La importancia de Reinosa
Los periodistas estamos acostumbrados a que las noticias se queden antiguas de un día para otro y eso también puede ocurrir con las opiniones. La de esta página iba a alertar del gravísimo problema que provocaría la prolongación del AVE hasta Aguilar de Campoo, en la frontera de Cantabria, lo que dejaría para siempre en el ostracismo a Reinosa, la única población de cierto tamaño en toda la mitad sur de la región. Pero algo parecido debió pensar el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, que se ha presentado en la UIMP con un anuncio que nadie esperaba y ha obligado a levantar lo ya escrito: El AVE continuará hasta Reinosa. Y esta vez no es una cuestión de minutos, porque en ese tramo desde Aguilar, que cuesta 350 millones, no se va a ganar prácticamente nada, es una cuestión estratégica.
El ministro de Fomento ya había empujado las vías del AVE hasta Aguilar de Campoo para ajustar el recorrido Santander-Madrid a las tres horas, pero a veces las buenas intenciones llevan a resultados catastróficos, al menos para los intereses de aquellos a los que se pretendía complacer; se potenciaba Aguilar, donde obviamente habría una estación de AVE, porque es imprescindible un ajuste de los ejes, en detrimento de Reinosa, que se quedaría definitivamente sin ella, porque no hay distancia suficiente para justificar una nueva parada.
Reinosa es vital para Cantabria, porque es la única isla industrial en el sur de la región, pero los vientos de la historia ya no soplan a su favor, como tampoco lo hacen en favor de muchas ciudades del interior del país que conocieron tiempos mejores y cuya decadencia está a la vista. La población tiene una tendencia natural a agruparse en grandes núcleos, sobre todo en los costeros, y esa tendencia ha llevado a un punto crítico a comarcas enteras de Cantabria. Por eso, el Gobierno regional, que tiene la obligación de compensar los desequilibrios territoriales, se ha visto obligado a acudir en socorro de Sidenor, consciente de que su cierre representaría una catástrofe para una gran parte de la superficie regional, que solo puede confiar en lo que ya tiene, y no demasiado. Como quedó demostrado cuando GFB descartó Reinosa en favor de Orejo, es muy difícil convencer a nuevas empresas de que se asienten en la zona.
El Gobierno cántabro había visto con mucha preocupación ese fin de línea en Aguilar, pero había optado por no confesarlo públicamente (sí en privado) para evitar crear la sensación de estar a la contra, incluso cuando se daba un paso más en el acercamiento del AVE a la región. Ese mismo regusto debió quedarle a Íñigo de la Serna, que ahora ha prometido otro tramo más, con el que pasará a la historia como el ministro que consiguió que el AVE llegase a la región, aunque sea por unos pocos kilómetros.
En España tener un ministro de Fomento es más importante que tener un presidente de Gobierno, y para confirmarlo basta ver por dónde han avanzado los trazados del AVE con los distintos titulares que han detentado la cartera en los últimos años. Y a Cantabria le va a venir muy bien. Aunque a día de hoy cueste encontrar una obra del Estado en la región, De la Serna tiene en cartera un catarata de actuaciones y apura los plazos para que empiecen a ser notorias a partir de septiembre. Pero es imprescindible que en esos planes haya una sustancial mejora en las conexiones ferroviarias con el País Vasco, que para Cantabria son aún más estratégicas que las de la Meseta, porque multiplicarían los flujos económicos con los vecinos del Este y nos conectarían con toda la red europea. El Gobierno cántabro ya parece haber tomado conciencia de esa necesidad y ha ido a buscar el apoyo de los vascos, pero necesita que Fomento lo secunde.
La decisión de De la Serna de ampliar el AVE hasta Reinosa es muy de agradecer, porque la política, además de resolver problemas presentes, debe tratar de evitar los futuros. El AVE es una infraestructura muy compleja, y con la experiencia acumulada ya tenemos constancia de que a lo largo de su recorrido deja ganadores y perdedores, algo que no ocurre con las líneas convencionales, en las que todas las poblaciones tienen parada. Afortunadamente, el ministro ha evitado dejar aislada Reinosa, pero ahora necesitamos que resuelva otro descolgamiento, el que va a sufrir Cantabria si los ejes de desarrollo del país se olvidan de todo el cuadrante noroeste.
Alberto Ibáñez