El último retoque de La Magdalena
Concluyen las primeras obras de actualización del edificio después de la gran reforma de 1995
La reforma del Palacio de la Magdalena hace veinticinco años fue polémica, por el desmesurado desvío de los gastos con respecto a lo presupuestado. No obstante, dejó el palacio adaptado a los nuevos tiempos, con una planta subterránea de servicios que resultaba muy necesaria durante las actividades de verano, sistemas modernos de comunicaciones y unas habitaciones más dignas. No consiguió, en cambio, que el viejo caserón de 1912 fuese más cálido en invierno o contar con un salón de conferencias relativamente amplio. Un cuarto de siglo después, se han podido resolver algunas de esas deficiencias, al tiempo que se reparaban los elementos más desgastados por el uso.
En tiempos difíciles para la monarquía, la antigua residencia estival de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia en Santander recupeera esplendor. Un palacio que corona la península de La Magdalena y que es mucho más conocido en todo el país como sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. El Ayuntamiento, propietario del edificio desde que se lo adquirió a D. Juan de Borbón a comienzos de la Transición ha invertido 2,8 millones en reordenar ligeramente la distribución de la primera planta, para hacerla más operativa, reponer el enlosado exterior y rehabilitar el Paraninfo y la Casona de los Guardeses, que tendrá otros usos.
El visitante habitual no apreciará demasiados cambios y quien ve el palacio por primera vez creerá que siempre fue así. En realidad, esta vez apenas ha habido modificaciones relevantes. La más importante es la fusión de la Sala Bringas y la Sala Madrazo, de la primera planta, en una sola. Ambas surgieron en la reforma de 1995 en lo que originalmente fueron las cocinas, pero la experiencia ha demostrado que el Palacio necesitaba una sala de mayor capacidad y con acceso directo desde el exterior, y eso es lo que se ha hecho ahora.
La reforma que ha llevado a cabo el estudio De La Fuente Arquitectos también ha renovado el pavimento de piedra del exterior, muy fragmentado por el paso de coches y autobuses, algo que no se tuvo en cuenta en 1995. En 2012 ya se sustituyó la zona más afectada, sustituyendo las losas de piedra de Escobedo por adoquines de granito gris, que han dado mucho mejor resultado.
También ha sido necesario reemplazar las farolas del perímetro exterior del Palacio, cuyo fuste de fundición estaba severamente dañado por la proximidad del mar y las inclemencias del tiempo. Las nuevas van asentadas sobre un banco hexagonal que invita a sentarse bajo sus brazos en cruz.
Para el confort general, lo más relevante es la sustitución de la carpintería de las ventanas, que se encontraba en mal estado y provocaba un gran desembolso para calentar el edificio en invierno. Un trabajo notable, tanto por el número de ventanas y huecos como por su variedad (el palacio tiene más de cincuenta tipos diferentes), del que se ha encargado Alufasa.
Se trata de la quinta carpintería exterior que tiene el palacio. La original fue de hierro y vidrio sencillo. En 1942, el arquitecto Gonzalo Bringas la sustituyó casi por completo pero con los mismos materiales. Cuando en 1977 el edificio pasó a manos del Ayuntamiento, las ventanas estaban en un estado ruinoso y la corrosión del hierro de los anclajes estaba agrietando los sillares de piedra de los huecos. Fueron sustituidas por otras de madera de teka barnizada, pero esa protección resultó insuficiente y en 1995, con la gran reforma del palacio, se volvieron a cambiar las hojas de las ventanas por otras sin particiones y con cámara. Sin embargo, los montantes se hicieron con vidrio sencillo y en otros huecos se empleó la madera de pino, unificándolo con un pintado de blanco.
Ahora se ha sustituido todo por aluminio anodizado, también blanco, que respeta la forma de cada hueco y proporciona una mayor luminosidad interior, ya que estos perfiles ocupan un 21% menos que los de madera.
Todos los vidrios tienen cámara y en las ventanas que dan al sur y al oeste se haincluido el control solar, lo que va a aumentar la eficiencia energética tanto en invierno como en verano.
También la carpintería interior había sufrido los efectos de uso multitudinario. El suelo del Salón de Baile fue restaurado en la reforma de 1995, con las mismas características que el original, del que se conservó una parte, pero el uso intensivo de la sala como aula y la dificultad para igualar los tonos han acabado haciendo necesario renovar toda la superficie de este salón, al igual que en el de la Música o en el despacho de Alfonso XIII.
La obra también ha servido para sustituir las tuberías metálicas, que sufren las fuertes temperaturas de funcionamiento necesarias para que el agua caliente recorra un circuito tan largo, y las decantaciones de los largos periodos sin uso. Las nuevas son de polipropileno.
La reforma interior se ha completado con la sustitución del ambicioso sistema de control instalado en la gran reforma del 95, que ha quedado superado y siempre creó muchos problemas, por la inexistencia de repuestos para hacer frente a las averías.
Mejoras en el Paraninfo y la Casa de Guardeses
En el Paraninfo se han sustituido las deterioradas butacas por otras idénticas, aunque en esta ocasión, con colores salpicados que ofrecen un aspecto más informal y moderno.
En la Casa de los Guardeses, un pequeño edificio que está situado a la entrada del recinto del palacio, todavía continúan las obras. El Ayuntamiento pretende adaptar el inmueble (en el que hace tiempo dejó de haber guardeses y se utiliza como oficinas) para dos usos diferenciados.
En la planta baja, después de tirar toda la tabiquería de mampostería quedará un espacio mucho más diáfano que se empleará como oficina de información y atención de visitantes y como tienda del Palacio. También se ampliará un poco el espacio cerrando el porche de entrada.
En la planta superior, se asentarán las oficinas de la Dirección de la sociedad pública que gestiona el palacio, que hoy se encuentran en las dependencias del edificio principal y han de desalojarlas durante los cuatro meses que es ocupado por la UIMP.
Se retirará la escalera interior y la entrada a la planta superior se realizará a través de una pasarela, desde el promontorio que hay junto a la casa.