Jaime Botín le echa una mano a la Fundación

No son tiempos fáciles para nadie y tampoco para la Fundación Botín, otrora económicamente poderosa y ahora sumida en bastantes estrecheces. El recorte del dividendo del Banco, del que se nutría y los muchos problemas que le está dando la fachada del Centro Botín hacen que tenga que dosificar sus esfuerzos expositivos, pero Jaime Botín, tío del actual presidente de la Fundación, Javier Botín, ha venido a echar una mano decisiva: No solo presta parte de su magnífica colección para una mantener una exposición permanente sino que aportará un millón de euros al año para ayudar a cubrir los gastos del Centro.


Daniel Vázquez Díaz. ‘La mujer de rojo’. 1931. Óleo

Jaime Botín ha cedido a la Fundación Botín, de la que es uno de los patronos, parte de su colección personal para que se exponga de forma permanente en el Centro Botín de Santander, a partir del día 23. Se trata de una selección de obras maestras del siglo XX que se exhibirán en una sala de la primera planta del Centro Botín bajo el título Retratos: Esencia y Expresión.

Las obras cedidas son: Femme espagnole (1917) de Henri Matisse; Self Portrait with injured eye (1972) de Francis Bacon; Arlequín (1918) de Juan Gris; Al baño. Valencia (1908) de Joaquín Sorolla; Mujer de rojo (1931) de Daniel Vázquez Díaz; Figura de medio cuerpo (1907) de Isidre Nonell; El constructor de caretas (1944) de José Gutiérrez Solana y Retrato de mi madre (1942) de Pancho Cossío.

Francis Bacon. Self Portrait with Injured Eye. Óleo. 1972

 

La cesión incluye obras de Matisse, Bacon, Juan Gris, Sorolla, Vázquez Díaz, Isidre Nonell, Gutiérrez Solana y Pancho Cossío

Asociada a esta cesión, que tiene una duración de cinco años renovables, Jaime Botín también donará un millón de euros al año para contribuir al programa artístico y a la misión social del Centro Botín. Una ayuda muy importante para la Fundación, que ha visto sustancialmente mermados sus ingresos desde que el Banco Santander redujo a la tercera parte el dividendo de sus acciones –su principal fuente de financiación– y se enfrenta a los gastos derivados de la construcción del edificio y a un problema insidioso, el acelerado desprendimiento de las piezas cerámicas de la fachada, una cubierta muy costosa que retrasó la obra, para garantizar su resistencia en el tiempo, y que en la práctica ha resultado un fiasco, ya que la convivencia entre la cerámica y el soporte metálico al que van atornilladas cada una de las 280.000 piezas no es mejor que la de la cerámica sobre el hormigón, inicialmente prevista y desechada tras los problemas sufridos por la cubierta cerámica del Palau de las Arts de Valencia.

Rasgos comunes

José Gutiérrez Solana. ‘El constructor de caretas’. Óleo

La Fundación Botín considera que esta nueva sala potenciará de forma “muy significativa” el proyecto del Centro Botín justo cuando se cumple un año de su apertura.

Las obras cedidas reflejan el arte del siglo XX. Todos los artistas se formaron en los años finales del siglo XIX y principios del siglo XX, un periodo complejo por su ruptura con la tradición y en el que se genera una rica actividad artística, con un amplio abanico de estilos que están presentes en esta colección: el modernismo con Nonell, el fauvismo con Matisse, el cubismo con Juan Gris, la figuración lírica con Cossío, el realismo con Solana, el neocubismo con Vázquez Díaz, el iluminismo postimpresionista con Sorolla o la nueva figuración, de fuerte carácter expresionista, de Bacon.

Las obras seleccionadas presentan tres rasgos comunes que definen y personalizan el conjunto: máxima expresión a través del color y de la luz, utilización de la figura como medio de comunicación e hilo conductor y, por último, el retrato, que constituye la esencia del conjunto.

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