Derwent: el grupo internacional de nutrición animal que se dirige desde Cantabria

La familia Tejedor Lázaro lleva más de 70 años en el sector de la alimentación de mascotas y de peces, explotando la marca Dibaq, cuya fábrica está en Fuentepelayo (Segovia). Tras superar la crisis de 2008, decidieron que era el momento de ponerle nombre a otras actividades que llevaban haciendo décadas, la ingeniería para proyectos de nutrición animal de otras empresas y el comercio internacional de materias primas. Así nació en 2013 Derwent, una firma gestionada por parte de la segunda y tercera generación de la familia, que dos años después trasladaron a Santander, y que factura unos 30 millones de euros al año.


La familia Tejedor Lázaro inició su andadura en el mundo de la avicultura y la ganadería en la Segovia de 1951. Allí crearon una pequeña empresa de alimentación animal para el autoconsumo de sus granjas y ese negocio fue creciendo hasta tomar personalidad propia. En 1987 esta línea de producción y distribución de productos alimenticios para mascotas y peces empezó a operar bajo la marca Dibaq, que a día de hoy fabrica más de 100.000 toneladas al año y se ha convertido en un referente en muchos países gracias al proceso de internacionalización iniciado en los 80.

Cuando en 2008 comenzó la gran recesión, la familia Tejedor decidió que era el momento de dar un paso más, por lo que pudiera pasar a futuro, y fue configurando lo que en 2013 se convertiría en Derwent, una empresa gestionada por parte de la segunda y tercera generación, especializada en proyectos de ingeniería para plantas de nutrición animal.

“La creación de Derwent Group fue, en realidad, poner nombre a actividades que ya estábamos realizando, como el asesoramiento a otros, pero que no tenía un departamento especializado dentro de la empresa”, explica Sofía Arévalo, la directora general de Derwent. “Ahora, ambos grupos se complementan”, añade.

Aunque las raíces del negocio y su fábrica de productos de alimentación animal siguen estando en Fuentepelayo (Segovia), Carlos Tejedor y Sofía Arévalo –dos confesos amantes de Cantabria– decidieron trasladar la cabecera de Derwent Group a Santander, por lo que en 2015 se convirtió en una empresa cántabra. “Estamos muy contentos porque nos han acogido muy bien, tanto a nivel personal como profesional”, expresa Arévalo.

Tres líneas de negocio

Derwent surgió, según su directora general, para dar un servicio más completo a sus clientes del mundo de las mascotas y la acuicultura. De esta forma, las actividades del Grupo se reparten ahora en tres campos bien diferenciados: el trading, o comercio internacional de materias primas para los piensos, los proyectos de ingeniería para terceros y la fabricación de productos de alimentación de mascotas y peces propiamente dicha.

La división de comercio internacional (Derwent Trading) surgió de una forma natural. La compañía llevaba décadas dedicándose a la alimentación de mascotas con materias primas sostenibles y de alta calidad, “y eran muchos los clientes, e incluso marcas de la competencia, que nos contactaban para solicitar materias primas iguales o similares”, recuerda la directora general.

Vista aérea de una de las fábricas de alimentación animal de Derwent en la República Checa.

Derwent Trading ya tenía seleccionados proveedores en distintos lugares del mundo y  estaba muy habituada a realizar toda la gestión logística (incluyendo aduanas y documentos), hasta la venta del producto al cliente final.

Es un servicio muy demandado, justifica Arévalo. “Y ahora más que nunca, cuando todos buscamos la mayor calidad y menor precio, aunque siempre de manera responsable”.

Por su parte, la división Derwent Engineering realiza proyectos para fábricas ajenas de alimentación animal y granjas de acuicultura. Su labor depende de las necesidades del cliente, y va desde los servicios de gestión y consultoría, a la mejora tecnológica de las granjas ya existentes, pero también hay quienes les contratan la construcción de una fábrica o una planta de acuicultura desde cero.

Uno de los trabajos llave en mano que abordan en estos momentos es el diseño y montaje de una fábrica de alimentos para peces en Astrakan (Rusia). La situación actual derivada de la pandemia ha ralentizado el proyecto pero Derwent espera iniciar la construcción en breve.

La experiencia acumulada por la familia Tejedor Lázaro le ha permitido aprovechar el fuerte crecimiento que esta teniendo el sector de las mascotas en todo el mundo. También está evolucionando muy deprisa la acuicultura, que gana terreno cada día en el mercado alimentario. De hecho, más del 50% de la producción de pescado mundial para consumo humano proviene ya de granjas, ya sean de agua dulce o salada.

La tradición de la familia en este campo les ha servido para especializarse en las instalaciones de acuicultura. Derwent proyecta y construye tanto granjas offshore (en mar abierto), como las tradicionales, en tierra, con sistemas de recirculación que reutilizan el agua o de circuito abierto.

Sus proyectos llave en mano incluyen prácticamente todas las especies que se han adaptado al cultivo (dorada, lubina, corvina, salmón, rodaballo…) y no se limitan a entregar las instalaciones ya en funcionamiento. La empresa cántabra asesora a sus clientes en todas las fases de producción, desde la cría y el engorde hasta el posicionamiento de su producto en los mercados.

Fábricas en República Checa

Varias de las plantas de acuicultura proyectadas por Derwent están en países del Este, pero también en Qatar, Egipto y otras naciones ribereñas del Mediterráneo. En este momento está ampliando su mercado en Irán, Argelia o Sri Lanka.

La tercera pata del negocio, Derwent Nutrition, es la parte del grupo que se dedica a la producción propiamente dicha de alimentos para peces de acuicultura y pet (mascotas). Para ello, cuenta con un complejo formado por tres fábricas en República Checa; una dedicada a los piensos de caballos de carreras y de saltos; otra, de alimento seco para mascotas y, la tercera, centrada en la fabricación de snacks para mascotas.

“Los anteriores dueños eran una familia que conocimos en una feria en Nuremberg y se convirtieron en clientes. Ellos producían alimentación para perros y nos solicitaron que fabricásemos la de gatos. Años después, adquirimos su fábrica”, explica la responsable de Derwent para justificar el origen de estas fábricas.

Allí trabajan 200 personas, que se suman a las quince que tiene el grupo en su sede central de la calle Peña Herbosa, en Santander.

Parte del equipo de Derwent Group de Santander, en sus oficinas en la calle Peña Herbosa.

“De forma indirecta, trabajan con nosotros otras cincuenta personas más”, concreta Arévalo, que enfatiza que “todas, desde la primera a la última, tienen la misma importancia” en su empresa.

La familia no descarta abrir una fábrica en Cantabria, “¿Por qué no?”, responde la responsable de Derwent. “Nos gusta mucho lo que hacemos y siempre buscamos innovar y crear. No es tan difícil que en un futuro se pueda hacer. Nunca se sabe…”.

Derwent está presente en estos momentos en más de 60 países de varios continentes, algunos muy alejados. “En India estamos a tope y ahora estamos trabajando mucho en China, ya que hasta ahora no se podía importar alimentación de mascotas (solamente vía Hong Kong). Pero esto va a cambiar y nosotros somos una de las empresas elegidas para poder entrar en este mercado” anuncia Arévalo ilusionada.

Bregar con tiempos de pandemia

Esa diversificación de negocios y mercados no significa que Derwent no haya notado el efecto de la pandemia, aunque de diferente manera según las actividades. “La ingeniería ha estado un poco más parada, pues la mayor parte de nuestros proyectos son internacionales y ahora es difícil viajar”, relata Sofía Arévalo. “El cierre de la hostelería también nos afecta, pues perjudica a nuestros clientes granjeros –de peces– que no pueden sacar el pescado, con lo cual nos afecta a nosotros”.

En su división de trading, la incertidumbre les ha llevado a mantener unos stocks de materias primas más altos que nunca para no verse obligados a interrumpir los envíos a sus clientes. La alimentación de mascotas es la parte del negocio que da más satisfacciones. Bien sea por la necesidad de compañía de las personas, derivada de los confinamientos, o por la evolución natural al alza que ya se venía observando, las ventas han crecido muy significativamente.

“En conjunto, no nos podemos quejar. Somos afortunados, ya que al ser considerados empresa esencial no hemos tenido que cerrar en ningún momento, como les ha pasado a muchos otros empresarios”, admite la responsable del Grupo, que se plantea este nuevo año con tanta ilusión como expectación. “El bicho nos está dando muchos dolores de cabeza a nivel personal y profesional. Esperemos que con las vacunas esté pronto controlado”, manifiesta esperanzada.

María Quintana

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