Desembarco de gasolineras ‘low cost’ mientras zozobran las áreas de servicio
Hay concesionarias que llevan años sin pagar por la caída del negocio y solo ha habido interesados para el área de Gornazo
El desembarco en Cantabria de Ballenoil, la mayor operadora independiente de combustible, con seis gasolineras semiatendidas, contrasta con la situación ruinosa de las áreas de servicio. Fomento ha sacado varias de ellas a licitación reiteradamente sin encontrar concurrentes y las que funcionan están en precario, porque los márgenes del negocio no permiten afrontar los cánones que impone el Ministerio. Después de alguna rebaja en las pretensiones, por fin ha encontrado un interesado para la de Gornazo, la empresa Iniciativas y Estaciones del Norte, del grupo Propenor.
La intención de Ballenoil de abrir simultáneamente seis gasolineras en Cantabria prácticamente sin atención personal y desatar una guerra de precios contrasta con la situación que atraviesan las áreas de servicio de las autovías, cuya explotación ha resultado ruinosa en los últimos años.
Ballenoil opera ya en siete comunidades y, a partir de esa experiencia, calcula que hará bajar los precios de los combustibles en la región en unos diez céntimos por litro.
Sus estaciones de servicio estarán situadas en Santander, Camargo, Castro Urdiales y Laredo y responden a un modelo ‘low cost’ más agresivo que los asentados hasta ahora en la región. Las gasolineras estarán atendidas durante el día por una sola persona y en horario nocturno funcionarán sin personal.
El grupo madrileño, que también es propietario de las estaciones de lavado La Ballena Azul, no es el único convencido de que aún hay negocio en Cantabria. La apertura de Ruycopetrol en Barreda intenta repetir el éxito que esta compañía cántabra ha tenido en su estación de servicio de Tanos, con una fórmula de bajo coste menos agresiva.
Propenor ha sido el único licitador y se quedará con el área de servicio de Gornazo
El sol que sale para unos se oscurece para otros, los del segmento más alto, las áreas de servicio. Pero también para otros empresarios tradicionales del sector que, cuando han ido a ampliar sus instalaciones cercanas a las autovías se han encontrado con que la Ley de Carreteras que impulsó el Gobierno de Mariano Rajoy hace cuatro años lo impide.
La Ley cambió las exigencias para construir en las proximidades de una autovía, algo que por entonces pasó desapercibido, quizá porque en ese momento la crisis había paralizado casi todos los proyectos, pero la reactivación está deparando más de un disgusto a las estaciones situadas a los márgenes que creían poder ampliar su negocio y se encuentran con que ya no es posible hacerlo en su emplazamiento o utilizar las parcelas que tenían previstas. Para cualquier ampliación deberán apartarse 50 metros del borde de la calzada, una distancia que las circunstancias orográficas y poblacionales de Cantabria hacen muy difíciles de encajar, ya que inutiliza un pasillo de 150 metros (los bordes de ambas márgenes más la propia plataforma de la carretera).
Fomento quería evitar problemas futuros, como el que está suscitando la construcción de un tercer carril entre Bezana y Torrelavega, con más de un centenar de alegaciones de vecinos de Bezana, alarmados porque la ampliación de las calzadas prácticamente meterá la autovía bajo el balcón de sus casas.
Buscado o no, la nueva norma revitaliza, en cambio, las áreas de servicio, que se encuentran de capa caída como consecuencia de los altísimos cánones anuales que les cobra el Ministerio y la fuerte inversión inicial. Los reiterados fracasos en los concursos para adjudicar el área de servicio de Cieza, para atender el tráfico de la Autovía de la Meseta, son un buen indicio del escaso interés que ahora suscitan. Una situación que no tiene nada que ver con la que se daba hace dos décadas, cuando Shell se adjudicó el área de Gornazo, en la A67, con el compromiso de hacer la inversión de seis millones de euros que exigía el pliego de condiciones y abonar un canon que superaba en los últimos años los 400.000 euros anuales, como consecuencia de los sucesivos ajustes en función del IPC.
Un canon que el concesionario no pagaba desde hace tiempo, lo que ha suscitado su remoción. Finalmente, el Ministerio ha sacado a concurso la estación por cinco años y con un coste total estimado para el adjudicatario de 3.636.035 euros, algo más de 700.000 euros por ejercicio, que se originan como consecuencia del canon anual fijo de 196.000 euros y la participación exigida por cada litro de combustible vendido.
Solo se ha presentado una oferta, la de Iniciativas y Estaciones del Norte, vinculada al grupo cántabro Propenor, que será la adjudicataria.
La irregular situación de Valdáliga
Fomento empieza a normalizar así la insólita situación que se da en las áreas de servicio desde hace tiempo. En la de Valdáliga (Autovía del Cantábrico), la concesión quedó en manos de Sacyr, la misma compañía que había construido el tramo, algo que ha sido bastante habitual en las autovías y autopistas españolas, pero Sacyr se desprendió de ella al cabo de unos años, pasando la concesión de la estación de servicio, el hotel y la tienda-bar de su filial Cafestore a manos de una sociedad unipersonal llamada Neopistas. Desde hace siete años, Neopistas no paga el canon al Ministerio de Fomento, que por entonces era de 482.000 euros por ejercicio, y un tiempo después entró en concurso de acreedores.
La Dirección General de Carreteras debería haberle retirado la concesión por estos motivos, algo que le están exigiendo otros propietarios de gasolineras por vía judicial, al entender que está realizando una competencia desleal, puesto que no paga parte de los costes.
Los servicios jurídicos del Estado llevan años sin resolver estas situaciones, que también se dan fuera de Cantabria, y el hecho de que Fomento no actúe resulta indicativo de lo difícil que le resulta encontrar otro concesionario dispuesto a pagar el canon establecido, que pudo ser asumible cuando en Cantabria había poco más de medio centenar de estaciones de servicio, pero no ahora que hay más de un centenar y menos ventas a repartir, al retraerse el consumo de combustibles.
A ese descenso de las ventas se ha unido una sensible merma en los márgenes de cada litro expendido, que no se compensa con los negocios accesorios (hostelería y tiendas de conveniencia), cuya rentabilidad también ha decaído, al haberse multiplicado la oferta.
El margen bruto del combustible no sobrepasa el 15%, y se reparte entre las petroleras, quienes se encargan de su transporte a los puntos de venta y las gasolineras.
Las otras áreas de servicio pendientes
La mala experiencia no quiere decir que Fomento renuncie a seguir construyendo áreas de servicio. De hecho, ha previsto otra en la A8, a la altura de Liendo, donde el flujo de tráfico es bastante mayor que en la Autovía de la Meseta, lo que no asegura que encuentre un concesionario dispuesto a pagar el canon.
El proyecto superó el informe de impacto ambiental hace más de un año pero sigue sin haber sido sacado a licitación. Al adjudicatario se le exigirá la construcción de una estación de repostaje con 6 tanques de combustible, un edificio de repuestos y accesorios y una cafetería-bar. En ese momento, Fomento se planteaba dos alternativas de emplazamiento entre los enlaces de Oriñón y de Liendo, distanciadas unos 3 kilómetros. Una de ellas se ubicaba en la margen derecha, a la altura del punto kilométrico 163, y ocuparía 2,62 hectáreas; la otra estaría en la margen izquierda, en el punto kilométrico 166, con una superficie de 3,44 hectáreas.
Carreteras también intenta, desde hace tiempo, que un empresario levante un área de servicio en la Autovía de la Meseta. Deberá instalarse en Cieza, entre los túneles de Pedredo y Gedo, con surtidores en ambos lados de la calzada, pero exige una inversión de 7,4 millones de euros que nadie ha querido abordar hasta ahora.
El proyecto se redactó hace trece años y ya ha salido al menos cinco veces a licitación sin encontrar un candidato, quizá porque nadie cree rentable hacer una inversión semejante, aunque se le conceda una explotación por 40 años.
El complejo se ha diseñado con una estación de servicio con al menos 12 surtidores, un edificio destinado a oficina y tienda, un taller para reparaciones rápidas, un área de restauración con 180 plazas, zona de descanso, juegos infantiles, y un espacio habilitado para el aparcamiento de unos cien turismos y una decena de transportes pesados, además de autocaravanas.
La extensión requerida es muy considerable, teniendo en cuenta que solo el aparcamiento ocupará un terreno de más de 20.000 metros cuadrados, y que servirá, además, para regular el tráfico pesado en épocas de inclemencias meteorológicas, especialmente durante las heladas o fuertes nevadas que dificultan la circulación de ese tipo de vehículos en la Autovía de la Meseta.
En Jesús del Monte (Ribamontán al Monte), Fomento también quiso disponer de un área de servicio, que se construiría a una sola mano de la autovía, la margen derecha, ya que quienes circulan entre El Haya y Solares han de salir a repostar fuera del ámbito de la carretera. En este caso, la inversión era más modesta (el presupuesto de las obras se calculaba en algo menos de tres millones de euros y el canon mínimo de explotación anual se fijaba en 30.000 euros). Se convocó en 2010 y nunca ha encontrado un adjudicatario.
Fomento está revisando a la baja sus pretensiones, a la vista de estos resultados, pero todo parece indicar que tardaremos en ver atendidas las autovías con más áreas de servicio mientras que las estaciones se están multiplicando en el resto de las carreteras, donde no están condicionadas a ninguna inversión ni canon.