La capital de la cultura
Después de perder la posibilidad de convertir Santander en la capital europea de la cultura, el entonces alcalde, Íñigo de la Serna, manifestó su intención de crear una especie de milla cultural, aprovechando el eje que iban a formar el Centro Botín, el nuevo museo regional prehistoria, el Archivo Lafuente, la remodelación del MAS y algunas cosas más. Desde entonces, solo se ha materializado el Centro Botín y, sin embargo, se ha avanzado mucho en esa dirección. Eso sí, por caminos completamente inesperados.
El MAS se quemó mientras se remodelaba, y ahora no sabemos para cuándo se podrá finalizar. Al Archivo Lafuente le han puesto tantas trabas que tendremos mucha suerte si su propietario no se harta y renuncia a ceder los fondos. Y el edificio del Banco de España ha pasado de unas manos a otras.
Cuando todo lo previsto parecía desbaratarse, surgió por sorpresa la posibilidad de acoger en Gamazo la colección de arte moderno propiedad de Aena, una de esas cosas que De la Serna ha barrido para Santander, aprovechando el cargo de ministro, y Ana Botín ha decidido alojar en la sede del Banco Santander en el Paseo de Pereda la espectacular colección de arte reunida por la entidad, con sus fondos propios y los que le han llegado a través de fusiones y absorciones (los del Urquijo, Central, Hispano…), hasta componer la que quizá sea la mejor colección privada del país.
Ninguna ciudad española tendrá una oferta de arte semejante, salvo las grandes capitales, algo que solo podrá justificarse si somos capaces de atraer a un público foráneo interesado por la cultural, no muy numeroso pero de alto poder adquisitivo, y si lo aprovechamos como imagen de marca, tal como lo está Málaga con sus recientes museos.