CTC y FERROLUZ trabajan en desarrollar pinturas repelentes al agua y anticorrosivas que respeten el medioambiente
La colaboración entre el centro y la empresa ya ha cristalizado en un recubrimiento súper hidrofóbico para todo tipo de materiales.
El Centro Tecnológico CTC y FERROLUZ están ejecutando un proyecto innovador basado en nanotecnología para desarrollar pinturas con diferentes funcionalidades. Tras lanzar al mercado con éxito un recubrimiento súper hidrofóbico, con propiedades de repelencia al agua, esta investigación aspira ahora a alcanzar una solución definitiva que ofrezca prestaciones anticorrosivas y sea respetuosa para el medioambiente. Se trata de una alternativa que hoy por hoy no existe en el mercado y que permitiría a FERROLUZ disponer de un producto de alto valor añadido para fortalecer su capacidad competitiva.
Beatriz Sancristóbal, directora General de CTC, y Jesús Prida, técnico comercial de FERROLUZ, explicaron este caso de éxito durante la jornada de presentación de la convocatoria de ayudas para el “Fomento de la Transferencia Tecnológica – INVESNOVA 2020”. En esta cita, promovida por SODERCAN, también se expusieron los principales aspectos de este programa de financiación, que puede alcanzar el 70 % de subvención a fondo perdido y que trata de fomentar la trasferencia de tecnología entre las empresas y autónomos de la región. “Este tipo de convocatorias no hace sino abrir una excelente vía para disponer de la financiación necesaria para ejecutar proyectos de innovación en Cantabria” manifestó Sancristóbal.
Actualmente, el trabajo colaborativo entre CTC y FERROLUZ está enfocado en lograr formular recubrimientos con propiedades anticorrosivas y una composición que resulte lo más respetuosa posible con el medioambiente. Para ello, se está tratando de remplazar la cantidad de cargas metálicas que se emplean en este tipo de pinturas por nanoaditivos medioambientalmente aceptados. Así se conseguirá un producto más sostenible, menos tóxico y con menor huella medioambiental que los que existen actualmente en el mercado. “La apuesta por un producto de calidad y respetuoso con el entorno es uno de los valores estratégicos que define a FERROLUZ” explicó Prida.
Tradicionalmente, con el objetivo de aumentar la eficacia de los polímeros que forman las pinturas y retardar el proceso de corrosión, se han utilizado metales, cromo o zinc principalmente, como inhibidores. Sin embargo, las restricciones medioambientales establecidas por la legislación actual provocan que la investigación y el desarrollo de nuevos recubrimientos concentre sus esfuerzos en soluciones alternativas más salubres y más respetuosas con el entorno.
Socio tecnológico de las empresas
La presentación realizada en este evento, que se desarrolló de forma telemática para cumplir con la normativa sanitaria y las limitaciones de movilidad, ilustró perfectamente cómo CTC ha contribuido a resolver un reto planteado por una empresa centenaria de la región.
Gracias a la aplicación de nanomateriales a sus recubrimientos, FERROLUZ ha lanzado al mercado un producto super-hidrofóbico orientado a materiales porosos, como morteros y ladrillos, así como a superficies ya pintadas como fachadas. El desarrollo conseguido ofrece una repelencia al agua casi total incluso en los planos horizontales. “La hidro repelencia se aprecia incluso cuando la inclinación es tan solo del 5 %” matizó Prida. Esta propiedad impide que se acumule la humedad y, por tanto, incrementa la durabilidad de los paramentos. “El producto está funcionando muy bien en el mercado y, aunque sus resultados reales se verán a medio plazo, nuestros clientes están muy satisfechos con él” concluyó el portavoz de la empresa.
Este trabajo pone de manifiesto el valor de la innovación para que las entidades de la región incrementan su competitividad y garanticen su sostenibilidad a medio plazo. Asimismo, este proyecto ejemplifica el modelo de relación que establece CTC con las empresas. “Para nosotros ha sido una suerte contar CTC para desarrollar soluciones en aplicación de pintura que guardan un equilibrio entre la eficacia, que ya teníamos antes y el respeto medioambiental” finalizó Prida.
El lanzamiento de esta gama de productos ratifica la apuesta de la entidad por la innovación. No en vano, hace más de 35 años, FERROLUZ fue el primer fabricante español en fabricar un antioxidante al agua. Actualmente, esta empresa familiar radicada en el occidente de la región es un referente para el sector y aportando soluciones en campos tan diversos como los pavimentos, la impermeabilización, las fachadas y la industria.