La OPEP prevé una recuperación lenta de la producción
A pesar de que el precio del crudo tuvo su correspondiente subida de precio, semejante al del resto de los mercados, tras el anuncio de la eficacia de la vacuna de BioNtech y Pfizer, es muy pronto para dar por concluida la crisis del petróleo en cuanto al consumo se refiere, no solo porque se han empeorado las previsiones de consumo por día para este año, sino también porque se considera que la recuperación para el año que viene también será más lenta.
Un 2021 con menos de 100 millones de barriles por día
Eso es al menos lo que piensa la organización que reúne la mayoría de la producción de crudo del mundo, que sitúa la demanda el año que viene en los 96,26 millones de barriles al día dado que la recuperación económica también se estima más lenta de lo inicialmente esperado, en parte por culpa de la segunda ola de la pandemia en la que nos encontramos inmersos.
E incluso la poderosa organización deberá lidiar con el crecimiento exponencial que está experimentando la producción y venta de coches eléctricos, y que pese al golpe que el coronavirus ha asestado a las energías renovables, hay quien ve la pandemia como una ventana de oportunidad para que cobren más importancia y copen más y más nichos del mercado energético.
Coches eléctricos “baratos” en cuatro años
El asalto definitivo de los coches eléctricos al mercado automovilístico, uno de los baluartes de la industria petrolífera, todavía tendrá que esperar, ya que no se espera que en el corto espacio su precio y el de los automóviles tradicionales termine por equipararse, por lo que podemos decir que todavía son un producto de lujo.
Para realizar esta estimación los expertos se han basado en la tendencia que siguen los precios, y en la confianza de que la tecnología termine por abaratar enormemente la producción de las baterías que alimentan los coches eléctricos, ya que actualmente pueden llegar a suponer más de una cuarta parte del precio final del mismo.
¿Seguirán confiando los inversores en el petróleo?
La materia prima por excelencia del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI no va a perder su importancia económica de la noche a la mañana. Es cierto que lo hemos extraído con fruición durante más de un siglo (tanto que si ahora mismo desapareciera la humanidad, la especie que nos sustituyese como especie dominante del planeta lo tendría muy difícil cuando llegase a su revolución industrial, ya que no hemos dejado prácticamente nada de crudo o carbón fácilmente extraíble que alimentase su incipiente mecanización) pero su importancia es tanta que no dejamos de desarrollar nuevas formas de extraerlo, nuevas y caras formas, y toda esa inversión (valorada en decenas de miles de millones de dólares) se ha hecho porque se considera rentable.
Aún así, si lo que se pretende es, conociendo de antemano los riesgos de hacer esto, intentar navegar la volatilidad del precio del petróleo existen otras formas de operar, como el trading online, que no es que elimine el riesgo, de hecho el apalancamiento siempre deberá tenerse en cuenta, ya que es fuente de oportunidades y riesgos de pérdidas que pueden ser muy elevadas, como advierten los brókeres en sus plataformas, pero que sí permite operar en mercados que caigan o en mercados que suban, todo depende de la capacidad del trader de leer el mercado, de su habilidad de esquivar lo peor de la volatilidad, y de darse cuenta de los efectos que volatilidad y apalancamiento pueden tener para intentar protegerse lo mejor posible. También, hay que saber utilizar herramientas como las de gestión de riesgos o el calendario económico.
¿Qué más utilidades tiene el petróleo, una vez sea desterrado de la automoción, que justifique la confianza de los inversores? Pues muchas, y no son tan fácilmente sustituibles por otros recursos, siendo además su aporte de CO2 a la atmósfera mucho menor. Podemos encontrar derivados del petróleo en las parafinas como las que forman parte de las cremas hidratantes, los plásticos (uno de los materiales que más han ayudado al progreso de nuestra civilización, y que también supone uno de los grandes contaminantes de nuestros mares), el asfalto, fibras sintéticas (efectivamente, multitud de nuestras prendas de vestir favoritas tienen en un porcentaje más o menos alto derivados del petróleo), fertilizantes, todo tipo de plaguicidas para proteger nuestros cultivos, fármacos (el benceno o el éter se extraen del petróleo) e incluso está presente en los productos alimenticios, en forma de colorantes y potenciadores del sabor, así que el futuro de esta industria no se antoja precisamente corto.