El Santander petrolero
El departamento colombiano mantiene un crecimiento superior al 5% desde hace años y ya supone el 8% del PIB nacional
Al otro lado del Atlántico hay un Santander petrolero. Es un departamento de Colombia nacido el 13 de mayo de 1857, dos días antes de que se fundase el Banco de Santander en España. Situado a la derecha de la ruta que va de Bogotá a Mediellín, es el mejor ejemplo del milagro económico que vive el país y en los últimos años ha emprendido grandes obras de infraestructura, como la construcción de un puerto multimodal en el Rio Magdalena. Con un crecimiento sostenido del 5,4% desde hace años, Santander se afana ahora por diversificar su economía para combatir el bajo precio del petróleo.
Situada en la cordillera de los Andes Septentrionales, atravesada por el Río Magdalena, que desemboca trescientos kilómetros más abajo en el Mar del Caribe, Santander tiene una extensión de 30.537 kilómetros cuadrados (equivalente a Galicia) y dos millones de habitantes. Su capital es Bucaramanga, que está a mil metros de altitud, y sobre un enjambre sísmico con epicentro a 150 kilómetros de profundidad, de manera que registra un promedio de 85 terremotos de baja magnitud al día.
Políticamente, Santander es un Departamento de la República de Colombia que estuvo unido con el actual departamento limítrofe llamado Norte de Santander, que a su vez es fronterizo con Venezuela. Ambos formaron el Estado Soberano de Santander de los Estados Unidos de Colombia en la segunda mitad del siglo XIX.
Recibe su nombre por Francisco de Paula Santander; militar, político y prócer de la independencia de Nueva Granada. Conocido como el hombre de las leyes y el organizador de la victoria, Santander fue vicepresidente de la Gran Colombia, de 1819 a 1827, y presidente de la República de Nueva Granada, de 1832 a 1837. Estableció el primer sistema de educación pública de Colombia y sus ancestros emigraron a América a finales del siglo XV. Se cree que eran originarios de Ribamontán al Mar.
La existencia de petróleo en el Santander del Nuevo Mundo se conocía ya desde que llegaron los primeros conquistadores. En 1536, Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, en su ‘Historia General y Natural de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano’, dice que “una jornada adelante del pueblo de Tora hay una fuente de betún que es un pozo y está entrando en la montaña, al pie de la sierra, y es gran cantidad y espeso licor. Y los indios lo traen a sus casas y se untan con ese betún porque le hallan bueno para quitar el cansancio y fortalecer las piernas; y de ese licor negro y de olor de pez y peor, sírvense dello los cristianos para brear sus bergantines”.
Refinería, puerto y puente
Santander tiene actualmente 34 campos petrolíferos, con una producción de 60.000 barriles diarios de crudo (más que toda Bolivia, por ejemplo). Eso supone el 6,4% del petróleo que extrae Colombia, que es el vigésimo productor mundial.
Además, en Barrancabermeja está la refinería más grande de Colombia y la segunda de todo Sudamérica, propiedad de la empresa estatal Ecopetrol. Allí se refinan unos 250.000 barriles al día. La empresa surgió de la antigua Tropical Oil Company, que fue disuelta en 1951, pasando los activos al Estado.
En Santander no solo se ocupan de los yacimientos y de la industria del petróleo sino también de darle salida al exterior, y desde 2015, funciona el puerto multimodal de Barrancabermeja, en el Río Magdalena, la principal arteria fluvial de Colombia. El puerto, aún en la primera fase, tiene 1.200 metros de línea de atraque y es un punto estratégico de transferencia del modo fluvial al tráfico por carretera.
Sus instalaciones permiten mover más de 30 millones de barriles de crudo al año y dos millones de toneladas de carga seca. La terminal cuenta con seis tanques que pueden almacenar 720.000 barriles de crudo, y puede mover 180.000 contenedores al año.
Otra prueba del desarrollo económico de Santander es la construcción del puente sobre la quebrada Hisgaura, que estará listo en 2018. En él se han invertido más de cien millones de dólares y la empresa encargada de las obras es Sacyr. Será el más alto de Sudamérica, con 148 metros de fuste y una longitud de 653 metros (el viaducto de Montabliz, por ejemplo, tiene 130 metros de alto y 721 metros de largo).
En general, Colombia experimenta un auténtico milagro desde comienzos del siglo XXI y fue invitada a la reunión ministerial de la OCDE en 2014. En esos 14 años duplicó el PIB per capita, llegando a 7.933 dólares, tras un crecimiento sostenido del 4,3%, con una inflación contenida en el 2,7%.
En este tiempo, la participación de Santander en el PIB nacional de Colombia pasó del 5,0% al 8,4%, el ingreso per cápita aumentó casi un 50% en términos reales; el desempleo se redujo del 13,6% al 9,7% y la incidencia de pobreza pasó del 48% de la población al 28,5%. Ninguna región aprovechó mejor esa coyuntura de crecimiento que Santander para crear infraestructuras, de manera que su PIB ha venido creciendo a un ritmo anual del 5,4%, más de un punto por encima del promedio nacional.
Tras el reciente acuerdo de paz con las FARC, Colombia podrá invertir en desarrollo económico el dinero que hasta ahora se gastaba en combatir a la guerrilla. Pero esa buena noticia se contrapone con una peor coyuntura, por la caída del precio del petróleo y la reducción de la demanda en China, ya que su economía creció el año pasado solo un 2,3%, según el Banco Mundial.
Por esto, Santander trata de reorientar sus recursos y diversificar su producción. Es el primer productor nacional de tabaco negro y rubio, caco (una especie de ciruela), limón y yuca; ocupa el segundo lugar en producción de huevos y pollo y es el sexto en ganado bovino. El turismo, además, ha sido impulsado en los últimos años con atractivos como el Parque Nacional del Chicamocha que cuenta con el teleférico más largo de Sudamérica y con los deportes de aventura.
Juan Carlos Barros