciudad del Dólar’, hoy es una ciudad de jubilados y su renta media (21.887 euros, según las declaraciones de Hacienda correspondientes a 2013) está bastante alejada de la de Santander (27.167 euros), que tampoco puede presumir, porque se ha quedado por debajo, por ejemplo, de Ciudad Real. Su caracterización como una ciudad de burguesía acomodada empieza a quedar un poco alejada de la realidad. Su renta actual la coloca como el municipio 182 del ranking nacional, a enorme distancia de los 59.279 euros de renta media de Pozuelo de Alarcón, el más rico del país, y estaría mucho más abajo si se incluyen en este ranking los municipios vascos y navarros, que al tener haciendas autónomas, no aparecen en la relación.
Torrelavega ha caído hasta el puesto 822 en el ranking nacional de riqueza, mientras que Castro Urdiales es el 142, lo que no inmpide que tenga casi el doble de renta por habitante que un municipio rural como Villacarriedo (puesto 1.878). Las viejas diferencias de la costa y el interior no solo no se han reducido con el paso de los años sino que se incrementan, excepto cuando ese interior se llama Madrid, la provincia más alejada del litoral, que emerge imperial en este ranking de rentas nacionales. Cada vecino de varios de sus municipios ingresa al año más del doble que un santanderino medio y casi cuatro veces más que un cántabro de las zonas rurales.
Aparentemente, Cantabria no está mal situada en ese ranking, ya que tiene casi todos sus municipios entre los 2.000 más ricos del país (sin incluir el País Vasco y Navarra) y en España hay algo más de 8.000. Pero esto es solo una apariencia, porque la inmensa mayoría de esos 8.000 ayuntamientos son rurales y despoblados. Entre los 100 que cuentan (los de mayor renta de toda España) sólo figura Santa Cruz de Bezana, y está en el puesto 99, que con toda seguridad no ocuparía de incluirse las comunidades forales. Ya en la segunda centena podemos encontrar a Castro Urdiales (142) y a Santander (182). Y ningún ayuntamiento más más entre los 500 primeros.
Los datos de Hacienda permiten deducir que tanto en Santander como en Torrelavega las rentas dependen cada vez más de los pensionistas (especialmente en la capital del Besaya), lo que supone un horizonte económico muy incierto. También desvelan que se ha producido un desplazamiento físico de las clases activas a los municipios colindantes, como Bezana, lo que justifica que sus vecinos ya generen más renta individual que los de Santander, donde tradicionalmente estaban las clases más acomodadas, que ahora se han convertido en pasivas. Este fenómeno ya es bastante común en los perímetros de las grandes ciudades, sobre todo en aquellos municipios donde se asientan las urbanizaciones de lujo.
Si en Bezana o Santander el peso de las actividades profesionales y otras rentas lleva los ingresos medios anuales de la población a la horquilla de 27.000 a 30.000 euros, en los municipios industriales ya se baja un escalón. Aunque conservan unas rentas medias por declarante en torno a los 22.000 euros, su tendencia es mortecina.
Donde no hay industria y los principales ingresos provienen de la ganadería, la pesca o las actividades artesanales, los ingresos caen otro escalón más, en este caso de unos 4.000 euros, y se quedan en torno a los 18.000 euros. Es el escenario más habitual en toda la Cantabria interior.
Aunque tanto Santander como Torrelavega dependen cada vez más de las clases pasivas, la renta media de la capital queda relativamente maquillada por la gran concentración de trabajadores públicos. Torrelavega no tiene ese consuelo y se ve en una situación muy precaria, porque incluso se ha quedado por detrás de los restantes municipios industriales de la zona, entre los cuales siempre sobresalió. Basta ver que cualquiera de los de su perímetro (Polanco, Reocín, Suances…) le supera ahora en renta por habitante.
Una de las circunstancias que pueden constatarse expurgando las declaraciones del IRPF es que los ingresos se escalonan casi de forma milimétrica con el tamaño de los municipios. Es decir, que mientras las rentas medias brutas en Santander son de 27.167 euros, en los municipios de la región de tamaño medio-grande bajan a 20.592 y así sucesivamente hasta llegar a los de menos de mil habitantes, donde se quedan en 12.890 euros.
También son mayores los rendimientos imputados a los inmuebles (tienen más valor). Además, son vecinos que declaran más rendimientos del capital (lo que quiere decir que acumulan más ahorro) y, algo que sorprende más: en Santander se hacen el doble de aportaciones a fondos de pensiones por declarante que en cualquier otro municipio de la región, algo que solo podría justificarse por la remuneración que hacen por esta vía algunas administraciones públicas o los bancos, y que no se prodigan en las pequeñas empresas.

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