Una firma sevillana crea una franquicia basada en las ‘anchoas de Santoña’

Que haya podido surgir un proyecto semejante tan lejos de la costa cantábrica es mero producto de la casualidad, según cuenta unos de los promotores y director de expansión de la compañía, Juan Antonio Sánchez. Tras acudir a un evento en Santoña, los dos socios salieron de allí con una idea trazada de un negocio que llevaría el boquerón como estandarte. Les impactó, recuerda el empresario, el proceso de sobado y la calidad de un producto tan modesto.
De vuelta a su región de origen, profundizaron en la historia de la anchoa y descubrieron los secretos de un proceso perfeccionado a lo largo de generaciones hablando con quienes ahora son sus proveedores, que les mostraron la artesanía de un producto que requiere un especial mimo.
Sánchez y su socio comprobaron cómo todas estas tareas manuales justifican los precios finales de una materia prima que en la lonja se puede encontrar por 4 o 5 euros el kilo, relata.
Dicho y hecho. La cadena ya está montada y en estos momentos tiene un establecimiento en propiedad y cinco franquiciados, en los que el leit motiv es la anchoa y su proceso artesanal, hasta el punto de realizar la soba en el propio establecimiento (aunque las denomine ‘anchoas de Santoña’). Un control directo que les permite obtener un producto de gran calidad a la mitad del coste de mercado, según Sánchez, y que sirve de aliciente a los clientes.

Anchoas a la carta

La carta de Bodega La Fuente está compuesta por una treintena de tapas, la mayoría protagonizadas por la anchoa, que se presenta en una diversidad de combinaciones, ya que según el empresario, tiene muchas posibilidades de combinación y funciona especialmente para dar contrastes salado-dulce que están de moda.
La carta de tapas solo tiene tres categorías de precios: 1,90, 2,40 y 2,70 euros, con el denominador común de la cerveza o el vino más el pincho.
El formato tiene éxito, como lo demuestra que ya cuenta con ocho establecimientos, ubicados en Madrid (3), Murcia (4) y Valencia. Además, hay varios más en proceso de incorporación.
La cadena cobra un canon de entrada de 12.000 euros, al que el franquiciado ha de sumar un royalty mensual equivalente a un 5% de la facturación, y sus miras están puestas en las poblaciones con más de 65.000 habitantes, sin importarle la ubicación geográfica. Los locales han de ser de más de cien metros y la inversión media que hacen sus asociados es de 134.000 euros (contando el canon), que en algunos casos es cofinanciada por los proveedores del futuro establecimiento.

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