El biberón más cómodo

Cuatro jóvenes cántabros han creado un nuevo modelo de biberón que simplifica al máximo su preparación, eliminando la necesidad de cargar con termos, un dosificador o la leche en polvo. El nuevo biberón es autocalentable, gracias a un gel que se activa mediante un botón, y dispone de un compartimento para llevar la leche y mezclarla con el agua caliente. Todo el proceso se puede realizar con una sola mano.

Cuando Paula Viadero subió al tren en unas recientes vacaciones, no sabía que iniciaba algo más que un viaje. La observación casual de los apuros de una madre para preparar un biberón en la incomodidad del compartimento fue el punto de partida para una idea que, desarrollada junto a sus compañeros en el programa de emprendedores del CISE, les ha llevado a diseñar un nuevo producto: un biberón muy fácil de preparar ya que realiza a la vez las funciones de calentador y mezclador.

Ahora, la respuesta de los cuatro jóvenes del equipo a un problema cotidiano para muchas madres puede ser el origen de una nueva empresa.

El proyecto Nursey fue finalista en los premios UCem de empresas de base tecnológica y se ha concretado ya en la creación de un prototipo de biberón del futuro y en el desarrollo de las líneas maestras para llegar a ponerlo en el mercado, aunque aún falta encontrar la financiación que lo haga posible.

Para hacer realidad la idea, los promotores se han basado en soluciones técnicas que ya estaban inventadas pero que nadie había integrado. Los envases autocalentables, aplicados al consumo de café, chocolate o sopas, ya existen en el mercado desde hace tiempo, aunque con carácter desechable. La fórmula más utilizada para conseguir el calor es el uso de sustancias como óxido de calcio o cloruro cálcico que, al mezclarse con agua, provocan una reacción química exotérmica. El calor generado alcanza los 55 grados, pero ese proceso sólo se puede realizar una vez.

Existe otra forma para conseguir ese aumento de temperatura que permite repetir el proceso indefinidamente en un mismo envase. En vez de reactivos, se utiliza un gel de acetato sódico, totalmente inocuo (se emplea como conservante de alimentos), que al pasar del estado líquido a sólido libera calor. La reacción se provoca por simple presión, y el gel puede licuarse de nuevo, una vez cristalizado, aplicándole de nuevo calor. Bastan unos minutos en agua hirviendo.

Esta solución, que es la misma que se emplea en las bolsas calientamanos usadas en los países nórdicos, es la que se aplica en el biberón diseñado por Nursey para permitir su reutilización. Dispone de dos cámaras, una interior donde va el agua y otra exterior hermética para el gel, que se activa con un simple botón.

El gel vuelve a su estado inicial mientras se esteriliza el biberón, introduciéndolo en agua hirviendo, en el lavavajillas o en el microondas.

Calentar el biberón es solo una parte del proceso. También hay que realizar la mezcla de la leche en polvo o los cereales con el agua, y esta es otra de las funciones a la que da respuesta este biberón, que dispone en su parte superior de un compartimento donde almacenar la leche en polvo. Un simple giro de ese pequeño depósito basta para que caiga una dosis de leche en el agua caliente.

Lo que sigue son imagenes tan conocidas como agitar el biberón con fuerza y probar la temperatura en el dorso de la mano antes de calmar el hambre del bebé. Y la ventaja del diseño de estos jóvenes emprendedores cántabros es que todas esas operaciones se pueden hacer con una sola mano, algo que sin duda hubiera agradecido la agobiada madre que sirvió de inspiración a Paula en aquel tren.

Un mercado difícil

En el desarrollo del proyecto todos los integrantes de Nursey han aportado las habilidades y conocimientos de sus diferentes perfiles académicos. Alvaro Fernández y Marco Moñino, dos ingenieros (de Caminos y de Telecomunicaciones) se han ocupado del diseño del envase y el método de autocalentamiento; Rubén Puente (Administración y Dirección de Empresas) del desarrollo del plan de negocio, y Paula Viadero (estudiante de Derecho) de la legislación sanitaria, porque la normativa sobre productos para bebés es una de las más exigentes a la hora de homologarlos.

El siguiente paso, una vez plasmada la idea en un prototipo, es el más complicado, ya que se trata de penetrar con el nuevo producto en un mercado dominado por grandes multinacionales.

De hecho, la idea que persiguen los creadores de Nursey es la de patentar su biberón y lograr que una de estas firmas se interese por él. Pero antes, su objetivo más inmediato es mejorar el prototipo actual, construido con una impresora 3D. Fabricar con esta tecnología es todavía muy caro y sólo se puede emplear en series pequeñas. Además, habría que utilizar un plástico alimentario. Por eso, el primer reto es encontrar un fabricante que lo pueda construir en ese material.

En su página web (nursey.es) se avanza ya el aspecto, diseñado por ordenador, de cómo será el futuro biberón autocalentable, que se presentará en varios tamaños, de entre 180 y 300 ml, para los de una sola toma, y con una capacidad de 360 ml para el de dos tomas.

Si el proyecto se consolida comercialmente, los promotores no descartan convertir Nursey en una marca que ampare el desarrollo de otro tipo de productos para bebés, como chupetes, baberos o juegos, algo habitual en este mercado.

Lo urgente, en cualquier caso, es encontrar los recursos necesarios para poder avanzar en el desarrollo de un producto que puede tener una gran acogida en el mercado, porque responde a una necesidad básica y muy extendida. Algo que la intuición de estos cuatro emprendedores puede convertir en una novedad de éxito dentro de un sector en el que parecía muy difícil innovar.

Jesús Polvorinos