El ‘paraíso fiscal’ cántabro

Con la armonización subirían los impuestos en la región. Ahora, un soltero de 30 años que hereda 800.000 euros paga 103.000 en Asturias y cero en Cantabria

La armonización fiscal es la penúltima polémica en un país que tiene dos o tres cada semana. Lo cierto es que muchas autonomías están sufriendo la fuga de grandes contribuyentes desde que Esperanza Aguirre convirtió Madrid en un refugio fiscal, apoyándose en la enorme fortaleza financiera que le da ser sede de numerosas entidades públicas y privadas. Cantabria acabó por seguir esa estela, ya que también se veía afectada por la competencia del País Vasco, y tiene uno de los Impuesto de Sucesiones y Donaciones más bajo de todo el país, por lo que a su vez se convierte en el centro de atracción de asturianos pudientes, que se censan aquí.


Son frecuentes las críticas por las diferencias administrativas entre autonomías pero en España donde realmente se rompe la unidad de mercado es en los impuestos. No es lo mismo morirse en Andalucía que en Cataluña ni tampoco da igual ser rico en Madrid o en Extremadura. El margen que tienen las comunidades para modificar al alza o a la baja algunos de los impuestos cedidos, como los que gravan el patrimonio, las herencias y las donaciones, ha provocado un auténtico dumping fiscal. Madrid, el territorio más benévolo con las rentas altas, ha acabado por atraer a los grandes contribuyentes de otras regiones para beneficiarse de ello, agravando el vaciamiento de riqueza de grandes territorios del país.

Asturias, Castilla y León y la Comunidad Valenciana son las autonomías que tienen el impuesto sobre Sucesiones más alto de toda España. En cambio, en Cantabria, Galicia y Andalucía la inmensa mayoría de los contribuyentes no pagan nada por este tributo.

En el impuesto de patrimonio, los ciudadanos de Aragón, Extremadura y Cataluña son los que más pagan, mientras que en Madrid, y algunas provincias del País Vasco es de cero. Cantabria, en este caso, está en la media.

Así se desprende del informe ‘Panorama de la Fiscalidad Autonómica y Foral 2020’, elaborado por el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF-CGE), que se vale de ejemplos prácticos para poder comparar los tributos en las distintas comunidades.

Esta comparación permite entender el debate sobre la competencia fiscal desleal entre regiones que ha aflorado por el preacuerdo alcanzado entre el Gobierno central y ERC para lograr una armonización fiscal en toda España y acabar con lo que el portavoz de los republicanos, Gabriel Rufián, define como el “paraíso fiscal” de la Comunidad de Madrid.

Impuesto de Sucesiones

En este informe están recogidos, a grandes rasgos, las figuras tributarias en cada comunidad autónoma, aunque en algunas de ellas suelen actualizarse anualmente. Cada impuesto en las distintas comunidades tiene distintas variables, en función de tramos, nivel de parentesco, etc. que hacen difícil la comparación, por lo que resulta más clarificador comprobar cómo le afectaría esa distinta fiscalidad a un tipo concreto de persona.

Un soltero de 30 años que hereda bienes por valor de 800.000 euros tendría que pagar Asturias una cuota líquida de 103.135 euros. Las siguientes tributaciones más altas se produciría en Castilla y León (81.018 euros); Comunidad Valenciana (63.1936) y Aragón (55.466).

En cambio, en Baleares solo pagaría 5.950 euros; en el País Vasco, 3.150 y en Madrid 1.586. Pero en ningún lugar pagaría menos que en Andalucía, Cantabria y Galicia, porque en estas tres comunidades su cuota líquida sería 0.

Impuesto de Donaciones e Impuesto de Patrimonio

En el impuesto sobre donaciones, y poniéndonos en el caso de un hijo de 30 años que recibe de su padre 800.000 euros en efectivo, donde más tributaría sería en Castilla y León y Extremadura, ya que tendría que pagar una cuota líquida de 200.122 euros. Las siguientes comunidades más onerosas fiscalmente serían Aragón (177.706 euros a pagar) o Asturias (176.700), pero de nuevo en este caso su paraíso fiscal estaría en Cantabria, porque su cuota líquida sería 0.

Respecto al impuesto sobre el patrimonio, y bajo el ejemplo de un contribuyente con más de 800.000 euros –sin tener en cuenta los 300.000 exentos de la vivienda habitual–, el territorio dónde más tributaría es Aragón (1.164 euros, seguido de Extremadura (1.099), Cataluña (769) y Comunidad Valenciana (539).

En Cantabria pagaría 240 euros. En este caso, un poco más que en Asturias (allí serian 220) pero los territorios más baratos para este impuesto son Madrid, Vizcaya y Álava, donde no tendría que abonar nada.

Estas cuantías pueden cambiar año a año, porque hay comunidades que actualizan anualmente las figuras tributarias. La Rioja, por ejemplo, eliminó en este ejercicio una bonificación del 75% que aplicaba sobre la cuota del impuesto de Patrimonio, y el Gobierno catalán decidió a mediados de este año aumentar el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones así como el IRPF.

Residencia simulada

La muerte de Emilio Botín Sanz de Sautuola dio lugar a la primera batalla legal para determinar su auténtica residencia fiscal.

Los traslados ficticios de muchos contribuyentes de altas a donde menos se paga no solo se producen a Madrid. Cantabria también está generando esa expectativa en Asturias, y lo saben muy bien algunos despachos locales de asesoría a los que llegan consultas a este respecto con cierta frecuencia.

Las regiones que más contribuyentes pierden por estos traslados han reaccionado creando comisiones para analizar si son reales o ficticios, dado que la pérdida de ingresos que suponen esas huidas es muy significativa, pero no es sencillo determinar el lugar real de residencia porque suele tratarse de personas con mucha movilidad. En esta labor detectivesca se acude incluso a los tickets de farmacia o, cuando se produce el fallecimiento de estos contribuyentes, a dónde se ha realizado el funeral.

No es nuevo. En 1993, tras el fallecimiento de Emilio Botín y Sanz de Sautuola, abuelo de la actual presidenta del Banco Santander, la familia liquidó el impuesto de Sucesiones en Cantabria (unos 36 millones de euros), pero la comunidad de Madrid les recordó que estaba empadronado en la capital desde que Juan Hormaechea, siendo alcalde, estableció un polémico recargo municipal sobre el IRPF. Cuando murió  Botín no había diferencias significativas en los tipos fiscales pero Madrid utilizó otra base de cálculo de sus bienes y le pasó una liquidación mucho mayor (aproximadamente el doble). Cantabria recurrió y, después de reunir muchas pruebas de que pasaba más de 180 días al año en Santander o Puente San Miguel, consiguió hacerse con el impuesto sobre la herencia, y recrecido por el recálculo de la hacienda madrileña, pero es una disputa demasiado compleja y costosa como para hacerlo con todos los contribuyentes que abandonan una comunidad.

La armonización fiscal evitaría este traslado interno de contribuyentes, sobre todo a Madrid, pero va a perjudicar, casi inevitablemente a los contribuyentes cántabros, porque cualquier aproximación que se realice obligaría a revisar al alza los impuestos de sucesiones o donaciones, de los que en estos momentos está eximida prácticamente toda la población de nuestra comunidad autónoma.

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