Mercadona competirá contra sí misma en Cazoña

La fórmula Mercadona sobrepasa las divisiones sociales que normalmente segmentan a los compradores. Sus tiendas low cost funcionan con el mismo éxito en los barrios populares o en los de renta media alta, como Valdenoja, y en sus pasillos se juntan personas de todo tipo y condición. La marca, no obstante, ha optado en sus últimas aperturas por unos edificios notables, con salas de ventas espaciosas y luminosas y espacios holgados.
Sea por esas razones, por los precios o por el especial empeño que tiene en satisfacer al cliente (el Jefe, en el lenguaje de la empresa) lo cierto es que a la media hora de la apertura de la última tienda en Cazoña, el establecimiento estaba abarrotado, a pesar de sus importantes dimensiones. El flujo de público acabó ahogando los gritos del grupo que esperaba al alcalde de Santander para hacerle un scracht por el desalojo de una vecina cuya vivienda ha sido expropiada para construir un vial a un par de kilómetros de allí.
La nueva tienda de Mercadona ocupa la primera planta de un nuevo edificio construido en la calle José Gutiérrez Solana, a medio camino entre La Albericia y Cazoña. También se ha reservado las dos plantas de sótano, para construir 144 plazas de aparcamiento puestas a disposición de los clientes. La inversión en todo ello ha sido de cuatro millones de euros.

Menos presión para El Alisal

La nueva tienda está relativamente cerca de una de las que más éxito ha tenido en la historia del grupo valenciano, la construida en El Alisal, donde ha llegado a ser un problema la gestión del gran número de clientes que acuden a ella.
Las últimas aperturas de la marca en Cantabria aflojaron la presión sobre este establecimiento, que parecía a punto de morir de éxito, pero será la nueva tienda de Cazoña la que provoque un efecto más notorio. La compañía ya presume que habrá un significativo trasvase de clientela y, a medio plazo, las dos tiendas acabarían por move un volumen de público parecido. Eso permitirá realizar algunas reformas en el establecimiento del Alisal, para actualizarlo.
Una circunstancia semejante afrontó en el pasado su rival Carrefour, al abrir un hipermercado en El Alisal, a poco más de un kilómetro en línea recta de su tienda pionera de Peñacastillo. En ambos casos la expectativa es que los nuevos clientes compensen holgadamente esa inevitable canibalización entre las tiendas del mismo grupo.
El nuevo establecimiento de Mercadona en Cazoña tiene una plantilla de 44 personas, todos ellos con empleo estable y de calidad, aunque la mitad proceden de otros centros. Con estas incorporaciones, la compañía ya suma 488 trabajadores en Cantabria, una comunidad donde el pasado año realizó compras por valor de 294 millones de euros, ya que algunas empresas locales le fabrican productos que distribuye con su propia marca a través de toda su cadena de tiendas. El grupo no facilita la cifra de ventas por comunidades.
El centro cuenta con una sala de ventas de 1.800 metros cuadrados, con las secciones habituales en las tiendas de Mercadona: carnicería, charcutería, perfumería, alimentación envasada, bebidas y droguería, así como la sección de productos frescos donde la compañía está introduciendo más novedades, como que la pescadería se surta directamente de lonja o el horno que permite comprar a granel. También puede comprobarse que la sección de fruta y verduras cada vez apuesta más por los proveedores locales.
En la construcción, realizada por EFSA, Obras y Proyectos, han participado más cincuenta personas a lo largo de diez meses, que tuvieron que enfrentarse a una complicada excavación de 30.000 m3, casi toda ella en roca. En la ejecución del edificio han tenido que emplear 7.000 m3 de hormigón y 600 toneladas de hierro.

Mercadona no abre los domingos

Mercadona no tiene intención de abrir los domingos, aunque la ley se lo permita. Juan Roig, propietario de la enseña, es partidario de las liberalizaciones, pero sin llevarla a los extremos y en la compañía sostienen que, aunque para el consumidor el ideal probablemente sea que los establecimientos abran 24 horas al día los 365 días al año, la apertura de los domingos no aporta calidad al servicio que prestan sino que probablemente la haría disminuir a la larga.
Íñigo de la Serna, alcalde de Santander, que ha tomado la decisión de aplicar en todo el ámbito urbano la liberalización de horarios durante los meses de verano, acepta que algunas de las grandes empresas, supuestamente beneficiarias de la medida, no la usarán: “A mí me parece magnífico”, sostiene, “porque la medida no obliga a nadie a abrir, lo único que pretende es que cada uno haga lo que considere conveniente”.
Mercadona, de hecho, ya hubiese podido abrir los domingos su tienda de Laredo, situada en una zona turística autorizada, aunque nunca valoró esta posibilidad. La compañía parece confiar en su una fórmula con la que ha encontrado la empatía del consumidor (“la mejor calidad al precio más bajo posible”, en sus palabras), sin que para conseguirlo haya que penalizar las condiciones sociolaborales de la plantilla. A tenor de la respuesta de los compradores, lo consigue.

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