‘Si disfrutas con el trabajo le sacas más partido’
P.- Cuénteme, ¿Cómo ha llegado a dónde está hoy?
R.- Soy la segunda de cinco hermanos. Somos una familia de Colindres que siempre nos hemos dedicado al sector del automóvil. Primero, a los camiones y autobuses y luego nos hicimos cargo del concesionario de Seat, en los años 70. Yo era sólo una niña…
P.- ¿Y, por entonces, ya prefería pasar el tiempo entre coches o con muñecas?
R.- (Ríe). He vivido muy cerca el mundo de los coches desde la infancia pero no me llamaban especialmente la atención. Si acaso, quería tener un modelo bonito que me llevara y me trajera, pero poco más.
P.- De ahí a ponerse al frente de un gran grupo de concesionarios del automóvil va un gran trecho ¿Se lo llegó a imaginar alguna vez?
R.- No, en realidad la vida me fue llevando a ello. Estudié la carrera de Derecho en Valladolid y, cuando regresé a casa después de cinco años, pensaba abrir un despacho de abogados. Sin embargo, empecé a vincularme poco a poco a la empresa familiar y, en lugar de irme de vacaciones durante un mes que tenía libre, me vine al concesionario para intentar echar una mano.
P.- Aquel mes fue decisivo, porque mire si ha llovido y sigue aquí desde entonces…
R.- Desde luego (ríe)… Al principio no dedicaba todo mi tiempo al negocio pero a partir del año 93 me incorporé de forma más organizada. Mi padre empezó a presentarme a gente de las marcas y a enseñarme el negocio. Estuvimos unos años trabajando juntos y luego ya seguí junto a mi hermano Ángel. Los otros tres han seguido caminos profesionales distintos.
P.- Su manera de referirse a él da a entender que su padre fue una figura clave en su vida ¿Qué enseñanzas le transmitió?
R.- Que hay que trabajar mucho para que las cosas salgan y que siempre intentara divertirme, porque solo si te gusta lo que haces y disfrutas con el trabajo puedes sacarle el máximo partido. Y, lo más importante, que supiera rodearme de gente buena, porque eso es lo que te va a permitir triunfar o no. Todo está en la mente. Si uno quiere, puede.
P.- ¿Qué lectura hace de los veinte años que lleva en este negocio?
R.- Es un trabajo muy duro, que exige una dedicación de muchas horas, pero no es nada monótono porque cada momento es diferente y el trato con la gente es muy agradable. La mayor parte de nuestros clientes son amigos.
P.- Y en lo profesional, ¿cómo ha cambiado la empresa de entonces a ahora?
R.- Lo más curioso es que seguimos siendo una empresa familiar, con la diferencia de que cuando yo empecé éramos unos treinta trabajadores y ahora somos más de cien, no solo en Hercos Parayas sino en todo el Grupo. La gran suerte que tenemos es que todos ellos son personas muy volcadas con la empresa y con todas las marcas que representamos.
P.- Lo que también ha crecido es el número de marcas. A Seat le ha añadido Audi y Volkswagen, luego Skoda y ahora Hyundai. ¿Así se combate mejor la crisis?
R.- Es una buena manera de aprovechar las sinergias de lo que ya tenemos, haciendo una inversión no muy grande, y a la espera de que el mercado comience a despegar. Las sucesivas ampliaciones que hemos hecho y la inminente apertura de un nuevo concesionario, a pocos metros de la nave en la que llevamos 31 años, nos mantienen ilusionados. Además, es un reto, porque la concesión de Hyundai llevaba muchos meses cerrada y es una marca que está creciendo, en contra de la tendencia del mercado, y que tiene mucho potencial de futuro.
P.- ¿Es muy distinto tratar con marcas europeas que hacerlo con las orientales?
R.- Nos está sorprendiendo mucho, porque nunca habíamos trabajado con coreanos, sólo con españoles o alemanes y lo cierto es que son muy distintos. No tienen tantos procesos que cumplimentar pero sí mucha relación humana. Pese a ser una multinacional, cuidan individualmente de las personas y a eso no estamos habituados. Desde el primer momento nos hemos sentido atendidos con mucho cariño.
P.- Aunque sigan buscando fórmulas para subsistir, es innegable que la crisis se ha cebado con su sector…
R.- Por supuesto, nuestra facturación ha descendido por debajo del 50% y nuestra estructura de personal también ha sufrido recortes, aunque no en tanta medida. Los años de mayor caída en las ventas han sido 2011 y 2012. No obstante, llevamos cayendo desde el año 2007, por lo que nuestra capacidad de resistencia está ya muy mermada. Ocurre lo mismo que en las economías familiares, a las que les cuesta cada vez más aguantar.
P.- ¿Es usted de las que han empezado a ver ‘brotes verdes’ o las cosas siguen de mal en peor?
R.- Puede que a nivel macroeconómico las cosas estén mejor, pero en Santander seguimos viviendo momentos muy duros. Hasta que se puedan digerir, todavía pasará tiempo. La crisis también llegó más tarde aquí que a otros lugares, por lo que tardaremos más en salir. Pero, estoy segura de que lo lograremos trabajando, con mucho esfuerzo de todos.
P.- Aún así, parece ser una mujer bastante optimista
R.- Hay que ser positivo siempre, para hacer más fácil tu vida y la de las personas que están a tu alrededor, sin perder de vista la realidad. Lo que no sé es si estamos utilizando bien todos los recursos que tenemos a nuestro alcance para salir de esta crisis reforzados, sobre todo, en lo relativo a la formación. Mi madre siempre nos insistió mucho a mis cuatro hermanos y a mí sobre la importancia de estudiar para poder elegir en la vida. Y no tengo claro que se esté enfocando bien la educación en estos momentos…
P.- ¿Qué le gusta hacer cuando no está trabajando?
R.- Suelo viajar bastante, así que cuando llega el viernes y estoy cansada de la semana sólo busco estar con la familia, cenar con los amigos o ver jugar un partido de baloncesto a mi hija de 15 años, que me lleva la mayor parte del tiempo que paso fuera del trabajo.