Aún no se gestiona la mitad de los residuos de construcción

El Plan de Residuos propone nuevas plantas en Campoo y Liébana

El parón que desde el inicio de la crisis afecta al sector inmobiliario ha hecho descender drásticamente el volumen de residuos generados por la construcción, pero no la necesidad de seguir gestionándolos adecuadamente. El objetivo que se persigue es que esos residuos inertes, básicamente áridos mezclados con maderas, metales, plásticos y cartón, sean procesados y recuperados para su posterior reutilización. La recuperación de los áridos, que son el mayor volumen de esos residuos, permitirá reducir el impacto ambiental que supone la explotación de canteras.

A pesar de las regulaciones, España aún arroja datos poco satisfactorios, ya que se estima que el 49% de los residuos de construcción y demolición (RCDs) son gestionados de forma incorrecta o ilegal, y en muchos casos acaban en escombreras descontroladas, con el consiguiente daño al paisaje y al medio ambiente.

La lucha contra esas malas prácticas se convierte en una labor esencial de las instituciones, mediante dos actuaciones: el fomento de la ‘compra verde’, para que en las obras públicas se utilicen áridos reciclados, y el control de los certificados que acreditan la correcta gestión de los RCDs en todas las obras.

Nuevas plantas

Cantabria cuenta con cuatro plantas para el tratamiento de los residuos de construcción: la de Sadisa, en Meruelo, con una capacidad de 80.000 toneladas al año; la de Valoria (Cacicedo de Camargo), para 362.800 Tm/año; la de Excavaciones Josman (Marina de Cudeyo), que es la más pequeña, con 3.600 Tm/año; y la de Reciclajes Camargo, que puede llegar a tratar 90.000 Tm/año. En conjunto, una capacidad más que sobrada para atender las 110.000 toneladas de RCDs que se produjeron en la región en 2013, último dato disponible. Esa cifra se corresponde con el punto más bajo de la crisis de la construcción, pero también para las necesidades normales (se consideran como tales 0,58 Tm de residuos de este tipo por habitante y año). En ese caso, Cantabria produciría unas 335.000 toneladas de RCDs, pero esta cifra solo puede considerarse una referencia aproximada, porque la generación de estos residuos tiene fluctuaciones muy importantes en función de la actividad constructora.

El RCD es un residuo que por su volumen y su bajo valor comercial no puede transportarse a grandes distancias; de ahí que las plantas de reciclado se sitúen en las zonas donde más se edifica. Para evitar la necesidad de ese traslado y completar el mapa regional de plantas, el Plan de Residuos propone la apertura a medio o largo plazo de nuevos centros de reciclaje en la zona occidental de Cantabria, con una capacidad de 30.000 Tm/año, y de dos plantas en la zona sur de la comunidad y en el área central/occidental, capaces de tratar entre 80.000 y 100.000 toneladas. Su materialización dependerá de que se reactive la construcción en esas zonas y del interés que muestre la iniciativa privada.

Valoria, la mayor planta de reciclado de escombros de Cantabria

Segunda vida para los áridos

 

Las plantas de reciclado realizan una labor que suele pasar desapercibida, pero contribuyen a que muchos materiales procedentes de obras y derribos vuelvan a la cadena productiva, con el consiguiente ahorro de recursos naturales y con un efecto indudable en la conservación del entorno.

Desde su creación en 2010, Valoria se ha convertido en uno de los centros de referencia para el reciclaje de residuos no peligrosos de Cantabria, por su ubicación en un punto estratégico del área de la Bahía y por su capacidad de procesamiento. Con sus cerca de 363.000 Tm/año, esta planta es la mayor de las cuatro que existen en la comunidad.

En sus instalaciones de Cacicedo recibe y trata residuos de construcción y demolición –básicamente áridos, mezclados con maderas, metales, plásticos y cartón– procedentes de las obras y las industrias de Cantabria.

Las empresas constructoras, excavadoras y transportistas llevan los residuos a este centro de reciclaje para su procesamiento y posterior reutilización. Tras un proceso de selección, se consigue recuperar el 90% de los residuos que entran en la planta, separados en áridos, férricos, maderas y cartón. El 10% no reciclable tiene como destino final el vertedero.

La planta recupera más de 60.000 toneladas al año de áridos procedentes de la construcción

La planta obtiene, básicamente, áridos reciclados, además de los subproductos que recupera. Cada año devuelve a la cadena productiva entre 60.000 y 90.000 toneladas de rajón, arenas, hormigón y asfalto reciclado molido, que se convierte de nuevo en materia prima con un precio muy competitivo. Estos áridos son adquiridos por constructores y ganaderos para su utilización en obras, canalizaciones, urbanizaciones y caminos.

Los áridos reciclados tienen una segunda vida en el mercado.

Entre los numerosos clientes que llevan sus residuos inertes de construcción y derribos a Valoria y que realizan una correcta gestión de estos RCDs se encuentran empresas como Aspla, Solvay,  Excavaciones Ricardo Alonso Hoyo, Arruti, Palomera, Contenedores Torrelavega, Hermica, Siec, Contenedores Cantabria, Energía y Medio Ambiente García Sánchez, Tragsa, Dragados Cuevas, Ferrovial o Franferma, además de pequeñas empresas, autónomos y ganaderos.

A la vez que gestionan adecuadamente sus residuos, las constructoras utilizan en sus obras cada vez más el árido reciclado que sale de la planta. De esta forma, contribuyen a la llamada ‘economía circular’, logrando que el material reciclado retorne a la cadena de producción, además de evitar el grave problema que tradicionalmente han planteado los vertidos incontrolados de escombros en una región como Cantabria.

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