El PIB de Cantabria se contraerá este año un 10,2%, menos que la media nacional, según el BBVA

El PIB regional aumentó un 1,5% en 2019

BBVA Research prevé una reducción del PIB cántabro de un 10,2% este año debido al confinamiento y a las restricciones decretadas para hacer frente a la pandemia del coronavirus, una «fuerte contracción» que, sin embargo, es menor a la esperada para el conjunto de la economía española, del 11,5%. Entre los factores que justifican la caída de la actividad durante este año se encuentran la prolongación de las medidas de confinamiento por un período superior al esperado, el mantenimiento o la recuperación de algunas restricciones sobre la demanda interna, una mayor concentración de la reducción del gasto en los bienes y servicios producidos internamente, y la revisión a la baja de Europa.

El impacto de las medidas discrecionales impulsadas por las distintas administraciones públicas en reacción a la crisis contribuirán a mitigar la caída del PIB nacional en 2020 y a impulsar una recuperación del 10,5% del PIB en 2021. Ejemplos de lo anterior incluyen el fomento en el uso de los ERTE, el impulso del gasto público, los efectos del programa de garantías públicas y el apoyo europeo (NextGenEU). Además, hay considerar el impacto regional de los casi 200 M€ (1,3% del PIB) que el Gobierno de Cantabria movilizó desde marzo, en forma de avales del ICAF, ayudas directas a empresarios y autónomos, aplazamientos tributarios o ayudas al turismo.

A pesar de lo intensa de la recuperación, al final del siguiente año, la economía cántabra podría encontrarse aún un 5,0% por debajo el nivel observado al cierre de 2019. Esto llevaría a la pérdida de unos 4.000 puestos de trabajo en el bienio 2020-2021, respecto al nivel de cierre de 2019. Los impactos son heterogéneos a nivel territorial, sectorial y por características personales. En todo caso, la contracción del PIB per cápita sería menor que en el conjunto de España.

Aunque los riesgos son a la baja, hay factores que, en ausencia de rebrotes importantes, podrían acelerar la recuperación. El mayor riesgo es el relacionado con las dificultades para contener la pandemia, pero otros incluyen la elevada temporalidad, el pequeño tamaño medio de las empresas cántabras, su menor propensión exportadora, su menor inversión en I+D o las tendencias hacia una menor globalización.

El desarrollo de una vacuna, el rápido uso de los fondos relacionados con el NGEU y las reformas estructurales asociadas podrían llevar a escenarios más positivos. Se hace necesario un amplio consenso para tomar medidas que ayuden a superar cuanto antes la emergencia sanitaria, protejan el tejido productivo y minimicen el impacto económico, en particular, sobre los colectivos más vulnerables.

El impacto de la crisis, además de significativo, fue heterogéneo entre las comarcas del territorio

En el punto de máximo impacto, Santander y el Arco Metropolitano, junto con las comarcas de Campoo y los Valles del Sur resultaron menos afectadas por la pandemia que la media regional (pérdidas por encima del 3% frente al -4,7% promedio). El peso de la actividad pública y las actividades esenciales podría explicar esta evolución.

Las pérdidas superaron el 10% en la Costa Occidental y Liébana, más dependientes del turismo, aunque apenas suponen el 3% de la afiliación regional. En el Área de Influencia y Torrelavega-Besaya la afiliación cayó entre un 5% y 8%; ahí se concentra una quinta parte de la afiliación cántabra, con un mayor peso relativo de la actividad industrial.

¿Hacia dónde se dirige la economía de Cantabria?

La pandemia hizo necesaria una política más expansiva del gasto público para atender las necesidades socio-sanitarias. Las medidas implementadas desde marzo por 184 mill.€ (1,3% del PIB) por el gobierno regional, contribuyeron a proveer de liquidez, avales y ayudas directas a pymes y los autónomos.

Los datos de ejecución presupuestaria hasta agosto confirman que dicho sesgo expansivo se está concentrado en consumo público, y se espera que en la última parte del año se intensifique. Con todo, el Gobierno de Cantabria podría cerrar el año con un déficit algo menor al 0,9% del año pasado, por las transferencias procedentes del Gobierno central.

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